Uno de los detalles más comentados del vestuario papal, que suele pasar desapercibido para muchos, son sus zapatos. Durante décadas, el Papa fue asociado con un calzado rojo que despertó todo tipo de interpretaciones y rumores —incluso, que eran de la lujosa marca Prada. Pero en realidad, estos zapatos están cargados de tradición, simbolismo y decisiones personales.
La mayoría de los Papas utilizan tres tipos de zapatos: unas pantuflas rojas de seda para caminar en el interior del Vaticano, sandalias episcopales para celebrar misa (hasta 1969) según los colores litúrgicos y zapatos de cuero rojo para exteriores.

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Por qué los Papas usan zapatos rojos
El uso del zapato rojo por parte del Papa es una tradición que se remonta a siglos atrás. En la simbología cristiana, el rojo representa la sangre de los mártires, especialmente la de Cristo, y simboliza la entrega total a Dios. Los zapatos rojos del Papa eran un signo de humildad y sacrificio, no de ostentación.
Además, durante siglos, no solo los zapatos del Papa eran rojos, sino también sus capas (la mozzetta) y el sombrero de tres picos (el camauro), que reforzaban esta imagen visual tan potente.
Desde la época bizantina, los reyes de Normandía los utilizaban como símbolo de los mártires. Los emperadores romanos continuaron con la tradición, sólo que para ellos era un referente de alto estatus, así que los grandes aristócratas también los utilizaban.

Para la Iglesia no fue diferente, sólo que el rojo (que no era usado únicamente en los zapatos sino en toda la vestimenta, la cual empezó a cambiar hacia al blanco con el Papa Pío V a mediados del siglo XVI por ser de la orden dominica), además de simbolizar poder, recuerda la sangre de la Pasión de Cristo y su camino a la crucifixión; asimismo, simboliza la sumisión de Papa a Jesucristo, el amor de Dios por la humanidad y el recuerdo de todos los mártires que dieron su vida por Cristo.
Volviendo a los zapatos de exteriores, son de cuero (mayormente proveniente Marruecos) y solían tener una cruz bordada en oro. Después de 1958, el Papa Juan XXIII le agregó herraduras doradas que los hicieron más parecidos al calzado utilizado por los obispos fuera de Roma.

Luego el Papa Pablo VI pidió que se quitara la elaborada cruz y no se cumpliera la costumbre de besar los pies del pontífice. También eliminó las hebillas de todos los zapatos eclesiásticos y decidió no usar las pantuflas de seda en el interior del Vaticano.
Sin embargo, los Papas que lo sucedieron sí volvieron a los zapatos rojos, incluso algunos fueron enterrados con ellos: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, por ejemplo. Este último por mucho tiempo también cambió a unos de un tono más borgoña y menos rojo brillante, de apariencia más sencilla; sin embargo, el Papa Benedicto XVI los retomó de la mano de su propio artesano-zapatero, Adriano Stefanelli.
Zapatos negros, la elección del Papa Francisco
La elección de zapatos negros apareció con fuerza en 2013, cuando el Papa Francisco fue elegido Sumo Pontífice. En una clara muestra de austeridad, el Papa argentino rompió con varios protocolos tradicionales del vestuario papal, incluyendo el uso de calzado. Optó por seguir usando sus clásicos zapatos negros de cuero, sencillos y sin brillo, que ya usaba en Buenos Aires que eran fabricados por su zapatero de cabecera de hace más de 40 años, Carlos Samaria

Este gesto fue leído como una señal de cercanía, sencillez y coherencia con su mensaje pastoral. Desde entonces, Francisco se mantuvo fiel a los zapatos negros, transformándolos en un símbolo de su papado.
¿Eran de Prada?
Durante el papado de Benedicto XVI, los medios comenzaron a difundir el rumor de que los elegantes zapatos rojos que usaba eran de Prada. El mito se instaló rápidamente y muchos asumieron que el Papa había optado por una firma de lujo italiana. Sin embargo, el Vaticano desmintió esta versión: los zapatos no eran de Prada, sino confeccionados por artesanos italianos especializados en calzado eclesiástico.
Uno de los nombres que trascendió fue el del zapatero Adriano Stefanelli, de Novara, quien llegó a realizar calzado tanto para Juan Pablo II como para Benedicto XVI.
Hoy, la elección entre zapatos rojos o negros no es una cuestión de moda, sino de identidad. Y aunque ya no brillen los tonos borgoña bajo la sotana blanca, el debate sigue generando interés.
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