Esta colección tenía que ser especial. Así se lo propuso el director creativo -Christian Bailey- para su última presentación luego de 17 años frente a la firma británica Burberry.
La pasarela del London Fashion Week fue el marco perfecto para un adiós a lo grande. La fusión de la moda y el mensaje social en apoyo a la comunidad LGTB fueron las claves del evento. Un show que cobró aún más fuerza con la presencia de la camaleónica Cara Delevigne en el cierre.
El director creativo desembarcó en 2001 con su visión única de la moda instalando la firma de lujo en el colectivo millennial. Supo reversionar el espíritu british sin perder su esencia, revivió el trench más icónico del mundo al igual que el print más copiado, el tartán.
Nadie quiso perderse en gran espectáculo. Desde Chelsea Clinton, acompañada de Paris Jackson , la actriz Keira Knightley, el director Steve McQueen con su hija Alex, Sienna Miller, Naomi Watts.
Además de reunir lo mejor de la moda, la puesta en escena fue única, banda sonora de Eurythmics e y un juego lumínico que teñían de color la colección.
Prendas sport como pantalones, abrigos, vestidos con estampas multicolores cuya paleta iba del rojo más vibrante al amarillo, el verde o el naranja, piezas que competían con las demás piezas bordadas, transparencias, tull y lo más llamativo de la pasarela: zapatos para zapatillas, una tendencia que promete ser la nueva anti tendencia.
El clásico bufandon que impuso el diseñador también brilló con la bandera LGTB, al igual que el print de tartán incorporó una franja colorida. "Alegría y reminiscencias”, dijo Christopher Bailey, dijo al concluir su última creación para Burberry.