En el marco del nombramiento de Buenos Aires como Capital Mundial del Deporte, la ciudad vivió un día histórico. Con el estadio Mary Terán de Weiss colmado, Simone Biles -la gimnasta más condecorada de la historia- fue recibida entre aplausos, banderas y lágrimas.

Los conductores Gonzalo Bonadeo y Daniela Etcheverry alentaron a los clubes presentes a agitar sus banderas, y el público respondió con una energía que hizo vibrar el estadio. Cuando el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, anunció su entrada, el lugar explotó.


Simone apareció en escena como una más, bailando, saludando, sonriendo. El público coreaba su nombre y ella, entre risas, se emocionó al confesar que “jamás había vivido algo igual”. Cuando los argentinos empezaron a cantar “una más y no jodemos más”, la traducción la hizo ruborizar y reír: una escena que selló la conexión inmediata con la gente.

Un gesto simbólico: la llave del Parque Olímpico
Durante el evento, Simone recibió “la llave del Parque Olímpico”, un reconocimiento por su legado en el deporte mundial. Además, le obsequiaron la camiseta de la Selección Argentina y la de la Confederación Argentina de Gimnasia.


Las jóvenes gimnastas argentinas le hicieron un pasillo de honor hasta el centro del estadio, donde la esperaba Laurent Landi, su entrenador. En ese instante, el rugido de las tribunas fue ensordecedor.
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Una clínica que fue pura inspiración
Bajo el nombre “Superando los límites”, la clínica reunió a las gimnastas más destacadas del país, a la Selección Nacional de Gimnasia Artística y a un grupo de niñas de entre 8 y 12 años que no podían creer lo que estaban viviendo.


Laurent Landi daba indicaciones, ajustaba detalles técnicos; Simone, mientras tanto, alentaba, chocaba los cinco y celebraba cada logro. Su calidez traspasó el aire: las chicas no paraban de sonreír.


Si siguen trabajando así, veo mucho futuro. Lo van a lograr.Les pido que se diviertan y que nunca se rindan. Disfruten el camino.”
Fue un momento que condensó todo lo que representa Simone Biles: talento, humildad y un amor genuino por la gimnasia.

Más allá de los límites
A los 28 años, Simone Biles es sinónimo de superación. Su historia va más allá de las medallas: fue quien redefinió la fortaleza al priorizar la salud mental durante Tokio 2020, una decisión que transformó la conversación mundial sobre el bienestar de los atletas.

Su paso por Buenos Aires reafirmó esa visión. Entre gritos de admiración y celulares levantados para registrar cada segundo, la GOAT de la gimnasia artística volvió a mostrar que lo más extraordinario no es lo que hace en el aire, sino la manera en que toca el suelo: con los pies firmes, el corazón abierto y la sonrisa de quien todavía disfruta como una niña.
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Fotos: Rocío Bustos
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