Acorde con el nuevo perfil de los consumidores, muchas marcas se ponen a trabajar para cumplir con las exigencias que plantean en la actual configuración del mundo en el que vivimos. La empatía con el mundo animal es algo que se expresa cada vez más de diferentes maneras: por ejemplo, en la alimentación, en la producción de alimentos y también de otros productos, dentro de lo que podemos contar los que elabora la industria cosmética.
Hasta hace un tiempo estaba naturalizado el testeo en animales, algo que hoy cada vez más firmas erradican de sus formas de producción. Así, se someten a certificaciones que constan de etapas y de requisitos que se deben verificar minuciosamente para certificar que todo se cumple según esta norma. Así es como se gana el sello que avala esta práctica.
Cruelty Free International es la organización que prescribe el Programa Leaping Bunny, la norma de oro mundialmente reconocida para los productos desarrollados sin crueldad animal y con ella acaba de anunciar Avon su alianza, iniciando su proceso de certificación.
Cabe destacar que se ha dado un aumento del 190% de marcas interesadas en aprobar esta norma, según sus registros.
Esto tiene que ver con una demanda global que parte desde los consumidores, que optan cada vez más por productos libres de crueldad, que impacta de lleno en lo que hacen (y cómo lo hacen) las marcas.
Cabe destacar que los requisitos que se deben cumplir van más allá de las leyes que restringen las pruebas en animales.
Según lo previsto, se comenzará con las líneas Perfumería, Avon Care y Anew y el resto de las categorías se irán sumando en los próximos 12 meses, buscando la obtención de dicha certificación en todos los países en los que opera la marca.
Qué es el programa Cruelty Free International Leaping Bunny
Es el estándar con mayor reconocimiento mundial para los productos sin crueldad animal: para obtener la aprobación, toda la cadena de suministro debe ser rigurosamente auditada para garantizar el cumplimiento de los más estrictos criterios.
Por el momento, es la única norma sobre productos sin crueldad que exige a una marca la implantación de un sistema de control de proveedores, la comprobación de la cadena de suministro hasta el nivel de los fabricantes de ingredientes, la adhesión a una política de fechas límite fijas y la aceptación de auditorías independientes periódicas para garantizar el cumplimiento continuo.
