Tras la polémica y las acusaciones de racismo, Gucci pone en marcha su plan de inclusión. Eligió a Renée Tirado para ejecutar estrategias que permitan que la compañía sea más inclusiva.
En la era de lo políticamente correcto, donde las marcas de lujo cuidan cada paso que dan y son mirados con detenimiento comienzan a abrirse hacia lo que su mercado les exige: sustentabilidad (el caso del pase de Stella McCartney en LVMH) y responsabilidad social.
Así, recién ahora comienza la silenciosa vuelta al ruedo de Dolce & Gabbana y las últimas colaboraciones de Fendi se mostraron como una especie de mimo para el exigente y asiduo cliente, el mercado asiático.
Es por eso que Gucci hoy se suma a esta nueva concientización llevando adelante un plan de inclusión social. ¿Su primer paso? Acaba de crear el cargo de Directora Global de Equidad e Inclusión y eligió a Renée Tirado.
Renée -quien tiene un amplio CV en el tema de diversidad, en lo últimos tiempos estuvo dedicada al área de lo deportes- tendrá su propio equipo y su misión será ejecutar estrategias que permitan que la compañía sea más inclusiva. También se hará cargo de temas comerciales y reportará directamente con el CEO de Gucci, Marco Bizzarri, parte del grupo Kering.
“Me siento honrada de sumarme a la compañia que pone estos valores no negociables al frente de su modelo de empresa. No como ‘algo lindo a tener’ sino como un componente clave de su estrategia de negocios', declaró Renée.
La noticia toma mayor relevancia por tratarse de Gucci, la casa de lujo que en febrero fue foco de la controversia conocida como “blackface”. Un hecho que sucedió cuando la marca lanzó en su colección un sweater que fue señalado como racista.
Se trataba de un sweater de lana negro con una especie de pasamontaña. Muchos vieron en él la inspiración de alguien disfrazándose de afroamericano, un acto conocido como “blackface” en los Estados Unidos. Fue por eso que la casa dirigida por Alessandro Michele fue señalada de insensible y de racista. La colección fue lanzada en el mes donde en los Estados Unidos vivían semanas donde salieron a relucir fotos antiguas de políticos con el rostro cubierto y maquillados de negro.
Gucci se disculpó públicamente y retiró la prenda del mercado. Twitteó que la casa estaba comprometida con la diversidad, algo que consideraba un "valor fundamental a defender, respetar y poner al frente de cada decisión que tomamos".
Sin embargo, Alessandro Michele, director creativo de la firma salió a aclarar a nivel interno entre sus empleados que su inspiración había estado lejos de ser esa. Que “el sweater tenía unas referencias muy específicas, completamente diferentes de lo que se ha atribuido”.
Dijo que había sido un “tributo a Leigh Bowery, a su arte de camuflaje, a su habilidad para poner a prueba las convenciones burguesas y al conformismo, a su excentricidad, a su extraordinaria vocación por los disfraces, entendidos como un himno de libertad”.
SE PONE EN MARCHA EL PLAN
Consciente de que “a veces nuestras acciones pueden acabar causando efectos no deseados”, Alessandro Michele se mostró abierto al cambio “es necesario tomar total responsabilidad de esos hechos”. Así, declaró: “siento profundamente el daño provocado. Espero poder confiar en la comprensión de aquellos que me conocen y que pueden ver la constante tensión en relación a la celebración de la diversidad que siempre ha dado forma a mi trabajo. Esta es la única celebración que estoy dispuesto a apoyar”.
El plan de inclusión social fue informado por Gucci vía Twitter. Allí la empresa prometió ser más inclusiva a la hora de contratar a sus empleados. Una forma de lograr una empresa étnicamente más diversa. La creación del cargo que hoy ocupa Renee fue el primer paso. También aseguró que creará una beca multicultural para dar mayor oportunidad de trabajo a minorías como parte de su Programa Educativo de concientización cultural.
De la mano de Alessandro Michele, en Gucci el proceso de diversificación ya está en marcha.