Bajo los cielos: vacaciones en Argentina - Revista Para Ti
 

Bajo los cielos: vacaciones en Argentina

Considero que planificar un viaje es el escenario posible donde voy sentando las bases -expectativas, curiosidades, anhelos- de lo que finalmente constituirá el descubrimiento de un nuevo camino. Así, al recrear las emociones que quedaron grabadas en mi memoria, concluyo cada uno de mis paseos mirando el firmamento, agradeciendo la oportunidad de haber conocido un nuevo destino y llevar de la mano al lector por los mismos caminos que he recorrido bajo los cielos del mundo.
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Estamos planificando nuestras próximas vacaciones en Argentina y debemos decidirnos por la montaña, la playa, los ríos o las sierras. ¿Mendoza, Córdoba, Villa la Angostura, Ushuaia, Iguazú o Mar del Plata? ¿A cuál de esas ciudades volvemos? 

Villa La Angostura

Nuestra Patagonia tiene tantos lugares encantadores que siempre es lindo regresar, por caso a esos pueblos de montaña donde se mezcla el horizonte de la cordillera con el silencio de sus bosques y el color azul profundo de sus lagos. 

Kayak en el lago Espejo.

Villa La Angostura es una ciudad característica de villa de montaña con casas de tipo alpinas y cabañas de madera. Está muy cerca de la ciudad de Bariloche y de San Martín de los Andes.

Tiene un pequeño centro comercial de tan solo 6 cuadras, instalado a ambos lados de la avenida Arrayanes, donde se concentran comercios, bares, restaurantes, farmacias, kioscos, mercados de artesanías, chocolaterías y licorerías.

A 2 km del pueblo se encuentran los puertos de la Bahía Mansa y el de Bahía Brava, cuyos nombres indican la mayor o menor incidencia que tiene el viento en sus aguas, poseen pequeñas playas muy bonitas a orillas del lago. Existen zonas más alejadas, como Puerto Manzano, bahía con playas de arena y complejos de cabañas y hoteles. 

En el Lago Espejo, alquilamos un kayac y estuvimos nadando un buen rato. La temperatura del agua cercana al borde de las montañas estaba templada en la superficie, ayudada por el calor del sol de la zona. 

Al Bosque de Arrayanes llegamos a pie, recorrimos el Sendero de Huella Andina- habiendo ingresando por el Parque Nacional Los Arrayanes. A continuación caminamos por un prolijo recorrido de vallas de madera con carteles informativos sobre fauna y flora del bosque patagónico; así hasta el Mirador de La brava y la Mansa.

Un poco más alejado se halla uno de los ríos más cortos del mundo: el  Correntoso, de unos 300 m de longitud. Este pequeño río tiene la misión de unir el Lago Correntoso con el Lago Nahuel Huapi.

Anduvimos por la ruta de productores y artesanos locales, visitamos las Eco Huertas, emprendimientos socio-productivos de agricultura orgánica familiar donde adquirimos productos frescos, elaborados con la última cosecha: frambuesas, grosellas, frutillas y dulces sin conservantes.

Lago Correntoso en Villa La Angostura.

Entre las varias actividades deportivas que realizamos se destaca canopy, aventura que te permite el traslado a través de las copas de los árboles -por tramos de 30 y 300 m- colgado de un arnés con cables de acero. Se hace sobre un bosque centenario y se cruzan vertientes y recodos del río Bonito a grandes alturas.

Otra fue una cabalgata por los bosques; cruzamos el río Bonito y bordeamos la costa del lago Nahuel Huapi, que cambió la manera de apreciar la naturaleza.

Concluimos nuestro paseo por Villa La Angostura desde el lago, nos sorprendimos divisando lugares escondidos mientras navegábamos por sus bahías.

Córdoba 

El paisaje de montañas y el agua de la provincia de Córdoba nos llevó hacia uno de los valles con mayor cantidad de aromas, colores y silencios protegidos de la zona; el Valle de Punilla -reserva ecológica privada de la Posada del Qenti. Esta posada se encarga de fomentar hábitos para una vida más saludable. Visitamos el invernadero y la huerta orgánica, que la provee de verduras, hierbas aromáticas y flores frescas comestibles. Como nos explicaron, se sirven de los productos que les brinda la temporada de huerta para elaborar el menú diario; ensaladas en verano y guisos y musakas en invierno.

