Qué significa ponerse el pelo detrás de la oreja o tocarse el pelo según la psicología
 

Qué significa ponerse el pelo detrás de la oreja

Qué significa ponerse el pelo detrás de la oreja
Un gesto tan cotidiano como pasarse el pelo detrás de la oreja puede tener múltiples interpretaciones. Te contamos qué dice la psicología sobre esta acción y por qué siempre estamos comunicando, incluso sin palabras.

Un gesto tan simple como ponerse el pelo detrás de la oreja puede decir mucho más de lo que imaginamos.
Lo hacemos casi sin darnos cuenta, por costumbre o como respuesta a alguna emoción que nos atraviesa. Pero, según especialistas en psicología y lenguaje corporal, esta acción puede transmitir una amplia variedad de emociones o intenciones, dependiendo del contexto y de otros gestos que la acompañen.

Por ejemplo, se suele asociar con el coqueteo: al descubrir el cuello con sutileza —una zona altamente sensible—, se activa una señal que, a nivel subconsciente, puede resultar atractiva para quien observa. Desde esta perspectiva, el gesto tiene una carga de sensualidad leve, pero significativa.

Sin embargo, no siempre tiene un trasfondo romántico. También puede expresar dulzura o vulnerabilidad, lo que explicaría por qué, para muchas personas, resulta encantador.

En otras ocasiones, ponerse el pelo detrás de la oreja es simplemente una forma de lidiar con el nerviosismo o la incomodidad. Cuando estamos en una situación tensa, tendemos a buscar maneras de mantener las manos ocupadas, y tocarnos el pelo es una de las salidas más frecuentes y automáticas.

En conclusión, este gesto no tiene un único significado universal. Para interpretarlo correctamente, es necesario prestar atención al contexto y a otras señales del lenguaje corporal, como la postura, el contacto visual o las expresiones faciales.

¿Y qué pasa cuando nos tocamos el pelo mientras hablamos?
Aunque parezca similar, este gesto tiene una lectura distinta. Según los expertos, suele estar relacionado con estados de ansiedad, inseguridad o timidez. En esos casos, tocarse el pelo puede funcionar como una descarga de tensión o, simplemente, como un comportamiento repetitivo que ayuda a sentirse más cómodo.

En el plano social, las personas más introvertidas tienden a hacerlo como una forma de calmarse frente a situaciones que les resultan desafiantes. Aunque también puede tratarse de un gesto pausado y deliberado, que busca captar la atención o generar una imagen más accesible ante los demás.

Por supuesto, no hay que descartar las explicaciones más simples: a veces nos tocamos el pelo porque nos molesta, porque queremos acomodarlo o porque sentimos calor. En esos casos, no hay ningún trasfondo emocional o psicológico.

Desde un acto de seducción hasta una señal de incomodidad, el lenguaje corporal nos recuerda que, incluso sin palabras, siempre estamos comunicando algo.

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