Este domingo, Argentina logró consagrarse como ganador del Mundial de Qatar 2022, ante un peleado partido contra Francia. Tras haber empatado 3 a 3 en tiempo extra, el equipo de Lionel Scaloni logró superar la fase de penales y así, convertirse en el nuevo campeón mundial.
De esta manera, Leo Messi logró cumplir con el objetivo de levantar la Copa, con un equipo que, en todo momento, demostró convicción, fuerza y compañerismo. Con este resultado, además son varias las maldiciones que logró romper La Scaloneta, yendo en contra de todo pronóstico futbolero.
Cuatro mitos que derribó la Scaloneta
Una de ellas es la maldición de "Moctezuma". Esta consiste en que ningún seleccionado que se enfrentara a México en alguna de las instancias, podía llegar a ser campeón. Esto se venía cumpliendo desde 1970 y afectó a equipos como Brasil, Portugal y Alemania. Incluso la propia Argentina, en 2006 y 2010, se había visto "alterada" por este mito azteca.
Otra es la de la Virgen de Tilcara, donde los ganadores del Mundial de México ´86, habían prometido que si levantaban la Copa, volverían para rendirle tributo. Sin embargo, los futbolistas no cumplieron, algo que se convirtió en una especie de "fantasma", que persiguió al resto de las selecciones. Fue en el Mundial de Rusia 2018, donde algunos jugadores decidieron cumplir con la promesa, casi 30 años después.
En tercer lugar, está la maldición de la Copa de América, que establecía que los ganadores de ese campeonato, no podían triunfar en la Copa del Mundo. Incluso Brasil fue "víctima" de este mito, siendo sólo Uruguay, Brasil y Argentina los tres únicos de América, que lograron levantar una Copa del Mundo.
Por último, se le suma la leyenda del Mundial de Italia 1990 que tenía muchas similitudes con el de Qatar 2022. En ambos casos, Messi y Maradona disputaban su último partido, habían comenzado perdiendo en la primera fecha y habían avanzado en semifinales por penales. Sin embargo, en ese año, Argentina iba a quedar eliminada 1 a 0 ante Alemania, maldición que La Scaloneta terminó por romper para siempre.
