Hace tiempo que la tendencia de las cejas pobladas se instaló en las tendencias beauty, aunque, claro, no es el caso de todas: los excesos de depilación u otras causas pueden hacer que tus cejas se vean finitas y despobladas.
Por eso, los tratamientos estéticos destinados a darles forma y volumen son furor. Por otro lado, el maquillaje puede ser una herramienta para modificar su forma y rellenarlas, aunque es una solución momentánea.
Los tratamientos de micropigmentación (tatuajes en capas más superficiales de la piel) se usan para cubrir las zonas despobladas. Hay varias técnicas, como el microblading, el microfeathering o el microshading. Lo más nuevo por estos días es el micrograyling, especialmente desarrollado para las cejas más pobres.
Su traducción es similar a "sombreado gris" y concentra distintas técnicas de micropigmentación para diseñar la ceja con varios tonos, hasta lograr una terminación más difuminada y tridimensional. “Juega con sombras, gradaciones, polvos, 3D y colores para crear una ilusión de pelo real donde ya no lo hay y, además, ayuda a estructurar la mirada”, explican en la web francesa de Atelier du Sourcil, el único centro en el que de momento se realiza el micrograyling.
El microblading tatúa pelo a pelo, lo que lo convierte en un tratamiento especialmente recomendado para cejas con algunos huecos. La zona en la que no hay pelo se cubre y así se rediseña, creando una ceja más tupida. Se suele recurrir a esta técnica para rellenar el nacimiento de la ceja o la cola -el final-. Sin embargo, ante una ceja despoblada, es preferible recurrir a un tratamiento que actúe sobre toda la ceja, sin tener que reconstruirla pelo a pelo, lo que dejaría un resultado bastante artificial.
Hasta la fecha, en busca de esa naturalidad conocíamos el microshading -dibujar un sombreado empolvado en la piel que se encuentra bajo la ceja- y el microfeathering (uno de los más exitosos en Hollywood). Tras un detallado estudio de cada ceja, se micropigmenta pelo a pelo, siguiendo la dirección de este en cada área y clonando el color de la ceja natural. El resultado, por supuesto, es muy natural y prueba de ello es, por ejemplo, Mila Kunis, clienta habitual de Kristie Streicher, la experta en microfeathering.
El micrograyling se vale de todas estas técnicas y parte de un inicial estudio de cada ceja. Para crear un sombreado como el del microshading, se aplica coloración sobre la base de la ceja. Tras haber oscurecido con un tono muy natural la base, se realiza un microblading en las zonas donde haya menos vello. La diferencia con esta técnica es que el micrograyling combina varias tonalidades de pigmento para lograr un resultado más natural. El efecto final es el de un degradado que genera volúmenes y en el que no se aprecia tanto el trazo del microblading, sino de un sombreado. Es como si en vez de decolorar el cabello con tinte o mechas, se utilizaran ambas técnicas, logrando así una coloración con acentos, zonas más intensas, otras en las que se respetara la raíz, etc. Es como el balayage de las cejas.
