En la paradisíaca Oaxaca, sobre el Pacífico mexicano, esta casa que se mimetiza con el entorno activa los sentidos.
Concebida en un principio como vivienda de alquiler vacacional, la Casa del Sapo -tal su nombre- se ha ido convirtiendo en un lugar de encuentro comunitario, donde los niños aprenden desde arte hasta huerta y de paso, colaboran con el rescate de las tortugas marinas en extinción.
Su diseño es un claro ejemplo de la arquitectura comprometida con el medioambiente y con los caprichos geográficos del terreno donde se ubica la construcción.
La Casa del Sapo fue imaginada por el estudio Espacio 18 Arquitectura (@espacio18) -integrado por Carla Osorio y Mario Ávila- para sus clientes y amigos, Paulina y Mario, en un enclave especialmente elegido por la pareja, entre la laguna de Zapotengo y el océano Pacífico.
El punto de inspiración fue la pequeña cabaña que el escritor y filósofo estadounidense David Thoreau construyó para sí mismo en Massachusetts y, según sus creadores, a la casa la diseñó el lugar: dos piedras que miran al mar anhelando su atemporalidad, la primera ve el amanecer y la otra cómo se oculta el sol.
La planta arquitectónica de 130 m2 está dispuesta en forma de mariposa y se divide en tres volúmenes geométricos que tienen diferentes orientaciones para aprovechar mejor el ingreso de luz natural, las vistas, los vientos, la privacidad y las ventilaciones cruzadas, usando como refrigeración natural los vientos de la colina para evitar el uso de aire acondicionado.
El patio orientado al sur fue recubierto por ladrillos de terracota en espiga y remata en una pileta que balconea sobre la playa con vista al mar. Está protegido del sol por un enorme dosel de acero y ramas que aporta calidez a los grandes bloques de hormigón visto.
En uno de los lados se proyectó una cocina estilo bar con una puerta plegable de madera que permite incorporar este ambiente al patio central y resulta un espacio flexible para el que la vive, que lo puede configurar según su forma de habitar.
Tanto externa como internamente, la estructura de hormigón del edificio se ha dejado sin terminar y expuesta en todas las superficies, como mesadas y estanterías.
Si bien el concreto no es ecológico, se lo eligió por su perdurabilidad y por no necesitar mantenimiento, dos claves para un clima caluroso y salino.
Con lugar para acoger a cuatro huéspedes, Casa del Sapo tiene dos habitaciones compuestas por camas queen size y dos baños completos.
El dormitorio principal en suite mira hacia la salida del sol al este, mientras que el otro cuarto apunta hacia el atardecer. Grandes puertas plegables de madera tipo celosías permiten abrir los interiores para mirar el mar.
El mobiliario es austero y completamente de madera, salvo las bases de las camas que están construidas en hormigón.
Según los arquitectos de Espacio 18, la casa representa un viaje multisensorial por las diferentes texturas de las materias primas y el paisaje, desde la costa oaxaqueña hasta las tonalidades terrosas del interior.
Durante el proceso de construcción, que comenzó en 2021 en plena pandemia, algunos aspectos se dejaron a la decisión de los trabajadores locales. Por este motivo, el proyecto luce más natural, con cierto carácter brutalista y algunos toques tropicales que representan a la comunidad.
Como parte de la premisa de cuidar el medioambiente, la casa cuenta con un sistema de captación de agua de lluvia y se proyecta en un futuro convertir las dos azoteas -a las que se puede acceder mediante una escalera exterior de peldaños suspendidos- en terrazas verdes.
Para terminar las áreas sombreadas del norte, que están salpicadas de cactus y árboles, se utilizó un pavimento de piedra tosca.
¿Por qué se llama Casa del Sapo? Tras la muerte de su perro, los dueños de esta casa, Paulina y Mario, decidieron enterrarlo en su jardín y plantaron allí un árbol al que un sapo acudía cada noche. Cuando el destino los acercó a Zapotengo, descubrieron que el sapo significaba unión para esta comunidad y, allí supieron que ese era su lugar.
Producción: Mariana Soulages.
Fotos: gentileza Espacio 18 Arquitectura (@espacio18) / Onnis Luque (@onnisluque_fotografia) & Fabian Martinez (@fabianml).