Paisaje del Valle de Punilla en Córdoba.

En la posada existen múltiples actividades; una de ellas son las caminatas de aire puro que se hacen acompañadas por profesores del gym, recorriendo las sierras por caminos con  diferentes dificultades.

En el lugar hay dos piscinas, una exterior y otra cerrada, y una gran extensión de  terreno para recorrerlocaminando, a caballo o en bicicleta.

Diariamente se llevan adelante prácticas físicas, clases de flexibilidad, técnicas mindfulness, circuitos de hidroterapia, elongación asistida y gimnasia acuática, además de talleres de revitalización, alimentación saludable, salud energética -Feng Shui, Reiki-, Infusiones saludables, más la posibilidad de aprender el arte de combinar hierbas para tisanas y aguas saborizadas

Posada Qenti.

Asimismo tomamos clases de cuidados posturales, de Marmaterapia (similar al masaje Ayurveda), de estabilidad, equilibrio y coordinación, de yoga, de ritmos latinos, intercalando con noches de cine, shows de humor y cena con música.

Y si este verano regresamos a la posada de Qenti, sabremos que en ese contexto natural de vida saludable y movimiento, el silencio y el agua trabajan en equipo para que las ilusiones vuelen alto .

Mendoza

Mendoza es una de las capitales mundiales del vino. Pudimos pasear por los viñedos mendocinos, sus olivares, aguas termales, majestuosas montañas y alborotados ríos.

En el centro de la ciudad, sobre la Av. Arístides, se desarrolla una intensa vida nocturna y se concentran los restaurantes, bares y cervecerías; ciudad orgullosa de sus veredas anchas, arbolados bulevares y acequias callejeras (canales urbanos de riego artificial herencia de la tribu de los Huarpes)

Si bien en Mendoza una de las actividades recreativas mas escogidas por el turista es la visita a las diversas bodegas de la ciudad, no es menos cierto que los escenarios naturales del verano brindan la oportunidad de practicar turismo de aventura: rafting (parte de nuestro grupo se animó a practicarlo en uno de los caudalosos ríos con nivel intermedio de dificultad), cabotaje, pesca deportiva, travesías en bicicleta, escaladas y cabalgatas.

Rafting en los ríos de Mendoza.

Otro de los paseos fue al Cerro de la Gloria - símbolo de libertad- donde está el Monumento del Ejército de los Andes con varias escenas de la campaña de liberación del país. Antes de subir al monumento te encuentras con un muro plagado de placas de bronce que recuerdan aniversarios y homenajes al Gral. San Martín. 

Otro día almorzamos con amigos en un sitio de viñedos y olivos; allí conocimos una planta que se usa para la fabricación de aceite. En el campo, cerca de los árboles, crecen distintas plantas aromáticas que hacen que respires los sabores de las diferentes clases de aceite con las que serán procesados.

Bar Las Palapas en el Dique Potrerillos.

Terminamos nuestro viaje por Mendoza en Las Palapas, bar ubicado en el Dique Potrerillos escondido en  la cordillera. Disfrutamos de un atardecer andino entre viñedos y fogones.

Iguazú

Las Cataratas del Iguazú se hallan en la frontera entre Brasil y Argentina, con un parque nacional del lado brasileño y otro del lado argentino. En esa zona, el calor y la humedad son constantes. El impresionante caudal de agua al caer junto a la calma de la selva hace que solo escuches el bramido de la Garganta del Diablo.

Iniciamos el Paseo de la Luna Llena en un tren ecológico hasta la Estación Garganta del Diablo, donde comenzamos con guías  la caminata por la sinuosa pasarela; lo hicimos caminando durante 40 minutos  mientras observábamos otros saltos mas pequeños además de tortugas y garzas en los islotes del rīo. Llegamos por fin, al balcón de la Garganta del Diablo.

La Garganta del Diablo en Iguazú.

