Malena Sánchez (26) –sentada en la terraza de un bar de Palermo y a punto de servirse un vaso de té frío– repasa su debut en televisión, a los 9 años, en Chiquititas, y aclara: “Fue una participación mínima, no es que puedo hablar seriamente sobre mi experiencia en los productos de Cris Morena”. Luego sí llegaron personajes más importantes: en Herederos de una venganza y Dulce amor y el año pasado se destacó en el rol de Marta Parisi en Cuéntame cómo pasó. Terminadas las fotos, nota que se olvidó de usar el pañuelo verde –que identifica a las personas que apoyan la despenalización del aborto– y se lamenta.
-Estás muy comprometida con el colectivo de actrices que trabaja para que se apruebe la ley, ¿no?
-Sí, claro. Muy. Hubo algunas asambleas a las que no pude ir porque estaba filmando, pero ahora que me liberé un poco no pienso faltar a ninguna. Siento que todos tenemos que informarnos más. De hecho, yo todos los jueves me reúno con un grupo de amigas y una feminista que milita desde hace muchos años y leemos o analizamos situaciones cotidianas para empezar a deconstruir.
-¿A qué te referís con “analizamos situaciones cotidianas”?
-Bueno, por ejemplo, es muy común escuchar a una mujer decir: “Yo soy re minita porque soy súper sensible”, y la pregunta sería: ¿eso es de minita o sólo de una persona que se permite expresar sus sentimientos? ¿Los hombres no tienen derecho a ser sensibles? Estamos inmersos en una sociedad machista y hay mucho por cambiar.
-¿Vos sufriste alguna situación de maltrato o acoso por parte de algún actor?
-Sí, hace poco. Estaba en el ensayo de una obra de teatro, me puse a elongar en una posición en que la que mi cola salía para afuera, se acercó un actor de 70 años y me dijo: “No te podés poner así”. Me incorporé, lo miré seria y le pregunté: “¿Por qué?” Se puso tan nervioso que me dio la peor respuesta del mundo: “Bueno, porque a mí se me erecta el miembro”. En ese momento me pasó algo raro: comencé a temblar y una sensación horrible me recorrió el cuerpo, así que le dije: “Sos un asco”. La verdad es que intenté olvidarme del tema, pero no pude y me bajé del elenco.
-Es fuerte lo que contás, ¿no querés decir el nombre del actor que te hizo perder un trabajo?
-No. Pero te voy a explicar por qué. Yo creo que este hombre se dio cuenta del gran error que cometió, está arrepentido –de hecho me mandó mil mensajes pidiéndome disculpas– y confío en que nunca más se va a desubicar así con otra actriz. Entonces hoy publicar su nombre sería estigmatizarlo en el rol de abusador y no es lo que quiero. Prefiero quedarme con la tranquilidad de que aprendió la lección. Sí me gustaría mucho que aquellos hombres que alguna vez maltrataron o acosaron a una compañera y hoy se dan cuenta de lo mal que estuvieron se disculpen con ellas. No importa que haya pasado mucho tiempo o crean que esa actriz lo olvidó. Estoy segura de que nadie borra de su memoria un episodio así y que a todas nos gusta escuchar la palabra “perdón” de aquel que nos lastimó.
-¿Y qué sentís cuando escuchás decir que las mujeres somos menos solidarias entre nosotras?
-Bueno, ese es otro gran mito que de a poco lograremos derribar. De hecho, yo puedo darte ejemplos concretos de lo lindo que es trabajar con mujeres porque lo hice en las últimas dos películas que filmé: Re Loca, con Natalia Oreiro, y la película El Potro, lo mejor del amor, con Flor Peña y Jimena Barón. Fue un placer trabajar con todas ellas y son un ejemplo de lo generosas que podemos ser entre nosotras. Es más, ¿te digo algo? Siento que las mujeres, cuando estamos unidas, nos potenciamos.
-En Re Loca te tocó ser la contrafigura de Natalia Oreiro, ¿cómo fue esa experiencia?
-Hermosa. Ya me habían dicho que trabajar con Natalia era lo más simple del mundo porque es una persona súper relajada, fresca, cero ego, una excelente compañera y eso lo comprobé en el acto.
-En la película de El Potro interpretás a Patricia Pacheco, la exmujer de Rodrigo y madre de su hijo, y, sinceramente, tenés un gran parecido físico con ella, ¿lo notaste?
-¿Viste? ¡Tremendo! No te imaginás lo fuerte que fue conocernos. Nos miramos y las dos quedamos como en shock. Ella me dijo: “Sos igual a mi hermana” y me abrazó. ¡Y Ramiro es idéntico a mi hermanito! No se puede creer.
-¿Es verdad que sos fanática del fútbol y jugás muy bien?
-Esta mal que lo diga yo, pero sí: juego bien (suelta una carcajada). Me gusta mucho el fútbol, soy de Boca y antes iba a la cancha siempreee… Ahora me anoté en un torneo de cinco domingos en el que voy a jugar seriamente. Me cuesta entrenar en la semana, pero esta vez me comprometí y lo haré.
-¿Tu novio (N. de la R.: el director de cine Julián Tagle) es tan fanático del fútbol como vos?
-Nooo… cero. Yo soy la futbolera de la pareja.
-¿Y cómo está viviendo Julián este aprendizaje sobre feminismo en el que estás inmersa, acompaña o le cuesta?
-Admito que a veces lo enloquezco un poco porque me volví adicta a marcar los micromachismos y, claro, se siente atacado. Yo estoy muy enamorada de él, hace cinco años que estamos juntos y convivimos, pero a la vez estoy trabajando esto de que nadie completa a otro y poder salir de los roles preestablecidos por la sociedad, como que él es quien tiene que cuidarme y protegerme. Confío en que lograremos hacer este aprendizaje juntos, pero ya me lo advirtieron: no es una tarea sencilla.
Textos: Juliana Ferrini. Producción: Sofía Pérez y Santía (Fotos: Maxi Vernazza/ Para Ti)