Si bien el acné es más frecuente durante la adolescencia, se trata de una condición de la piel que puede aparecer en cualquier momento de la vida.
Puede deberse a muchas causas y siempre se deben tratar con un médico dermatólogo que evalúe cada caso y determine el tratamiento más adecuado. Su tratamiento es un trabajo que debe hacerse día a día con la medicación y las indicaciones prescriptas por el profesional.
Por otro lado, cuando la aparición de granitos tiene que ver con el exceso de sudoración o una higiene inadecuada de la piel, ahí podemos hacer algo al respecto y notar su reducción simplemente cambiado ciertas costumbres.
1- Optá por los productos adecuados para tu piel
La elección adecuada de los productos cosméticos que usamos en el rostro es esencial: uno de ellos es el protector solar, cuyo uso se recomienda durante todo el año para prevenir enfermedades y el envejecimiento prematuro.
No obstante, es uno de los productos que puede producir acné, sobre todo cuando la limpieza del rostro no es del todo completa o poco frecuente. La mejor opción son los protectores fluidos y sin aceites que no bloqueen los poros.
2- Realizá una higiene facial correcta
Complementar (de día y de noche) con una correcta higiene facial diaria es fundamental. Tiene que ser gentil con tu piel pero efectiva, que elimine los restos de suciedad y sudor.
Semanalmente podés reforzar realizando una exfoliación con productos a base de ácido glicólico o salicílico, para eliminar las células muertas, destapar los poros y prevenir los granitos. Al realizarla de manera regular mejorará la calidad de tu piel.
3- La funda de la almohada: la gran "enemiga" de tu piel
La suciedad que se acumula en la funda de la almohada puede causar también la aparición de los molestos granitos. Lo más recomendable es cambiarla cada dos días, ya que arrastra por toda la piel una gran cantidad de bacterias. Si es de seda, mejor aún, ya que es un género suave para la piel.
4- Eliminá las bacterias de tus brochas de make up
Las brochas y esponjas de maquillaje guardan una gran cantidad de bacterias que pueden generar acné cuando no se lavan con frecuencia.
Se recomienda lavarlas una vez a la semana para que no proliferen estos microorganismos. En este caso, podés utilizar algún gel o espuma para limpiar el rostro para maquillaje a prueba de agua.
5- Atención con las toallas
De la misma forma en la que ocurre con las fundas, las toallas sucias en tu piel pueden incrementar las posibilidades de acné por su acumulación de ácaros, piel muerta y secreciones salivales. Así que hay que cambiarla seguido para evitarlo.
6- Comé sano y bebé agua
Si bien no hay una relación directa entre la comida y la aparición de acné, siempre es bueno consumir alimentos saludables. El exceso de ultra procesados puede contribuir a una piel con exceso de grasitud, que parezca.
Mejor, elegir alimentos naturales, ricos en antioxidantes y con efectos antiinflamatorios, como: pescado, verduras de hoja verde, aceite de oliva, entre otros, y beber -al menos- dos litros de agua al día para purificar el organismo, lo cual tu piel agradecerá.