Cuando el 9 de octubre del año pasado se produjo la muerte de Marcelo Frydlewski producto de las consecuencias de un cuadro de coronavirus, Ana Rosenfeld comenzó a transitar un duelo que dura hasta hoy. La abogada más temida del mundo del espectáculo no puede evitar contener las lágrimas cada vez que hace referencia a “amorcito”, el hombre que lo acompañó durante 37 años.
Si bien este hecho fue un punto que marcó un quiebre en su historia, en una reciente entrevista que brindó a Teleshow repasó parte de su vida y dejó en claro que a lo largo de sus 67 años tuvo que enfrentar varios golpes.
Una de las primeras grandes decisiones que tuvo que tomar, en materia personal, tuvo lugar en 1975 cuando se casó con un hombre diez años menor y, en medio de un problema de salud, decidió separarse. “Lo dejé por teléfono y se enojó mucho. Quería comprar una casa para que me vaya a vivir con él, pero le dije que no”, reveló.
En la nota revela que no se sintió acompañada por él cuando le diagnosticaron un año de vida y fue sometida a una dolorosa operación que, finalmente, arrojó buenos resultados.
“Quería alguien que, en esa delicada situación, me contuviese de un modo diferente. Si iba a construir una familia, me haría falta un pilar más sólido. Me había dado cuenta de que jamás sería el hombre de mi vida. Así fue como llegué a la casa de mis padres para decirles que me separaría. Hablo de 43 años atrás, cuando anunciar eso era... Jamás terminé de explicarle muy bien la razón. Tal vez se entere al ver esta entrevista”, contó.
Ella tenía 24 años, sentía constantemente dolor de rodilla y terminaron descubriendo que tenía carcomido el hueso de la cadera. “Me metieron en una cama diciéndome que debía agradecer no haber sufrido una fractura espontánea, lo que hubiese sido terrible. Me detectaron un tumor en la cabeza del fémur derecho y los pronósticos eran pesimistas. De hecho hubo radiografías fallidas que indicaban metástasis·, completó.
Tardó largos meses en recuperarse y un par de años en volver a apostar al amor. Fue cuando tenía 30 años que llegó Frydlewski con quien se dio cuenta que podía envejecer a la par. Juntos transitaron las buenas, pero también las malas: la pérdida de su primer embarazo de mellizos.
A los seis meses de gestación le detectaron triploide o triploidía, una alteración por medio de la cual los fetos adquieren tres cromosomas y no se pueden desarrollar los embriones. “Hubiesen sido nuestros primeros hijos. Mamá es melliza, por lo que mis probabilidades de tener dos bebés eran altas”, explica.
“Fue un embarazo muy raro. Yo engordaba, pero los ellos no. Estaba embarazada de seis meses cuando supe que ese hijo estaba destinado a no nacer. Fue muy cruel, porque debí expulsarlo de forma natural. La inducción duró siete días. O sea, atravesé una semana con dolores de parto. En ese momento, evitamos la cesárea para que pudiese volver a quedar embarazada enseguida. Lo que felizmente sucedió dos meses después, cuando iniciamos la espera de Pamela”, lamentó.
