Los miomas o, comúnmente llamados fibromas, son los tumores ginecológicos benignos más frecuentes. Se generan a partir de las células musculares del miometrio (pared del útero) y afectan a una de cada 2 mujeres (el 50%) en edad fértil, pudiendo llegar hasta un 80% en afrodescendientes.
Su causa es multifactorial. Intervienen factores genéticos, hormonales y ambientales. Se sabe que hay un fuerte componente hereditario. "La gran mayoría de los miomas es asintomática y suelen diagnosticarse por medio de ecografías transvaginales de rutina", explicó Guido Vietri, especialista en cirugía laparoscópica y mínimamente invasiva de alta complejidad del servicio de ginecología Hospital Italiano (MN 164.887).
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A su vez, el ginecólogo determinó que los síntomas dependen del tamaño y de la ubicación. "Miomas pequeños alojados en la pared del útero pueden no dar síntomas, mientras que los más grandes van a generarlos según su ubicación", argumentó.

"Los que crezcan desde pared del útero hacia el interior de la cavidad uterina (denominados submucosos) generarán aumento del volumen de sangrado menstrual (hipermenorrea), dolor menstrual (dismenorrea) y problemas en la fertilidad", subrayó el doctor.
"Cuando presentan gran tamaño y crecen hacia fuera del útero (subserosos) promueven compresión de órganos vecinos en la pelvis como la vejiga o el intestino, con aumento de la frecuencia urinaria o constipación crónica", expresó el especialista.
Qué hacer frente a un mioma
El doctor Vietri explicó que lo que hay que hacer frente a un mioma dependerá de si hay síntomas o no. "En caso de que no, puede controlarse con métodos de imágenes (ecografía transvaginal), por lo menos, una vez al año para evaluar su crecimiento", especificó.
"En cambio, si se presentan, habrá que tratarlos quirúrgicamente para extirparlo, procedimiento denominado miomectomía", remarcó el ginecólogo. También, aseguró que los miomas no se transforman en malignos.
"Existe una enfermedad maligna del músculo del útero llamada leiomiosarcoma, su incidencia es muy baja y se sospecha cuando un “supuesto” mioma presenta rápido crecimiento y tiene características imagenológicas de malignidad", detalló el especialista.
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"Los miomas son hormonodependientes. Por eso, crecen durante la edad fértil y pueden presentar mayor desarrollo durante el embarazo, pero, en la menopausia, al no haber más producción de hormonas sexuales, tienden a atrofiarse, disminuyendo de tamaño. Si un mioma no generó síntomas en la edad fértil, no debería en la menopausia", finalizó Vietri.
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