Al día siguiente, cuando amanecía, caminé entre la bruma por un sendero marcado por el hotel que te lleva hasta el río. Escuché los sonidos de la selva; el trinar de los pájaros, los gritos de los loros y el graznido de los tucanes que se unían a los chillidos  agudos y roncos de pequeños monos. Aún estaban descansando, pero reaccionaron ante la presencia del ser humano. A esa hora, sólo los tucanes pueden divisarse fácilmente por su tamaño, el resto permanece escondido entre el follaje.

Aparte, quisimos conocer una comunidad guaraní  e indagar en su cultura, historia y presente. Fuimos a Yriapú -nombre de la comunidad que significa “ruido de agua”-, que habitan a lo largo de 275 hectáreas. Mirando un mapa escogimos el sendero a recorrer; nos decidimos por el que rodea las casas de la comunidad para estar al tanto del modo de vida de la población y sus costumbres. 

Caminata sobre la pasarela hasta la Garganta del Diablo.

El sendero atraviesa parte del monte misionero y conocimos algunas de las 120 familias que componen la comunidad. Estos guaraníes se unen para trabajar  en distintos proyectos con el fin de mejorar la producción de alimentos, vender el sobrante y reforestar la selva con árboles nativos y frutales. Supimos, entonces, que hay familias que cultivan mandioca, otras confeccionan artesanías con madera del monte misionero y todas dividen sus ganancias. 

Mar del Plata 

A Mar del Plata se la conoce como la Ciudad Feliz, quizás por la constante sonrisa de su gente o por la brisa marina que besa sus costas y limpia el cielo, conservándolo celeste. 

La ciudad fundada por Patricio Peralta Ramos tiene plazas, parques, paseos marítimos, varios campos de golf y una Base Naval. Son conocidos los restaurantes del puerto de pescadores, que brindan un marco propicio para admirar las típicas barcas amarillas y naranjas. 

Los barrios de Los Troncos y Playa Grande se distinguen del resto por los frentes de sus casas decorados con la tradicional y reconocida piedra de Mar del Plata. La orla marina posee confiterías y terrazas donde desayunar y/o almorzar junto al mar. 

Surf en Playa Grande.

Otros atractivos culinarios: el famoso alfajor de marca de la ciudad y los churros calientes rellenos de dulce de leche. Ambas delicias para el desayuno o la tarde después de la playa.

Además de disfrutar actividades recreativas como teatros, megafestivales o torneos de fútbol multitudinarios, el marplatense camina al aire libre (solo, con mascotas) o cultiva deportes y actividad física que van desde caminatas por la costa o playas cercanas, pasando por ciclismo, skatesrunners, y todo aquello vinculado al agua: windsurf, surf, kite-surf.

La ciudad alberga playas para todos los gustos, lo que da como consecuencia la afinidad de los marplatenses con el océano. Dos playas que conocimos fueron Playa Grande y Las Toscas, playas de surfers que a priori son desconocidos entre sí, pero que rápidamente se hacen camaradas. La premisa es pasarla bien con la actividad que los nuclea; suelen llegar por la mañana muy temprano, apresurados y ansiosos por conocer el estado del mar.

Un ejemplo es Pablo, quién junto a sus amigos Matías, Lionel y Sebastián, bautizaron esta zona de la playa como casa, el lugar donde pasan buenos momentos, de creación de vínculos, de seguridad y de calma. En caso de que el mar esté planchado y el cambio de marea no modifique la variación del viento, los amigos saldrán a buscar las olas en las playas del sur, cerca de Chapadmalal. 

Pareja de perros aguardando que sus dueños terminen de surfear.

En tanto, Caro y Sole, recién salidas del mar, me contaron que se iniciaron en el surf tomando clases en la Escuela de Chicas al aguasituada en la playa Las Toscas donde el mar es más calmo para el inicio de esta disciplina. ¿Y cómo surgió el nombre de la Escuela? Me cuenta Lorena, su profesora, que el entusiasmo por contagiar a las mujeres en la práctica del surf la llevó a escribir en su cuenta de Facebook una invitación para todas sus amigas que decía: “Hoy, todas las chicas al agua“. Y así surgió la Escuela que funciona desde 2012, un grupo alegre en contacto con el ambiente marino. 

