El limonero se consagra como uno de los árboles frutales más populares para cultivar directamente en tierra, en macetas ¡o en tazas!.
Así, patios, jardines, balcones, terrazas o interiores luminosos se llenan de color, frescura y un inigualable aroma natural.
Y lo mejor de todo es que no requiere de cuidados muy exigentes, se puede reproducir fácilmente mediante esquejes y plantarlo es una tarea bastante sencilla.
Otra de las ventajas de plantar un limonero en una taza, es que no tenés que preocuparte porque crezca demasiado.
Y para hacerlo, solo vas a necesitar la taza, semillas de limón y un poco de tierra.
Cómo plantar un limonero en una taza
1. Cortá un limón (ecológico en lo posible) para extraer las semillas. Lo ideal es pelarlo como si fuera una naranja e ir desgajándolo poco a poco hasta llegar a ellas.
2. Una vez que tengas las semillas, lavalas bien y quitá con mucho duidado la pared protectora blanca que las recubre. Este paso ayuda a que la germinación sea más rápida.
3. Dejá las semillas dos o tres días en agua para que germinen. También podés envolverlas en un papel húmedo.
4. Mientras las semillas germinan, aprovechá para preparar la taza con un poco de tierra ligera y sin apretarla mucho. Lo ideal es que esté húmeda pero no encharcada.
5. Sacá las semillas del agua o del papel y asegurate que hayan germinado. Si no es así, esperá un par de días más.
6. Cuando veas que todas las semillas germinaron, ya las podés colocar en la taza y cubrirlas con un poco más de tierra.
7. Si la taza es muy chica, conviene no poner más de dos o tres semillas, ya que cuando las plantas crecen necesitarán su espacio.
¡Y listo! Ahora solo queda esperar, ubicar la taza en un espacio muy luminoso con sol directo y regar cada dos o tres días para mantener el sustrato ligeramente húmedo (durante el invierno es recomendable regar dos veces a la semana)