Quién fue Raffaella Carrá: el ícono pop de los 70 y 80 que invitaba a rebelarse a través de la música y el baile - Revista Para Ti
 

Quién fue Raffaella Carrá: el ícono pop de los 70 y 80 que invitaba a rebelarse a través de la música y el baile

Muchas mujeres en el mundo imitaban sus looks, sus temas invitaban a enamorarse y sus coreografías se popularizaron mucho tiempo antes de que supiéramos lo que era TikTok. Quién fue la italiana que se atrevió a mostrar el ombligo por primera vez en la televisión de su país, cuando eso era considerado un verdadero escándalo.
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Hoy el mundo le dice adiós a una de las grandes divas. Italiana, carismática, luchadora y rebelde: se abrió paso en su carrera con un desparpajo que muchos amaron y otros no tanto. Raffaella Carrá fue cantante, compositora, actriz, bailarina y conductora y no hay dudas de que marcó una época. En sus canciones, verdaderos éxitos comerciales, hablaba de temas de los que nadie se atrevía y en algunas ocasiones recibía críticas, cuando descifraban lo que ella verdaderamente quería decir.

Nació un 18 de junio de 1943 en Boloña. Pasó su infancia en Bellaria-Igea Marina, donde su padre regentaba un bar y su abuela era propietaria de una heladería. Sus padres, que también tenían un negocio inmobiliario, se separaron cuando ella tenía sólo dos años.

A los 8 dio su primer paso dentro del ambiente que marcaría su destino: ingresó en la Academia Nacional de Danza, en Roma. Tiempo después, cursó estudios en el Centro Sperimentale di Cinematografia y su carrera en el cine comenzó a principios de los años cincuenta. A los 9 años de edad realizó su primera participación en cine, al interpretar un pequeño papel en la película “Tormento del passato”

La joven Raffaella, comenzó su carrera con su apellido paterno y una melena morocha. Foto: IG

Debutó oficialmente en el cine en la década del 60’ apareciendo en varias películas italianas, y en esa época cambió su apellido paterno Pelloni por el de Carrá, “Fue en 1961. Me lo puso un guionista, aunque a mí no me gusta el acento, como homenaje al pintor del movimiento futurista Carlo Carrá”, relató en su momento.

Su película más destacada de esta época fue “I compagni”, que protagonizó junto al actor Marcello Mastroianni y que le permitió saltar a Hollywood, aunque Rafaella regresaría al poco tiempo a Italia porque, según ella, Hollywood no era precisamente “lo que necesitaba”: “Cuando terminaban de rodar, todos iban a alcoholizarse o a tomar cocaína. Esa vida no me gustaba. Mis padres estaban separados. Mi padre no quería que yo incursionara en esto porque creía que estaba lleno de gente rara, que podías perderte enseguida. No estaba tan equivocado”.

En el año 1965 interpretó El Expreso de Von Ryan, junto a Frank Sinatra: cuenta la leyenda que "la Voz" había quedado flechado por la entonces morocha Raffaella, pero sus intentos de seducción no tuvieorn éxito. “Le dije que no y entendió”, confesaría Carrá tiempo después.

Era un torbellino de carisma y espontaneidad. A fines de la década del 70 provocó un escándalo mediático con su canción Tuca Tuca y fue la primera en mostrar el ombligo en la televisión de su país.

De regreso en Italia, decidió apostar todas sus cartas al mundo de la televisión como bailarina, cantante y presentadora, porque ella siempre se consideró como una talentosa show girl que sabía hacer de todo. Le ayudó mucho su gran carisma y una belleza típicamente italiana: sus looks eran imitados no sólo en su país, sino en el mundo, cuando se comenzaba a hacer cada vez más popular.

Raffaella hizo de todo en televisión. Magazines, concursos, programas de entrevistas, fue coach y forma parte de la historia del medio no solo en su Italia natal. Debutó con Tempo di danzaIl paroliereQuesto sconosciuto y el musical Scaramouche y no paró. En 1970 realiza Canzonissima y lanza el famoso baile tuca-tuca. En 1971 es nuevamente protagonista de Canzonissima con la canción, Chissà se va.

Durante los 70 y los 80 fue un suceso mundial, pero al mismo tiempo, resguardaba su intimidad al máximo. Cada tanto surgía algún rumor de un amorío pero lo cierto es que tuvo dos grandes amores en su vida: Gianni Boncompagni, autor, director y conductor de radio, con quien tuvo una relación de diez años. Tiempo después volvió a enamorarse de Sergio Japino, su su coreógrafo durante los años ´80. La pareja sorteó crisis, obstáculos y tabúes. Raffaella era once años mayor que él y estuvieron juntos casi tres décadas y, si bien actualmente seguían separados, fue él quien la acompañó mientras transitó su enfermedad, hasta sus momentos finales.

Jamás fue afecta al matrimonio. Consideraba que se trata de "una institución caduca que coarta libertades". No tuvo hijos.

Después de una pausa de cuatro años en los cuales trabajó en la televisión española, regresó para hacer Caramba! che sorpresa, en la RaiUno. De octubre 1998 al 6 de enero 1999 presenta para RaiUno Domenica in, en la tarde de los sábados junto a la Lotteria Italia y Centoventitré.

En los años 70’ Raffaella Carrá, además se lanzó exitosamente como cantante. Algunos de su discos fueron “Raffaella”, “Raffaella Carrá”, “Raffaella…senza respiro”, “Fiesta”, “Hay que venir al sur”, “Canta en español” y “Latino”, entre otros. Entre sus temas más populares destacan FiestaEn el amor todo es empezar¡Qué dolor!Rumore y Caliente, caliente.

Las versiones en español de algunos de sus éxitos, como “Fiesta”, “En el amor todo es empezar” (famoso por su coro “explota, explotame, explo”, cuando Raffaela movía espasmódicamente su cabeza hacia atrás), “Hay que venir al sur”, “Lucas”, “Mama dame cien pesetas” o “Caliente, caliente”, alcanzarían una enorme popularidad en España y Latinoamérica, transformándola en una de las artistas femeninas más populares de su tiempo.

En 1978 vino por primera a Sudamérica, donde realizó numerosos conciertos en estadios y teatros. En esa gira también visitó por primera vez Argentina, realizando varias presentaciones para algunos programas de televisión. Recordó alguna vez que tuvo que cambiar la letra de uno de sus temas: “Cuando llegué con la canción que decía ‘Para hacer bien el amor hay que venir al Sur’, tuve que cambiar la letra para que no me censuraran, cantando la frase ‘Para enamorarse bien hay que venir al sur’ “. Por entonces, su fama era tal que para asomarse a la calle debía salir a la calle siempre con guardaespaldas.

En una entrevista con la revista Rolling Stone Italia, le consultaron por su particular estilo de cantar y bailar, que supuso una especie de liberación sexual para las mujeres de su época, confesaría que lo suyo no era solo “cantar con las cuerdas vocales”. “Yo cantaba con la cabeza, el cabello, la libertad del cuerpo. Había algo de liberación sexual feminista en mis canciones y en esos provocativos arqueos al ritmo de la música. El rock, que para mí es más filosofía que música, está en mi cuerpo, aunque cante cosas más sencillas, menos duras. Lo importante es la fuerza”.

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