Ushuaia 

El silencio reina en el extremo sur de la Argentina y sólo se interrumpe con el ronquido nostálgico de algún cormorán. Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, 1000 km la separan de la Antártida y a solo 650 km están las Islas Malvinas.

Más que una ciudad –a pesar de serlo por la cantidad de habitantes- parece un pueblo con casas pintorescas, de colores fuertes, una aldea de principios del siglo pasado que ha ido creciendo en la ladera de la montaña y que siempre ha estado enamorada del mar.

Bahía de Ushuaia.

Ushuaia posee paisajes con tantos senderos para explorar por tierra y por mar: Canal de Beagle, Glaciar Martial, Lago Escondido, Lago Fagnano, la Costanera, Laguna Esmeralda; diferentes museos te acercan a conocer las costumbres de los habitantes que vivieron en estas tierras, y aparte, el Tren del Fin del Mundo, el Parque Nacional de Tierra del Fuego, el Monumento a los Caídos en Malvinas, el Faro, las islas…

Caminando por la costanera, llegamos al Puerto de Ushuaia. Vimos un cartel que refiere a la Ley Gaucho Rivero que prohíbe la permanencia, amarre y abastecimiento de barcos con la bandera británica de las Islas Malvinas, así como la bandera del Reino Unido y de otras colonias británicas en puertos provinciales, como es sabido por el reclamo que mantiene la Argentina sobre la soberanía de las islas Malvinas.

Siguiendo el camino de la costanera, arribamos a la plaza donde esta el Monumento Histórico Nacional a los Caídos en Malvinas, un espacio dedicado a los soldados argentinos que estuvieron en la guerra y defendieron nuestra soberanía.

Otra senda que conocimos fue la que conduce a las castoreras, por cuyo nombre bautizaron a la pista de esquí preferida en invierno: Cerro Castor.

Los castores fueron introducidos en Ushuaia desde Canadá para desarrollar la industria peletera. La idea no prosperó pero los castores se adaptaron al hábitat y se multiplicaron  convirtiéndose en una plaga.

El Museo del Fin del Mundo nos recibió con un mascarón de proa de una nave inglesa que naufragó en las costas, la exposición de varios elementos utilizados para la caza y la pesca, restos de canoas, cestería de los indígenas, vestigios de las primeras misiones cristianas y anglicanas.

Tren del Fin del Mundo.

Asimismo visitamos el Presidio de Ushuaia. De allí se iniciaba el trayecto en tren que hacían los reos diariamente. El pequeño tren fue fundamental para la subsistencia de los presos, ya que recorrían varios kilómetros sobre los vagones para ir a buscar leña al parque y poder calentarse y cocinar.

Dentro del penal, estatuas del tamaño real de guardia cárceles que custodian los pasillos, y dentro de las celdas, esculturas de los presos que debían usar traje a rayas horizontales azules y amarillas y grilletes que limitaban sus movimientos. 

Por la tarde hicimos unos 11 km por camino de montaña, hasta divisar la Estación de Tren del Fin del Mundo, que recorre 7 km dentro del Parque Nacional.

A ritmo lento, el pequeño tren reciclado para el turismo, se desplaza por la ladera del Monte Susana, cruza el Río Pipo (bautizado con el nombre de un preso que había escapado de la prisión y lo encontraron congelado en los días siguientes), continúa avanzando sobre el Cañadón del Toro y llegaa la Cascada La Macarena donde comienza el Cementerio de Árboles; la audioguía nos explicó que las diferentes alturas en las que estaban cortados los troncos se debía a la época del año en que se hachaban los árboles. Los más altos son los que fueron cortados en invierno, a nivel de la nieve. 

En resumen,  estos son algunos de los lugares que nos regala nuestra extensa Argentina. Si eligen cualquiera de ellos, recuerden que bajo estos cielos del mundo, la paz silenciosa de la naturaleza  les permitirá hablar sin tener que subir la voz.

Más información en parati.com.ar

 

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