Placeres: cuerpos que sí importan y un debate imprescindible sobre la mirada del otro - Revista Para Ti
 

Placeres: cuerpos que sí importan y un debate imprescindible sobre la mirada del otro

Tras los comentarios agresivos recibidos por Moria Casán al ser fotografiada en bikini en la playa de Mar del Plata, es imprescindible debatir acerca de las miradas ajenas sobre el propio cuerpo. De esto nos habla la sexóloga Analía Lilian Pereyra.
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A propósito del comentario agresivo que Moria Casán recibió en sus redes sociales sobre la exposición de su cuerpo en bikini en una playa de Mar del Plata, es imprescindible poner en debate por qué se cuestiona el hecho de que todos los cuerpos son dignos de mostrarse en bikini o como deseen.

Bajo la premisa de tener un cuerpo para ser aplaudido, deseado y digno de ser mostrado, es que las mujeres transitamos los procesos de socialización genérica -esto es convertirnos en mujeres-, con imposiciones y mandatos que no nos dejan mirar más allá de la posibilidad de sentirnos felices con el cuerpo que tengamos.

El cuerpo es ese envoltorio que nos lleva, con el que transitamos nuestra existencia y que más allá de quererlo o no, es lo que los demás miran antes que nada. "Hay miradas que sin duda dicen más que mil palabras…hay miradas que cuando miran son hirientes y lastiman…", dice Axel en su canción. Y, así como Moria Casán fue víctima de una mirada agresiva, no resulta ser un hecho aislado del que tantas mujeres viven cotidianamente.

Cuerpos que sí importan
Cuerpos que sí importan: el debate recién se inicia.

Mujeres deseando siempre ser las poseedoras de un cuerpo que quizás nunca podrán tener -y está bien que sea así, es parte de la aceptación de cada individualidad-, ya que más allá del gym, la comida saludable y la genética, no acceden a cremas, cirugías, tratamientos dermo-cosméticos, entre otras sustancias ofrecidas por el mercado para tener el cuerpo "deseado".

Un cuerpo "intervenido" como tienen muchas mujeres, no es el cuerpo "común y corriente" de la mujer que es ama de casa, cuidadora, que ha parido, que no tiene tiempo de ir al gym, que no le favorece la genética, que vive sentada en la computadora trabajando o que después de vivir 40, 50 o 60 años, tiene marcas de estrías, celulitis, senos caídos, panza, rollos y cuantos otros elementos que se corresponden con lo que hay que ocultar en la sociedad actual. En fin, ser poseedora de un cuerpo NO digno de ser deseado ni mostrado.

Cuerpos vendidos como objetos de deseo

Cuántos condicionantes operan en la mirada del cuerpo bello, tales como la edad, la etnia, la condición socio-económica y ni hablar del género -el cuerpo de mujer más expuesto a las miradas condenatorias que los cuerpos de varones-. ¿Será por que los cuerpos de las mujeres son vendidos como objetos de deseo? Suelen usarse para vender desde carteras, ropas, autos, comidas y hasta modelos de madres parturientas; sin olvidar los cuerpos de mujeres que vende la pornografía.

Cuerpos que sí importan
Cuerpos que sí importan.

Entonces, para estar luciendo un bikini en la playa o para disfrutar de un encuentro sexual, las mujeres están condicionadas por todos esas miradas que las apuntan y hasta hacen que muchas no quieran ni quitarse la ropa en un encuentro sexual, prefieran estar con la luz apagada o hasta no disfrutar de ciertas posturas por estos condicionantes en torno al propio cuerpo.

Hay un presente que incita a detener el paso del tiempo en las corporeidades, que ofrece todos los anti-age para poder mentir sobre la edad y que pondera la juventud como el ideal de belleza.

Salir del marco de las imposiciones sociales

¿Qué recursos serán necesarios para poder afrontar y poder salir del marco de estas imposiciones y -muy al estilo Moria Casán- responder y restarle importancia para poder lucir la plenitud con el cuerpo que se tenga? ¿Cuándo vamos a sentirnos felices con los cuerpos que tengamos? ¿Será posible?

Es necesario que podamos educar a niñas y niños en la libertad de disfrutar de sus cuerpos, sin que sea el mercado el rector de los ideales de belleza. Que podamos transitar las múltiples posibilidades de ser cada una y cada uno en nuestras particularidades y por ello poder vernos en la propia belleza. Pero para esto es imprescindible que los adultos muestren con sus conductas esta aceptación, ya que niños y niñas son esponjas que toman todo del entorno y las expresiones que muestran sus familias impactan en ellos.

También hay que cuestionar las publicidades que recibimos, construir espacios para dialogar con jóvenes y adultos y analizar críticamente las imposiciones sociales, asumir en los ambientes educativos la gran tarea de que las infancias puedan crecer y amarse tal como son, ya que este moldeamiento es parte de nuestras vidas y resulta difícil poder salir de esa mirada de los otros con quienes crecemos y nos construimos en personas.

Es la Gran tarea la de analizar críticamente los mandatos y poder así conectar con nuestro ser interior despojándolo de esos condicionantes y el vivir nuestros cuerpos y gozarlos en libertad. Y como dicen las #mujeresquenofuerontapa animarse a "soltar la panza".

Me animo a recomendar que nos miremos y podamos conectar con nuestro ser que está debajo de ese cuerpo, que esa mirada -siguiendo la canción- nos consuele y acaricie. Nos conecte con esa parte que somos de una gran pluralidad en el universo. Y que si queremos modificar algo, podamos hacerlo con el debido análisis que esto merece y bajo la consigna de cuidarlo, respetarlo y amarlo.

Fuente: Lic. Analía Lilian Pereyra, Sexóloga Clínica y Educativa- MP: 22-1773-IG: @licenciadaanaliapereyra

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