Qué es el burnout parental o síndrome de los padres "quemados" - Revista Para Ti
 

Qué es el burnout parental o síndrome de los padres "quemados"

Este síndrome es uno de los males de esta época: es el agobio que sufren las personas que tienen hijos en etapa de ser criados. En esta nota, la pediatra Evangelina Cueto nos cuenta de qué se trata.
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Padres y madres se autodeclaran ”quemados”, en incendio doméstico permanente y es pertinente ahondar para entender las razones de este malestar en masa. El cuadro impresiona de carácter colectivo y se denomina “síndrome del padre quemado” o “burnout parental”.


Burnout es una palabra inglesa para nombrar el estrés arrasante que vivencian los trabajadores, sobre todo en los ámbitos de la docencia y la salud (capítulo aparte para el “burnout del burnout” padecido por los profesionales de estos sectores en pandemia, donde llovió sobre mojado!).


El síndrome del quemado fue reconocido por la OMS en el año 2000 como un claro factor de riesgo laboral. Pero últimamente, no quedó circunscripto al universo del trabajo, sino que trascendió fronteras para señalar el agobio que sufren las personas que tienen hijos en etapa de ser criados.

Madres híper exigidas


Si bien este desasosiego vinculado a la crianza está descripto en madres y padres, por una cuestión netamente estadística, sería razonable enrocar el adjetivo parental por maternal, cuando hablamos de burnout. En Argentina, según un reciente informe de la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, el trabajo doméstico y de cuidado, es realizado mayoritariamente por mujeres: 9 de cada 10 se ocupan de estas actividades. Y si comparamos las horas dedicadas a estas tareas entre mujeres y hombres, vemos que (en promedio) ellas destinan 6 mientras que ellos, 3.


Además de la desequilibrada repartición de tareas para gestionar la crianza, la lista de causas que nos empujan hacia el burnout, incluye: trabajos precarizados (y ahora -muchos- híbridos o remotos), familias atomizadas que no cuentan con soporte ampliado para criar, escasez de jardines maternales, clubes e instituciones amigables para las infancias, ciudades incómodas, inseguras, con criterios de urbanización que no colaboran con la práctica de autonomía de los niños y falta de reconocimiento social de la implicancia de cuidar hijos.

Bregar por una crianza de calidad


A los puntos anteriores, se suman (sobre todo en ciertos grupos sociales) ideas exigentes y estandarizadas sobre cómo debe ser la crianza. Esto abarca: alimentación complementaria con el método más novedoso, lactancia full, porteo ergonómico, movimiento libre, viandas saludables, escuelas y métodos educativos de vanguardia y otra cantidad de preceptos que, a falta de poder ser incorporados de manera realista, se convierten en imperativos o mandatos generadores de culpa (materna!).


Celebro que persigamos objetivos para brindar crianza de calidad (de hecho los apoyo y fomento), pero sin parar la pelota para observar el malestar y desentrañarlo, probablemente, todas estos ideales se conviertan en presiones más que en acercamiento al bienestar familiar.


Estos “males de época” no tienen por qué ser tales si le bajamos el telón a la idea de que la crianza se lee en clave productiva. A veces, basta con la calma y el espacio para que aflore el pensamiento crítico (el que tiene la fuerza de cambiarlo todo!) y nos cuente -un poco- cómo subvertir este sistema incómodo.

Evangelina Cueto, Pediatra especialista en Adolescencia, Consultora en Niñez y Salud Integral maternidad y crianza en clave de derechos. IG: @Eva_pediatra

Más información en parati.com.ar

 

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