El 91% de los argentinos considera a la amistad como un elemento muy importante en sus vidas, asociada a numerosos beneficios y bienestar. Sin embargo, en tiempos actuales de fugacidad y ensimismamiento, muchas personas declaran sentirse solas o frecuentar menos a sus amistades. En épocas de crisis, ¿son los amigos los que puedan rescatarnos?
¿Cómo definir a la amistad?
La RAE define a la amistad como aquel afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
Si bien esta es una de tantas aproximaciones que podrían ofrecerse, el concepto de amistad parecería no dejar encerrase en una sola definición, primero porque puede asumir diferentes formas; segundo, porque se identifican numerosas variables sobre las cuales precisarla: simetría-asimetría, intensidad, intereses comunes, tiempo, etc.
De lo que no hay dudas ni oscilaciones es que la amistad convoca y es considerada muy importante para la mayoría de las personas; aunque dediquemos poco tiempo a pensarla y dimensionarla.
La amistad es crucial para la salud mental; impacta significativamente sobre la felicidad y el bienestar general al brindar apoyo emocional, sentimientos de conexión y promover un sentido de pertenencia.
Se ha demostrado que las personas con redes sociales sólidas presentan tasas más bajas de depresión y enfermedades crónicas. Asimismo, las personas que interactúan regularmente con amigos reportan mayores niveles de satisfacción vital y resiliencia, especialmente entre los adultos mayores.
Como bien se popularizó recientemente con la serie El Eternauta, “nadie se salva solo” y en esta búsqueda de salvación, la amistad es un gran vehículo de rescate.

Algunos datos amigables
Según un estudio de la Cámara Argentina de Anunciantes, nueve de cada diez argentinos, consideran que los amigos son muy o bastante importantes en su vida (Fuente Kantar IBOPE Media).
El valor de la amistad es uno de los tres valores más representativos en Argentina, luego de solidaridad y familia. Asimismo, seis de cada diez argentinos se sienten satisfechos con sus amistades, según la misma fuente.
Pero, por el contrario, un estudio promovido por Bumble en Argentina, indicó que tres de cada diez personas se sienten solas al menos una vez por semana y que un 37% percibe haber perdido contacto con amigos desde la pandemia.
Además, un 30% señaló que el trabajo o estudio a distancia los ha hecho sentir mucho menos conectados socialmente.
Estos datos, abren preguntas como: en épocas de estudio y trabajo remoto, de “hiperconectividad desconectada” y del “todo ya”, ¿cuáles son los elementos que nutren o fortalecen la amistad entre las personas?
Siguiendo el estudio de Bumble, lo más importante al momento de hacer nuevos amigos para los encuestados en Argentina es la confiabilidad (47%), siendo esta una elección con porcentaje significativamente mayor a otros aspectos como que puedan ser ellos mismos (33%) o que compartan intereses y pasiones similares (9%).
Sin dudas, representa un gran desafío construir confianza y generar lazos genuinos de conexión, en escenarios donde priman numerosos distractores, fuentes de sesgo en redes sociales y cambios en la mirada de lo efímero y lo que merece esfuerzo para construir y sostener, a pesar de las vicisitudes y diferencias. La transmisión de valores asociados a la amistad desde entornos familiares y sociales serán garantes de esta misión.
La amistad en el trabajo
Años atrás, empresas jerárquicas y formales con muy poca interacción y espíritu de equipo, reducían las posibilidades de fomentar amistades en el trabajo. Hoy, quedó atrás el discurso de disociación entre trabajo y vida personal, sabiendo que, para favorecer el desempeño, atender al bienestar y a los vínculos dentro del ambiente laboral es fundamental.
Algunos estudios internacionales indican que alrededor del 80% de los trabajadores, refiere tener buenos amigos entre sus compañeros de trabajo, pudiendo, en muchos casos, prevalecer ese vínculo más allá del período laboral.
La generación de lazos de amistad en equipos de trabajo puede incrementar el compromiso y engagement de los empleados, promoviendo un mejor ambiente laboral y productividad. Investigaciones avalan este punto, encontrando mejores resultados en grupos conformados por amigos, versus aquellos solo conformados por “conocidos”.
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De hecho, uno de los principales motores del trabajo colaborativo es la presencia de espacios de seguridad psicológica. Y qué mejor que un entorno amigable y de mayor confianza, para poder aumentar esa seguridad y libertad de expresión.
Adicionalmente a la productividad, la amistad puede impactar sobre la continuidad laboral; se observan escenarios donde el principal retentor de las personas en sus espacios de trabajos son los vínculos que fueron allí forjados, reduciendo así la rotación o abandono de puestos de trabajo. Si bien se requerirán mediadores y encuadres de trabajo para favorecer estos espacios de intercambio, los datos guiñan a favor de la amistad en términos laborales, personales y de calidad de vida.
La amistad no solo es uno de los componentes más importantes para apostar si queremos sentirnos mejor, sino que también los amigos aportan a nuestro sentido de identidad, sobre todo en etapas tempranas de la vida. Sin dudas, la fuerza social más fuerte es la amistad. Y lo mejor de todo, no pasa de moda.
Por Silvana Vattimo Lic. en Psicología - MN 48082 Directora en SCI COMUNIDAD
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