Fue uno de los senadores más jóvenes de Estados Unidos en el año 1972. Hoy, en 2020, disputa con Donald Trump la presidencia, después de haber sido reelecto en varias oportunidades para el Senado y haber sido vicepresidente durante el gobierno de Barack Obama. Joe Biden ha hecho una brillante carrera política llena de logros. Sin embargo, en lo personal tuvo que hacerle frente a varias tragedias familiares.
El primer golpe duro
Conoció a Neilia Hunter en 1966 mientras ambos tomaban el sol en aguas de Bahamas. Se casaron estando aún en la facultad y mientras él ejercía de abogado, ella daba clases de lengua en la escuela pública, en 1966. Eran un matrimonio feliz y tuvieron tres hijos: Joseph (conocido como Beau), Robert (conocido como Hunter) y Naomi. Ella se lució acompañándolo en la campaña como candidato a senador. Pero apenas unas semanas después de haber ganado, el 18 de diciembre de 1972, Neilia y sus tres hijos regresaban a su casa tras haber comprado el árbol navideño en Delaware cuando el auto que ella conducía fue atravesado por un camión con remolque.
Como resultado del grave accidente, Neilia y Naomi, que tenía 1 año, murieron. Beau, que tenía 4 años, fue llevado al hospital con una pierna rota, junto a Hunter, de 3, con fractura de cráneo.
Consternado, Biden pensó en renunciar al Senado para dedicarse de lleno a sus dos hijos que estaban desvastados tras el accidente y las muertes de su mamá y hermana. Sin embargo, sus colegas lo convencieron que continuara. Así que a principios de 1973, Biden juró como senador en el hospital, al lado de la cama de Beau. En la foto se lo ve con la pierna enyesada.
A Biden le costó mucho sobreponerse al dolor de perder a su mujer y a su hija. Lo contó en el libro que escribió, Promises to Keep. Allí describe los estados por los que pasó durante el duelo: la ira y la confusión, primero; después la crisis de fe. "No sabía que era capaz de tal rabia … Sentí que Dios me había jugado una mala pasada", escribió.
“El dolor… parecía insoportable al principio, y me llevó mucho tiempo sanar, pero sobreviví a la dura prueba. Lo superé, con mucho apoyo, y reconstruí mi vida y mi familia”, dice en otro párrafo de su libro. Su hermana Valerie fue una persona fundamental para lograrlo.
Volver a vivir
Cinco años después de aquella tragedia, Biden se casó por segunda vez con Jill Jacobs. En 1981 nació Ashley, la única hija que tuvieron juntos.
"Me enamoré de un hombre y dos niños pequeños que estaban en medio de una pérdida impensable. El luto por una esposa y una madre; una hija y una hermana. Nunca imaginé que, a la edad de 26 años, me estaría preguntando: '¿Cómo ¿Haces una familia rota? '”, dijo Jill durante un discurso en la Convención Nacional Demócrata.
"Aun así, Joe siempre les decía a los niños: 'Mamá nos envió a Jill'. ¿Y cómo podría discutir con ella? Y así lo resolvimos juntos", expresó.
"¿Cómo se hace un todo una familia rota? De la misma manera que se hace un todo una nación. Con amor y comprensión, y con pequeños actos de bondad", aseguró Jill.
Otra vez la tragedia
Beau tenía una carrera distinguida como fiscal general del estado de Delaware y había pasado un tiempo en Irak como abogado de un juez del ejército, pero en 2015, a los 46 años, no sobrevivió un cáncer cerebral. Otro durísimo golpe para Joe Biden.
A partir de la muerte de su hijo, Biden se centró en la importancia de la investigación del cáncer y dirigió el programa Cancer Moonshot dentro de la administración Obama.
Mirá el video sobre la vida de Beau Biden:
"Tuve un gran éxito; mi hijo era mejor que yo. Era mejor que yo en todos los sentidos", dijo Biden en una entrevista. Y destacó que la fe lo ayuda a sobrellevar el dolor: "Para mí, mi religión es simplemente una enorme sensación de consuelo".
"Algo se relaciona con el ritual, algo se relaciona solo con la comodidad, en lo que has hecho toda tu vida. Voy a misa y puedo estar solo, incluso en medio de una multitud. Estás solo", expresó.
"Lo que ha hecho mi fe es que toma todo lo relacionado con mi vida, con mis padres y mis hermanos y todas las cosas reconfortantes, y todas las cosas buenas que han sucedido han sucedido en torno a la cultura de mi religión. No sé cómo explicarlo más que eso. Es solo un lugar al que puedes ir", declaró y citó al filósofo Soren Kierkegaard: "La fe ve mejor en la oscuridad".
Jill, por su parte, también habló públicamente de Beau a quien consideró como su propio hijo: "Después de que nuestro hijo Beau murió de cáncer, me pregunté si alguna vez volvería a sonreír o sentir alegría. Era verano, pero no me quedaba calor", dijo.
"Cuatro días después del funeral de Beau, vi a Joe afeitarse y ponerse el traje. Lo vi endurecerse en el espejo, tomar un respiro, echar los hombros hacia atrás y caminar hacia un mundo vacío de nuestro hijo. Volvió al trabajo. Eso es lo que es. Hay momentos en los que ni siquiera podía imaginar cómo lo hizo, cómo puso un pie delante del otro y siguió adelante. Pero siempre he entendido por qué lo hizo", señaló su mujer.
Hunter y sus problemas con la adicción
El hijo menor de Joe Biden tiene un serie problema de adicción a las drogas. En 2013, cuando era oficial en la reserva del ejército, dio positivo en consumo de cocaína. Y en The New Yorker confesó que ha sido alcohólico desde la universidad, y que luego se hizo adicto a la cocaína y al crack. Se casó pero su mujer lo dejó cansada de sus infidelidades.
Luego vivió una aventura con la viuda de su hermano, Hallie. “Empecé a pensar que ella era la única persona en mi vida que entendía mi pérdida”, reveló Hunter en una entrevista. Pero una stripper de Arkansas le interpuso una demanda de paternidad y la ganó. En mayo del año pasado se casó con Melissa Cohen, copropietaria de la empres Tribal Worlds.
Joe Biden tiene siete nietos, de entre los seis meses y los 26 años. En marzo, en una entrevista contó cómo mantenía el contacto con todos ellos: “Todos los días estoy en contacto con cada uno de ellos aunque a distancia. Bien, los hijos de mi hijo Beau viven a poco más de un kilómetro de mi casa, así que se sientan en el patio trasero en dos sillas y yo en el porche, y charlamos porque se me permite abrazarlos. Echo de menos a Beau cada día de mi vida”.