Cómo manejar las emociones frente a los comportamientos de nuestros hijos adolescentes - Revista Para Ti
 

Cómo manejar las emociones frente a los comportamientos de nuestros hijos adolescentes

La adolescencia es una etapa complicada. En esta nota, la psicología infantil María Laura Lezaeta nos enseña a sobrellevarlo.
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"Siempre me haces lo mismo, me haces enojar, hijo!". Ése es el planteo que muchas veces nos hacemos. La adolescencia es un período de la vida tan desconcertante como maravilloso, en el que se transitan muchos cambios tanto físicos como emocionales. Convivir con hijos adolescentes suele ser, en la mayoría de los casos, todo un desafío.

La crianza durante esta etapa, muchas veces nos coloca en un lugar de autocuestionamiento permanente, nos confronta en algunas ocasiones con nuestras propias debilidades, y en definitiva nos pone un lugar de aprendizaje continuo, donde nos permite autoconocernos y reflexionar sobre cómo es nuestro vínculo con ellos. En ese sentido, se podría decir que en este camino de acompañar su proceso de transformación, también está presente nuestro propio aprendizaje.

Los retos que nos propone la adolescencia de nuestros hijos

Uno de los grandes retos en lo que respecta a este aprendizaje es manejar nuestras emociones ante los comportamientos que manifiestan ellos. Solemos atribuirles ciertas características, como por ejemplo que son “irritables”, y muy “cambiantes”, lo que provoca muchas veces que lejos de acompañarlos en esta etapa desde un lugar de empatía y de escucha activa, reaccionemos en “piloto automático” siendo nuestra primera reacción la de enojarnos con ellos, cuando por ejemplo no responden como nosotros quisiéramos.

Por ello, es tan importante ser conscientes de nuestras emociones al momento de abordar sus comportamientos, pudiendo tomar registro de las diferencias que existen cuando optamos por “reaccionar” y cuando por “responder” ante dichas conductas. Cuando reaccionamos, nuestra respuesta es automática e involuntaria y suele ocurrir que muchas veces catalogamos una situación como “amenazante” o provocadora lo que termina generando un conflicto con ellos que podría haberse evitado si nuestra actitud hubiese sido distinta.

La emoción del enojo

Es importante tener presente que la emoción del enojo nunca viene sola, siempre está acompañado de pensamientos, siendo estos muchas veces lo que disparan nuestro enojo hacia nuestros hijos adolescentes. Por ejemplo, una situación cotidiana que vivenciamos quizás a menudo es cuando nuestro hijo adolescente olvida levantar sus platos después de comer. Ante dicha situación, un pensamiento “detonador” podría ser: “me lo hace a propósito para que yo los levante, sólo piensa en él mismo”. Dicho pensamiento podría despertar la siguiente reacción por parte nuestra: la de gritarle ¡Siempre me haces lo mismo! y desatar un enfrentamiento con nuestro hijo.

Estrategias para tratar con hijos adolescentes

A diferencia de cuando reaccionamos, para responder necesitamos estar presentes. Esto significa que tenemos que anteponernos a nuestra reacción inicial para elegir lo que nos parece más convenientes. Una de las estrategias que podemos poner en práctica para poder manejar nuestras emociones ante dichas situaciones, es tomar cierta distancia de la escena y no tomarlo como personal, sino como una oportunidad para ayudarlos en este camino de ser personas responsables y tomar registro de sus acciones para que el día de mañana sean adultos responsables.

Es importante tener presente que nuestros hijos adolescentes están en un proceso de transformación, donde atraviesan muchos cambios emocionales, mentales y físicos. Su identidad esta en plena construcción por lo que será fundamental ser empáticos con ellos y acompañarlos en este proceso. En ese sentido, cuando nos compartan sus opiniones e intereses, es importante no tomarlos como una “provocación” hacia nosotros y enojarnos con ellos, sino como manifestaciones de una persona que está en búsqueda de identidad.

Muchas veces creemos que la mayor parte de las cosas que hace un adolescente están dirigidas a hacernos ·enojar a nosotros, pero esto no es así. Ellos viven un proceso de cambio, donde los vínculos con sus pares cobra un rol fundamental en este proceso de construcción de su personalidad.

Si bien todos los cambios que atraviesan pueden generarnos seguramente mucho desconcierto, al punto tal de tener pensamientos del estilo “Que le paso a mi hijo, me lo cambiaron! De pasar a estar “pegotes”, ahora me marca “distancia”, es importante tener presente que esta etapa que están atravesando es muy importante y significativa para ellos, donde nuestra presencia desde la contención y la empatía, serán fundamentales para hacerles saber a través de nuestras palabras y acciones que estamos siempre presentes y a su lado para acompañarlos en ese camino.

Fuente: Lic. María Laura Lezaeta es Psicóloga infantil, y co-fundadora de JUEGOlogía, donde desde hace varios años equipan a profesionales de la salud y padres con herramientas lúdicas y terapéuticas para trabajar diferentes áreas cognitivas, emocionales y sociales en niños.

Más información en parati.com.ar

   

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