En Comodoro Rivadavia, la desaparición de Juana Morales y Pedro Kreder no es solo una noticia: es una conversación que atraviesa cafés, grupos de WhatsApp y sobremesas. Lo que empezó como una búsqueda se convirtió en un estado de ánimo colectivo: una mezcla de tristeza, desconcierto y resignación.
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“Lo que yo siento es que la gente está como perdida, asustada… sorprendida. Otro caso más del que no vamos a saber nunca qué pasó”, le contó a Para Ti la periodista Soledad Chorny de Seta TV, programa de streaming de Comodoro Rivadavia. “Es raro, no cierra por ningún lado. Es raro.”
La ciudad repite esas palabras como un eco. Nadie tiene certezas, y en la falta de respuestas se multiplica la sospecha. Algunos mencionan teorías sobre narcotráfico, otros recuerdan que en esa zona se han visto luces extrañas, y sospechan de abducciones o fenómenos relacionados con ovnis. Entre tanto rumor, lo único claro es la angustia.
“No hay ni una pista válida, ni siquiera una pista para seguirla”, se lamentan los vecinos. En Comodoro, acostumbrada a convivir con el viento, el petróleo y los silencios, el caso golpea en otro punto: la sensación de desprotección. Los vecinos sienten que una vez más quedarán sin explicación, que el misterio se cerrará sin cierre.
La desaparición de Juana y Pedro se volvió un espejo. No solo refleja un hecho policial, sino el sentimiento de una ciudad que vive entre la esperanza de saber y la certeza de que quizás, otra vez, nadie podrá contar el final.
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