Alimentación consciente en tiempos de ansiedad: claves desde la ciencia para nutrir cuerpo y mente - Revista Para Ti
 

Alimentación consciente en tiempos de ansiedad: claves desde la ciencia para nutrir cuerpo y mente

En un contexto donde el estrés y la ansiedad forman parte del día a día, aprender a alimentarse de forma consciente se vuelve una herramienta fundamental para mejorar la salud integral. Qué dice la ciencia sobre esta práctica y cómo puede ayudarnos a tomar mejores decisiones, gestionar emociones y prevenir desórdenes alimentarios.

Vivimos en una sociedad marcada por el ritmo acelerado, la sobreinformación y una creciente desconexión con las señales del cuerpo. En este escenario, muchas personas recurren a la comida como vía de escape emocional. El resultado: una relación poco saludable con la alimentación, caracterizada por excesos, culpa y malestar. Frente a este panorama, la alimentación consciente –o mindful eating– emerge como una propuesta transformadora, respaldada por la ciencia.

A diferencia de una dieta restrictiva, la alimentación consciente es una práctica que invita a prestar atención plena al acto de comer: observar los colores, texturas y sabores; reconocer el hambre real del hambre emocional; escuchar las señales de saciedad; y, sobre todo, cultivar una relación más amable con uno mismo. Diversos estudios han demostrado que este enfoque puede reducir significativamente los episodios de alimentación compulsiva, mejorar la digestión y ayudar a regular el peso corporal de forma sostenida.

Tener profesionales que te asistan en la alimentación es una de las claves más importantes.

Uno de los pilares de esta práctica es la autorregulación emocional. En momentos de ansiedad, es común buscar alivio inmediato en alimentos ultraprocesados que activan los centros de recompensa del cerebro. Pero este efecto es pasajero y suele ir acompañado de culpa. La alimentación consciente permite detectar las emociones antes de reaccionar y elegir alternativas más saludables: una caminata, una respiración profunda, un alimento nutritivo o simplemente esperar hasta sentir hambre verdadera.

Incorporar esta mirada también implica redefinir el acto de comer como un momento de conexión, no de automatismo. Detenerse, respirar, observar el plato, masticar con lentitud. Este cambio tan simple tiene múltiples beneficios: mejora la digestión, regula los niveles de glucosa en sangre y optimiza la absorción de nutrientes. Comer con conciencia no solo nutre el cuerpo, también fortalece la mente.

La Posada del Qenti, un oasis en medio de las sierras de Córdoba.

En espacios diseñados para el bienestar integral, como La Posada del Qenti, la alimentación consciente es parte central de un abordaje personalizado que busca reeducar hábitos desde una perspectiva integradora. Allí, en un entorno natural y con el acompañamiento de profesionales en nutrición, psicología y actividad física, los huéspedes tienen la oportunidad de reconectarse con sus señales internas, identificar patrones emocionales ligados a la comida y aprender a elegir desde un lugar más consciente y compasivo.

Desde la ciencia, cada vez más investigaciones señalan la importancia del eje intestino-cerebro: lo que comemos influye directamente en cómo nos sentimos. Por eso, una alimentación basada en alimentos reales, ricos en fibra, grasas saludables y nutrientes antiinflamatorios no solo impacta en parámetros físicos, sino también emocionales y cognitivos. Cuando esta elección se hace de manera consciente, los beneficios se potencian.

Su complejo es uno de los más imponentes del país.

Un punto clave en este proceso es la tolerancia con uno mismo. La alimentación consciente no busca la perfección, sino el equilibrio. Habrá días de celebraciones o decisiones menos saludables, y eso también forma parte del camino. Observar sin juzgar, aprender del proceso y volver al eje sin culpa permite sostener el cambio a largo plazo.

En tiempos donde la ansiedad parece haberse vuelto crónica, detenernos a comer con atención plena puede ser un acto profundamente transformador. Porque más allá de lo que ponemos en el plato, lo que verdaderamente cambia es la manera en que elegimos vivir. Por eso, La Posada del Qenti se convierte en un oasis en el medio del desierto para encontrar un espacio donde uno pueda desconectar y aprender cómo mejorar su alimentación para tener una vida más saludable.

 
 

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