Primero en Alemania y después en toda Europa, la termoarcilla empezó a cobrar un protagonismo especial como un material y nueva alternativa sustentable y con muchos beneficios para la construcción.
¿Qué es la termoarcilla?
Se trata de un cerámico de muy baja densidad y de mayor grosor que el ladrillo convencional. Están fabricados a base de arcilla y agregados secundarios, que suelen ser aditivos que hacen que el material sea poroso disminuyendo así la densidad del bloque y aportándole ligereza.
Esta condición porosa es la que permite mejorar su aislamiento térmico y acústico. Además, este material se destaca por tener una elevada resistencia al fuego. Y justamente esa particularidad es la que permite que se gaste menos energía, volviéndolo un material sostenible.
Otra de las características distintivas de este tipo de bloques es su geometría, la cual está determinada por una estructura de celdas en su interior y por una trama de nervaduras en dos de sus caras exteriores. Durante la construcción, estas nervaduras suelen utilizarse para encastrar los bloques entre sí, quedando ocultas dentro del muro y teniendo, más bien, una aplicación funcional.
Sin embargo, en algunos casos, los bloques también suelen colocarse rotados -con las caras con nervaduras hacia el exterior-, quedando la textura propia del bloque como cara visible en el espacio. Estas nervaduras podrán aprovecharse para adherir los revoques o las terminaciones, o simplemente dejarse a la vista.
Este material es muy versátil gracias a su plasticidad y se adapta a los espacios exteriores y decora con practicidad. Además, tiene un acabado rústico muy atractivo y es muy resistente.
A todas estas características, también hay que sumarle que el costo de este material suele ser inferior comparado con otras alternativas y que permite hacer obras de manera muy rápida porque es de muy fácil ejecución.
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