Así es la nueva vida de Alejandro Rial, exitoso conductor de Canal 26: ahora se llama Amrit, es maestro de yoga y vive en un ecopueblo de Córdoba - Revista Para Ti
 

Así es la nueva vida de Alejandro Rial, exitoso conductor de Canal 26: ahora se llama Amrit, es maestro de yoga y vive en un ecopueblo de Córdoba

Durante años fue la cara del noticiero matutino de Canal 26. Había algo que no lo terminaba de convencer. Luego de la muerte de Mary, su esposa, que estuvo seis años y medio en coma por un accidente automovilístico, decidió comenzar una nueva vida. Se llama Amrit, es maestro de Kundalini Yoga y ahora ayuda a la transformación personal de las personas. En una entrevista con Para Ti, contó cómo fue este gran cambio que lo llevó a vivir en contacto con la naturaleza en una comunidad de Córdoba. 
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“Sabía que en poco tiempo no iba a estar disfrutando dar las noticias”, afirma Amrit a Para Ti al revelar los motivos que lo llevaron al gran cambio de su vida. Se trata de Alejandro Rial, el periodista que supo ser la cara de las mañanas de América TV y, luego, de Canal 26. La rutinaria actividad lo hizo darse cuenta que ya comenzaba a necesitar salirse del molde. Tiene una hija, fue pareja durante siete años de Liliana Parodi, pero la relación con Mary lo marcó para siempre. A cuatro años de haber contraído matrimonio, ella tuvo un accidente en la Autopista del Oeste que la dejó durante seis años y medio en coma.

Este hecho fue quizás el punto final para Alejandro que comenzó a escribir, de a poco, la historia de Amrit. El nombre significa “sin muerte”. Lejos del caos porteño, ahora vive en el Centro Umepay, un ecopueblo de Villa Yacanto en Córdoba, es maestro de Kundalini yoga, coach y councelor. En la etapa previa a este renacimiento escribió dos libros: “¡Más amor por favor!” y “Necesito un cambio ya”… vaya paradoja.

En su cuenta de Instagram (@amrit.rial) se define como una persona que “facilita la transformación personal”. Cada mañana, sin importar fines de semana o feriados, comparte sus meditaciones a través de una transmisión en vivo por esa misma red social. Son cada vez más los adeptos que suma con el correr del tiempo, entre los que se puede ver a figuras del mundo del espectáculo como Reina Reech.

-Empezaste a trabajar a los 20 años como periodista. En ese momento, ¿te imaginabas la posibilidad de tener esta vida?

-La verdad es que nunca me imaginaba una vida como periodista. Me parecía como de esas casualidades del mundo. A la vez, sentía una admiración enorme por Andrés Percivalle que conducía con Mónica Cahen D'Anvers el noticiero de El Trece. Era: ‘uf, como me gustaría hacer eso’. Era inalcanzable, me parecía que a ese lugar sólo llegaban unas personas elegidas. Arranqué como cadete en la Editorial Perfil, después fui notero, cronista, redactor y esas cosas. Un día llegó la tele y después la radio. Nunca me lo hubiera imaginado. Si, cuando era chico, me imaginaba que me gustaría vivir en un campo o en una granja. No en la ciudad. A la vez, toda mi adolescencia, hasta mis cincuenta años, siempre atrapó la ciudad con todo lo que tiene.

Imagen de archivo. Captura de TV.

-¿Cómo comenzó ese proceso de cambio?

-Había algo en mí que estaba muy enojado con todo y con todos. Me parecía que las personas no me entendían. Entonces, empecé a preguntarme cómo podía hacer para que todos me entendieran. La primera idea que se me ocurrió era que cambiaran ellos en lugar de cambiar yo. Después tomé un taller de desarrollo personal en donde me vino un montón de información y herramientas sobre esto. Yo tenía que cambiar. Cuando cambio yo, cambia la forma en la que el entorno me mira y se vincula conmigo. Así que ese fue mi gran proceso. Cuando eso se hizo carne en mí, dije que esto que aprendí se lo quería enseñar a otros. Empecé a estudiar couseling, coaching, hice especializaciones y di talleres para acompañar a las personas en su cambio y transformación.

