Muchos expertos sostienen que la exfoliación es un paso fundamental en la rutina de skincare para lucir un rostro suave y luminoso.
Sin embargo, la obsesión que hay en redes sociales por lucir una piel lisa y sin imperfecciones ha derivado en el uso indebido de este recurso, que puso a los exfoliantes en la mira.
Porque cabe recordar que la clave para que un producto funcione bien es su uso adecuado, sobre todo los exfoliantes, que generan una abrasión en la piel que debe hacerse -como mínimo- entre una semana y otra, según recomiendan los especialistas.
De lo contrario, se deteriora por demás, sin darle tiempo a que regenere su capa natural protectora. Así, queda expuesta a los daños externos y más propensa a irritarse y lastimarse.
“La epidermis contiene una capa superficial llamada estrato córneo. Esta es similar a un tejado, donde se depositan las células muertas que han migrado a la superficie cuando se ha terminado su vida útil”, explica la esteticista Lorena Aviñón.
La exfoliación permite obtener un aspecto saludable de la piel, ya que elimina células muertas, y puede ser tanto a través de exfoliantes físicos, químicos o enzimáticos.
Un exfoliante para cada tipo de piel
Los exfoliantes físicos contienen gránulos que ‘arrastra’ las células muertas de la piel y actúan en su capa más superficial. Se usan para purificarla y hacerla más receptiva a la absorción de los cosméticos que se apliquen a continuación.
Además, son efectivos para darle un tono más uniforme a la piel y ayudan a erradicar puntos negros y a abrir los poros.
La clave de su éxito radica en la aplicación: mediante un masaje circular con muy poca presión, de dos a tres minutos. Esto, a su vez, "estimula el riego sanguíneo, haciendo que lleguen más nutrientes y oxígeno a los fibroblastos, incrementando así la producción de colágeno y elastina”, aclara la experta.
Los exfoliantes químicos están formulados con ácidos o enzimas que actúan disolviendo la queratina (el material que une a las células que componen la capa superior de la epidermis).
Se caracterizan por tener menos efectos secundarios en el instante de la aplicación y trabajan durante las horas posteriores a su uso. Los alfahidroxiácidos son para todo tipo de piel, los betahidroxiácidos son indicados en pieles grasas y polihidroxiácidos se recomiendan para pieles sensibles.
Finalmente, los exfoliantes enzimáticos suelen formularse con extractos de frutas ricos en enzimas, activos capaces de ‘despegar’ las células muertas. No actúan a tanta profundidad como los ácidos, pero son igualmente efectivos.
Los mejores ingredientes exfoliantes físicos
En pieles sensibles no es recomendable aplicarlos. En cuanto a las mejores fórmulas para quienes los pueden tolerar bien, la experta recomienda aquellos con ingredientes que exfolian eficazmente, pero sin causar irritación excesiva y que no provocan daños en la piel.
Por ejemplo, que sus activos exfoliantes sean partículas naturales de tamaño muy pequeño que sean suaves con la piel y que produzcan un ‘gomagge’, que es lo que en francés se conoce como ‘borrar’. De esta manera producirán un leve ‘pulido’ de la piel, liberándola de impurezas”, aclara Aviñon que, a su vez, recomienda “los micronizados, que son polvos obtenidos a partir de la trituración y tamizado de plantas, flores y frutas”.
Otras de sus recomendaciones son el polvo de bambú, el arroz (por su forma redondeada), e incluso los masajes con cepillos exfoliantes, "que además activan la circulación sanguínea y linfática, siendo muy recomendables cuando hay retención de líquidos”, agrega.
Lo que no recomienda en absoluto son los remedios caseros que se hacen con "sal o azúcar en el rostro, ya que son componentes que vistos al microscopio contienen aristas que pueden arañar e irritar la piel”.
Cómo hacer la mejor exfoliación
El producto se debe aplicar sobre la piel limpia y húmeda, habiendo usado previamente agua tibia o caliente para así facilitar la exfoliación. La experta recomienda aplicar el exfoliante "mediante masajes circulares durante unos minutos, haciendo hincapié en aquellas zonas donde se acumulan más células muertas, como las aletas de la nariz, el mentón y la frente”.
Después es importante enjuagar con abundante agua, secar con suavidad y aprovechar que la absorción es mayor para aplicar una crema o aceite. Y “como la piel se regenera cada 28 días, utilizar el exfoliante cada dos semanas es más que suficiente”.
Eso sí, advierte que “no es recomendable utilizar un exfoliante físico acompañado de uno químico para no saturar a la piel con un exceso de exfoliación y de este modo no sensibilizarla; así como para evitar que ese exceso de barrido no produzca una hiperqueratinización, que es un engrosamiento del estrato córneo, lo que produciría el efecto contrario a una piel suave y fina”.
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