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Cómo mantener el estrés bajo control

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El estrés puede causar problemas de salud o empeorar los existentes si no se maneja adecuadamente.

Solemos escuchar que de las dificultades hay que ocuparse, no preocuparse y sí… es cierto. Pero aprender a dejar de lado las inquietudes diarias no es nada fácil. Solo con mucha práctica y voluntad puede convertirse en un hábito saludable.

Generalmente tenemos tantas responsabilidades que nos sentimos presionados a tener que cumplir con todo pero a veces, simplemente, nos superaEl cuerpo comienza a pasarnos factura porque la realidad es que no estamos preparados para hacerle frente a toda esa energía adicional.

Es importante aclarar que el estrés no es una enfermedad, sino una reacción fisiológica del organismo en respuesta a una estimulación externa, física o sensorial que interpretamos como amenazante. Cuando nos enfrentamos a desafíos, el cuerpo trabaja horas extras.

Algo es seguro: nadie puede escapar de él, estamos programados genéticamente para estresarnos. Lo fundamental es saber qué hacemos con ello, si el estrés no se controla puede ocasionar graves problemas de salud como por ejemplo: presión arterial alta, enfermedades cardíacas y diabetes.

Pero te preguntarás qué cosas pueden ocasionarnos estrés: desde la pérdida de un trabajo o el comienzo de uno nuevo, la partida del hogar de un hijo o su regreso al mismo, la muerte de alguien cercano, una enfermedad (propia o de un familiar), problemas económicos, una mudanza, el nacimiento o adopción de un bebé, etc.

El primer paso es aprender a reconocerlo, algunos de los signos típicos que se pueden experimentar son: ansiedad, dolor de espalda, diarrea, fatiga, dolores de cabeza, insomnio, dolor de estómago, aumento o pérdida de peso, tensión en los hombros y cuello.

Lo aconsejable es evitar el hecho o la situación que produce estrés, si eso es imposible, cambiar la forma de reaccionar ante él.

Consejos:

Hacer ejercicio: es una forma saludable de aliviar la energía y tensión acumulada. La actividad física libera sustancias químicas del cerebro, endorfinas, que nos hacen sentir bien.

Comer bien: de manera regular y equilibrada.

Dormir lo necesario: para que el cuerpo pueda recuperarse.

Meditar: pensamiento guiado que puede adoptar muchas formas, ejercicios como caminar o nadar hasta técnicas de relajación, elongar o respirar profundamente.

Las técnicas son simples: comenzá con un músculo, mantenelo apretado durante unos segundos y luego relajalo. Hacé esto con cada uno de tus músculos, empezá por los dedos de los pies y seguí subiendo hacia el resto del cuerpo.

La elongación evita la tensión. Rotá la cabeza en un círculo suave, estírate hacia arriba e inclínate hacia un lado y luego hacia el otro lentamente. Finalmente rotá los hombros.

La respiración profunda ayuda a obtener mucho oxígeno y activa la respuesta de relajación del cuerpo.

Dejarlo ser: no preocuparse por las cosas que no pueda controlar.

Optimismo: ver el cambio como un desafío positivo, no como una amenaza.

Saber decir NO

Ser realista: establece objetivos realistas en el hogar y en el trabajo. Evita programar demasiadas cosas.

Divertirse: participa en una actividad que no te produzca estrés como deportes, eventos sociales o pasatiempos.

Si has probado las recomendaciones anteriores y todavía necesitas ayuda para manejar el estrés, no olvides visitar a tu médico de cabecera.

Más información en parati.com.ar

 

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