-Te casaste con Mary y a los cuatro años un accidente de tránsito la dejó en coma durante seis largos años. ¿Cómo acompañaste ese proceso desde la espiritualidad, ya que vos en ese momento ya contabas con esas herramientas que mencionas?

-Lo primero que a mí me venía… creo que fue un instante. Todo lo que había aprendido me traía conciencia de esto que nos estaba pasando. Había algo en mí que me decía ‘no es por qué me pasó a mí’ porque yo presento este tipo de noticias todos los días en el noticiero. Es para qué me pasa esto, qué voy a hacer, qué transformación me va a traer, a dónde me va a llevar, qué voy a hacer con el dolor y la posibilidad de la muerte en cada instante. En estos procesos tenes que esperar, transitarlos. El universo me trajo algo así como: ‘¿Vos estas preparado para acompañar a las personas en sus crisis? Ok, a ver si de verdad lo estás y hasta a dónde te animas a ir’. Ahí fue el gran cambio.  

-¿Se puede decir que la partida del plano terrenal de ella fue el clic definitivo que motivo el cambio radical? 

-Un montón de cosas se me abrieron, pero estaba inmóvil en esa libertad. Como si algo se hubiera soltado en mí. Ahí si fue donde empecé a tomar más contacto con la posibilidad de vivir en la naturaleza. Yo vivía en Libertador y Pampa. Me encantaba ese lugar. A la vez, me sentía en soledad preguntándome que hago en esta ciudad repleta de personas y cómo no vivo con otras. Primero quise crear una comunidad en Buenos Aires, después quise hacer un ashram de kundalini yoga donde las personas pudieran venir y quedarse a vivir. Después me fui cuenta que la idea no era liderar un proyecto, sino ser alguien más dentro de uno. Fue así que empecé a pensar en la idea de vivir en comunicad y encontré el Centro Umepay. Es el lugar en donde encuentro a personas que admiro con reglas y normas de convivencia afines a mí.

-¿Por qué te instalaste en Córdoba?

-En realidad salí de viaje desde Buenos Aires con la idea de recorrer el mundo: quería ir a Córdoba, San Luis, Mendoza, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y así quería seguir hasta Costa Rica o México. Por recomendación de un amigo, la primera parada fue el Centro Umepay y a los tres días tomé la decisión de quedarme a vivir.

-En esa comunidad estás entre pares. Entiendo que Alejandro Rial ya es pasado. ¿Cómo te recibieron? ¿Hubo curiosidad por la llegada de ese hombre de la tele?

-La recepción fue rara. Me miraban pensando que no sea un espía o que esté haciendo un documental. Hubo otros que, desde un lugar sensible, confiaron rápidamente pensando que llegaba a este lugar para transformarme y transformar a otros.

Crédito foto: Ce Miranda.

-¿Cómo te sustentas económicamente en la actualidad?

-Fue dificultoso hasta que en un momento descubrí que la abundancia era una creación mía. Genere rentas que me permiten vivir casi sin trabajar. Con eso el universo recompensa lo que hago económicamente. Hay personas que llegaron acá sin saber hacer nada y hoy tienen oficios que nunca soñaron que iban a llevar adelante y que les iban a dar abundancia económica.

-¿Cómo decidiste dejar el periodismo? Hay que destacar que te iba bien en las mañanas de Canal 26, ¿en algún momento tuviste miedo de arrepentirte?

-Mis amigos me decían que estaba loco porque era conocido y ganaba muy bien. Para mí ya estaba. Yo tengo una parte muy ariana que es la de empezar cosas y una acuariana que es la de hacer cosas distintas. Sabía que en poco tiempo no iba a estar disfrutando dar noticias. No fue muy complejo el moverme de ese lugar. En muy pocos instantes tuve miedo, pero a la vez era clarísimo el cambio.

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