Bajo los cielos del mundo: Jerusalén, la ciudad de Jesús de Nazaret (especial para recorrer en Pascua) - Revista Para Ti
 

Bajo los cielos del mundo: Jerusalén, la ciudad de Jesús de Nazaret (especial para recorrer en Pascua)

Cada vez que planifico un viaje estoy llena de ilusiones y expectativas sobre lo que voy a encontrar en ese nuevo sendero elegido. No soy viajera de shopping y si hay algo que disfruto de los caminos, es interactuar y dejarme sorprender por la gente del lugar, conocer su idiosincrasia, sus costumbres, leyendas, todos esos pequeños detalles que enriquecen y siempre encuentro fuera de lo planificado. Y como las emociones son las que quedan grabadas en nuestra mente, concluyo cada uno de mis viajes mirando al cielo y agradeciendo la oportunidad de haber conocido otro destino que formará parte de una nueva historia 'Bajo los Cielos del Mundo'.
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Luego de un pequeño debate acerca de la seguridad del destino, con mi hijo menor planeamos un viaje a Jerusalén entusiasmados por caminar muchos de los senderos que hace más de 2000 años recorrió Jesús de Nazaret. Nuestro vuelo procedente de España arribó al aeropuerto de Ben Gurión en Tel Aviv. Desde allí no demoramos más de una hora en llegar a Tierra Santa para comenzar a palpitar la emoción de visitar muchos de los lugares donde ocurrieron importantes hechos relatados en las Sagradas Escrituras.

Esa misma tarde, antes que oscureciera, decidimos conocer el centro de la Ciudad Nueva de Jerusalén, por lo que tomamos un moderno tranvía que nos quedaba muy cerca del hotel en la estación Shivtei hasta Jaffa Station. Nos aconsejaron evitar las cercanías de la Puerta de Damasco, ya que en ese momento habían ocurrido múltiples y graves enfrentamientos entre musulmanes y soldados israelitas a partir de la decisión del gobierno de los Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel y trasladar su embajada a esta ciudad, una afronta directa contra los intereses palestinos que también la reclaman como la capital de su futuro Estado.

Nuestros temores acerca de la seguridad del lugar se disiparon al observar compartir el tranvía a estudiantes de escuelas rabínicas, jóvenes palestinos que salen de sus colegios, hombres y mujeres judíos ortodoxos, soldados israelíes, hombres y mujeres musulmanes y turistas. Una imagen de paz y convivencia que contrasta con un territorio convulsionado por la discordia.

Tranvía camino hacia Jaffa.

Al día siguiente por la mañana, comenzamos nuestro recorrido por la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde están los sitios más sagrados del cristianismo: el Santo Sepulcro, el Monte de los Olivos, el Huerto de Getsemaní, la Basílica de la Agonía, la Vía Dolorosa, el Cenáculo y el Gólgota.

Nuestra primer parada fue en el Huerto de Getsemaní, cerca del Monte de los Olivos, donde Jesús se retiraba a orar. Este pequeño huerto tiene una reja que protege ocho olivos milenarios que según estudios científicos se remontan a la época de Cristo.

Huerto de Getsemaní

Aquí también se encuentra la Iglesia de Getsemaní o de las Naciones, que guarda delante de su altar una roca que según la tradición se reposó Cristo durante su agonía.

foto 4- Iglesia de Getsemaní o Iglesia de las Naciones.

También visitamos la Iglesia de la Condenación (segundo estación de la Vía Dolorosa) donde Jesús tomó la cruz que cargó hasta ser crucificado. Junto a ella se encuentra la Capilla de la Flagelación, donde se cree que fue azotado antes de comenzar su calvario.

Capilla de la Condenación.

Esa misma tarde recorrimos algunas de las estaciones de la Vía Dolorosa. Lamentablemente no pudimos coincidir con la procesión organizada por los franciscanos que fueron quienes originalmente diagramaron el itinerario tradicional. Cada una de las quince estaciones están representadas por una Iglesia, una capilla o una placa y las ultimas seis se encuentran dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro.

No se sabe con exactitud si este camino fue el que realmente recorrió Jesús desde que fue sentenciado a muerte por Poncio Pilatos hasta que fue crucificado, pues en el transcurso de veinte siglos, la Jerusalén que Jesús pisó se encuentra bajo toneladas de tierra y muchas calles han cambiado de dirección.

Via Dolorosa.
Via Dolorosa.
Via Dolorosa.

Nuestro camino continuó hasta el Cenáculo, situado sobre el Monte Sion, donde Jesús se reunió con los apóstoles para compartir el pan y el vino en la última cena antes de morir.

Al día siguiente por la mañana fuimos a conocer la Iglesia del Santo Sepulcro. Nuestro guía nos había citado en horas muy tempranas para evitar las largas colas de turistas que pretenden ingresar al edículo, aunque grata fue la sorpresa de ser los primeros en llegar. Con el correr de las horas y la ausencia de visitantes, nuestro guía comenzó a preocuparse por esta inusual situación que suele suceder solamente cuando hay amenazas o atentados, lo cual finalmente no ocurrió. Dentro de la Iglesia nos dirigimos al edículo, un santuario restaurado que se construyó sobre la tumba de Jesucristo donde un sacerdote ortodoxo controlaba el ingreso de los fieles. Aquí hay silencio, recogimiento, oraciones silenciosas elevadas a Dios en un ambiente propicio para ello. Aquí sientes mucha espiritualidad, pues este lugar santo sin bullicio alguno, te concede el espacio y el tiempo para que medites y reflexiones hasta sentir unas suaves palmadas sobre el mármol del sacerdote ortodoxo que indican que llegó el momento de retirarse para darle lugar a nuevos peregrinos.

En la capilla ortodoxa copta, dentro de la iglesia del Santo Sepulcro hay diversas escenas de la vida de Cristo. Distintas agrupaciones religiosas comparten, no sin recelo, el santuario. Cada uno de ellos protege una capilla o espacio, y las llaves de la Iglesia se confían a una familia musulmana de la ciudad.

Iglesia del Santo Sepulcro.
Iglesia del Santo Sepulcro.

En el mismo templo se encuentra el Monte Gólgota con la Capilla del Calvario, donde podrás tocar debajo del altar la piedra donde se colocó la cruz en la que Jesús fue crucificado.

Capilla del Calvario.

Las excavaciones realizadas en el interior de la iglesia del Santo Sepulcro durante el siglo XX revelaron vestigios que pertenecieron al templo de Adriano y a los muros del templo original de Constantino. Los arqueólogos también documentaron una antigua cantera de piedra caliza y al menos, una docena de otras tumbas excavadas en la roca, algunas de las cuales se pueden ver hoy.

Varias peregrinas se arrodillan en la iglesia del Santo Sepulcro ante la Piedra de la Unción, que conmemora el ungimiento de Jesús previo a su entierro.

Fue sin dudas un viaje especial donde combinamos la historia y la Fe, el amor y el recogimiento, y nos trajimos a casa una paz que sobrepasó todo entendimiento. Hemos vivido plenamente esos días con un corazón lleno de gratitud por haber vivido esta experiencia bajo estos cielos del mundo.

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