El Día Mundial de la Salud se celebra cada 7 de abril desde 1948 con el propósito de generar conciencia sobre las enfermedades mortales mundiales y fomentar hábitos sanos en las personas. La fecha fue elegida por la Asamblea Mundial de la Salud en conmemoración a la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
El tema del Día Mundial de la Salud de 2022 es "Nuestro planeta, nuestra salud", fecha en la cual la OMS dirigirá la atención mundial a la interconexión entre el planeta y nuestra salud. En ese sentido, presentamos la reflexión sobre el tema que escribió para Para Ti la doctora María Alejandra Rodríguez Zía, M.N. 70.787, médica clínica y endocrinóloga.
Cómo la naturaleza al borde del colapso daña la salud
Contaminación, calentamiento global, deforestación, basura, daños ambientales: la naturaleza al borde del colapso. Sin la biodiversidad, la salud humana queda comprometida: agua limpia, aire puro, alimentos, todo depende absolutamente de la biodiversidad.
Se están creando nuevas enfermedades porque un modelo de agricultura y alimentación globalizado, industrializado e ineficiente, está invadiendo el hábitat ecológico de otras especies y manipulando animales y plantas sin respetar su integridad y su salud.
Entre las enfermedades provocadas por el ambiente se cuentan alergias, asma, anomalías congénitas, cáncer, enfisema, infertilidad, enfermedades cardíacas, renales, envenenamiento por plomo, mercurio, osteoporosis, trastornos de la reproducción, enfermedades trasmitidas a través del agua, carencia de zinc y envenenamiento por zinc.
Especialmente nosotros, los seres humanos hemos hecho un gran abuso de todo lo que la Tierra nos brinda, consumiendo por demás e intoxicándola.
Los pesticidas han llegado al agua, el aire y la tierra, además de los alimentos, nos invaden por doquier. Hasta la miel que producen las abejas ha llegado a estar contaminada por pesticidas, razón por la cual una de las principales misiones que tenemos por delante es terminar con estos venenos.
Sin olvidar la contaminación de metales pesados como el arsénico a la cabeza, a través de industrias que los producen sin control. Esto ocasiona patologías muy solapadas -subclínicas-, que aún los médicos no estamos previniendo, ni anticipando. Por ejemplo, una mini dosis de arsénico puede provocar daños lo largo de los años en nuestro cuerpo, particularmente alterando el ADN y siendo uno de los principales cómplices de pandemia de cánceres.
La contaminación de metales pesados y de pesticidas no solo causan enfermedades sino que además se ha provocado la extinción de gran parte de la diversidad de la flora y de la fauna del planeta, lo que se relaciona con carencias nutricionales padecidas por gran parte de la población.
Para empezar las carencias de vitaminas y carencias de Omega 3, nutriente que procede del pescado de aguas profundas, y que ya no llega a nuestra mesa.
Esta carencia se relaciona con el desarrollo de múltiples enfermedades prevenibles como la arteriosclerosis, lo que provoca enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebro vasculares, primera causa de muerte a nivel mundial.
El problema de los plásticos
Por otra parte, los aditivos químicos en los plásticos y la amenaza que representan para la salud humana y el medio ambiente son otro problema global.
La publicación titulada “Plastics, EDCs and Health” (“Los plásticos, los perturbadores endócrinos y la salud”), detalla cuáles son las sustancias químicas que perturban el sistema endocrino en los plásticos y los peligros que representan para la salud humana a través del ciclo de vida de los plásticos.
Muchos productos químicos potencialmente dañinos se utilizan durante la producción de plásticos. Dichas sustancias químicas peligrosas permanecen en el producto final, incluyendo las que alteran los sistemas hormonales del organismo o Perturbadores Endocrinos (PE).
Cuando son sometidos al calor, los plásticos eliminan sustancias tóxicas que ante nuestro asombro provocan acciones hormonales, es a eso lo que se denomina disruptores endócrinos: moléculas que salen orgánicamente en los derivados y de los derivados del petróleo, y por lo tanto también afectan a los seres vivos, especialmente a los mamíferos.
Hay una pandemia de estrógenos, también llamada estrogenización, una tendencia en aumento de hormonas femeninas en hombres y mujeres y una de las razones es la llegada de estos disruptores endocrinos, qué afectan a los receptores de las hormonas en nuestro cuerpo, particularmente en la próstata en hombres y mamas y útero en mujeres.
Uno de los contaminantes hormonales más estudiados y prohibidos en algunos países es el Bisfenol A (BPA), sustancia química que se utiliza principalmente en combinación con otras sustancias para fabricar plásticos y resinas. Estos de utilizan en plásticos de policarbonato para fabricar recipientes alimentarios, botellas reutilizables para bebidas, vajillas y recipientes de almacenamiento.
Las resinas se utilizan como revestimientos protectores para latas de alimentos y bebidas y como recubrimiento en cisternas de almacenamiento de agua potable residenciales. También se utiliza en pinturas, productos sanitarios, selladores dentales, entre otros.
El BPA puede migrar en pequeñas cantidades a alimentos y bebidas almacenados en materiales que contienen la sustancia. Ataca a nuestro sistema hormonal: hace que bajen levemente nuestros índices de fertilidad, y según algunos estudios está vinculado al aumento de diabetes, obesidad, asma y cánceres de mama y próstata.
Falta agregar como fuente de enfermedad sobre nuestro planeta Tierra la contaminación electromagnética que abarca todos los elementos cuánticos que nos están atravesando, desde los satélites hasta los celulares y por supuesto ondas 5g, que en algunos lugares del planeta ya están instalados. Esto va a ser en el futuro más estudiado para las consecuencias que tienen tanto sobre nuestro planeta como en nuestra salud.
