La historia de Serena María de Corazón de Jesús Allende nos toca el alma. Tiene apenas 6 años recién cumplidos, una sonrisa que ilumina todo a su paso y una familia que la acompaña con una fe inquebrantable. Hace diez días, luego de notar algunas señales sutiles, los médicos le descubrieron un tumor en el tronco encefálico, una zona extremadamente delicada del cerebro que controla funciones vitales. Por eso, no puede operarse y las posibilidades de tratamiento son escasas.
Frente a esta dura realidad, su familia –liderada con amor y coraje por su mamá, Titi Funes– decidió hacer lo único que saben hacer cuando el dolor desborda: abrir el corazón y multiplicar la fe. Así nació una cadena de oración que no deja de crecer, uniendo personas que quizás no conocen a Serena, pero que se sienten profundamente conmovidas por su historia.
“Estamos suplicando un milagro, porque sabemos que Dios tiene la última palabra”, dice su mamá, con esa convicción que solo nace cuando el amor es más fuerte que el miedo.

La intuición y el amor también salvan
"El tumor que le encontraron es silencioso", nos cuenta su mamá. Serena no tenía dolores, pero fue la directora del colegio quien notó algo que llamó su atención: se dio cuenta que sentía cierta inseguridad al subir o bajar las escaleras. A partir de allí, las docentes comenzaron a observarla detenidamente y, en una clase de música, comprobaron que algo no estaba bien. “Hicieron actividades bailando y cantando para ver cómo se movía, y vieron que se tambaleaba en un giro”, contó Titi.
Gracias a esa mirada atenta, llegaron a la pediatra, la Dra. Carolina Torregrosa, que pidió una resonancia. Fue esa “foto de su cabeza” la que reveló la inflamación.

Serena entiende parte de lo que pasa. “Sabe que tiene una pelotita en la cabeza y que está internada porque le tienen que pasar remedios por la vía para sentirse mejor y volver a casa”, explica su mamá. Y ese amor que la rodea la está sosteniendo. A sus padres, hermanas Marina (14) y Alexia (10), los chicos, padres y docentes del colegio, y los médicos, ahora se siente el apoyo incondicional de cientos de personas que se suman a rezar por ella todos los días.
Un milagro, una comunidad, una niña que inspira
Este lunes comenzarán con rayos, mientras esperan los resultados de la biopsia realizada por el Dr. Marcelo Bartuluchi del Fleni, que permitirá conocer más sobre el tipo de tumor. Pero más allá de los porcentajes y de los diagnósticos, su familia se aferra a lo esencial: la esperanza.

“Intentamos darle un sentido a este dolor tan grande. Que de este sufrimiento salga algo bueno. En la vida no creemos en casualidades. Todo pasa por algo”, dice Titi con la entereza de quien, en medio de la tormenta, elige mirar el cielo y seguir creyendo.
Hoy, Serena necesita de todos. Cada oración, cada gesto de amor, cada pensamiento positivo suma. Porque cuando un niño sufre, la humanidad entera se moviliza.
Transformar el dolor en amor, el mensaje de Titi Funes
En medio de la incertidumbre, su mamá, Titi Funes, decidió transformar el dolor en algo más grande. Con una fe enorme, impulsó una cadena de oración, pero también un pedido profundo: que cada persona que conozca su historia realice una obra de amor al día, en nombre de Serena.
“Puede ser cualquier cosa —dice el mensaje—: ayudar a alguien desinteresadamente, acompañar en silencio, perdonar, volver a rezar, o simplemente estar presente para quien lo necesita. Hacelo por este angelito”.

La imagen, que muestra a Serena en brazos de su mamá en la habitación del hospital, emociona por la ternura, la fuerza y la luz que transmite. Hay tristeza, sí, pero también una fe que no se apaga, que se multiplica.
Serena está rodeada de amor. El de su mamá, el de sus dos hermanas mayores, el de su colegio que fue clave para detectar las primeras señales de que algo no andaba bien, y ahora el de cientos de personas que se suman con oraciones, mensajes, y pequeños gestos de bondad.
Este pedido es simple y poderoso: hacé el bien, y pensá en Serena mientras lo hacés. Una acción puede sanar, puede consolar, puede abrir caminos.
Una cadena de amor que crece cada día
Desde que Serena fue diagnosticada, algo increíble comenzó a pasar: personas de distintos lugares y credos comenzaron a ofrecer su dolor, sus desafíos cotidianos y hasta sus pequeñas renuncias por ella.

"Una persona mayor me escribió diciendo que ofrecía su vejez sin queja por Serena. Otra, que está transitando un cáncer, ofreció su enfermedad. Gente que no iba a misa hace 20 años volvió, otros empezaron a rezar rosarios por primera vez, o a comulgar después de años", cuenta Titi, su mamá.
No solo fue la comunidad cercana: personas desconocidas, de distintas religiones, sumaron su oración. "Me dijeron que le iban a escribir a un rabino de Nueva York para pedir por ella. Y yo, claro, dije que sí. Porque para mí, Dios es uno solo, más allá del credo."
También hay quienes decidieron transformar su día a día como gesto por Serena: dejar de fumar, volver a la parroquia, llevar a sus hijos a misa, anotar a sus familias en charlas. “Una amiga va a bautizar a su hijo por ella. Otra me manda caramelos, reliquias, cosas hermosas. Todo esto es luz en la oscuridad. Nos sostiene”.
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