#BookDeLaSemana Adriana Salonia: “Los actores fuimos una gran compañía para mucha gente” - Revista Para Ti
 

#BookDeLaSemana Adriana Salonia: “Los actores fuimos una gran compañía para mucha gente”

Adriana Salonia es una de nuestras actrices argentinas más talentosas  y comprometidas con causas sociales. Así como se ha adaptado a trabajar con los más grandes directores desde que comenzó su carrera allá por el 86,  supo sortear obstáculos, mandatos sociales y culturales. Recientemente se tuvo que adaptar a los nuevos los modos de trabajo en pandemia: grabó desde zoom, una participación en la serie “Adentro” de Santiago Talledo y Santiago Ramundo. Hoy es parte del elenco de "Millennials" de Kuarzo y "Los protectores" de Marcos Carnevale. Nada la detiene y va por más.   
News
News

Se la ve radiante. Adriana Salonia explota de energía y es pura vitalidad. Reparte sus días entre su tiempo para  yoga, su continua formación y los rodajes de dos series al momento: “Millennials”, tercera temporada (producida por Kuarzo y emitidas 2 temporadas en Net Tv y Netflix). En “Los protectores” (de Marcos Carnevale que se emitirá a través de una plataforma de Disney) se reencontrará con Adrián Suar con quien compartió en teatro “La cena de los tontos” y “va a ser una felicidad inmensa verlo”. También con Gustavo Bermúdez de quien tiene lindos recuerdos desde que hicieron “Somos Familia” (2014) y Viviana Saccone.

Se suman a este elenco Laurita Fernández y el actor colombiano Andrés Parra (conocido por su rol en “Escobar, el patrón del mal”). Además de actuar, Adriana actualmente conduce los vivos de Instagram de belleza y salud todo los miércoles a las 22 desde @paratirevista donde entrevista e interactúa con nuestra comunidad encontrando un nuevo espacio de comunicación con el público donde se la ve muy cómoda.

Mirá el video en donde Adriana cuenta cuáles son sus 5 básicos del placard:

-Un actor es alguien flexible, que se adapta  a un guión, a un rol, a un director… La pandemia los afectó directamente en su ámbito, ¿cómo repercutió  en tu caso personal? ¿Te adaptaste, te enojaste, te asustaste?

-Al principio, como creo que nos pasó a todos, me asusté mucho. Enseguida entendí que tenía que armarme una nueva rutina. Porque la rutina es algo que nos contiene. Entonces me dije: “si no empiezo a estudiar voy a enloquecer”. Yo soy hiperactiva. Todas esas cosas para las que no tenía tiempo por estar trabajando, ahora no tenía excusas para hacerlas.

Decidí repartir mi tiempo para prepararme, estudiar, hacer gimnasia, que nunca había tenido el tiempo para hacerlo. Lo hacía a través de los vivos de Instagram de mi profesora. Todo eso a mí me ordenaba la semana. Para hacer estos seminarios, tuve que volver al ejercicio de leer todos los días. Me reconecté con la lectura durante la pandemia.

-Sos de las primeras actrices que se animaron a grabar a través de plataformas como zoom desde casa y en cuarentena. ¿Cómo resultó esa experiencia?

-Desde zoom y cuando recién comenzó la pandemia, hice una participación en la serie de Santiago Talledo y Santiago Ramundo que se llama “Adentro”. Los jóvenes la tienen claro: producen, hay que aprender de ellos. Fue un estresazo para mí pero después aprendí un montón. Veo mis planos, cómo me grabé y digo: “la cámara ahí nunca más; la luz así nunca más” y luego me fui perfeccionando. Eso fue el puntapié inicial de todo el proceso. Después hice una película del director Who (así se lo conoce): me la propuso mi amiga Emilia Attias con quien trabajé  en "La Sequía" de Martín Jáuregui. 

También se hizo por zoom, el audio lo grabábamos por teléfono. Yo me veía a mí misma porque si la veía a ella también en pantalla la imagen pierde calidad, entonces tuve que escucharla por el teléfono e imaginarla del otro lado mientras me miraba a mi misma .El actor es un gran sobre adaptado, seguís aprendiendo todo el tiempo. Es parte de la cuestión..Si me preguntas si me gusta hacer películas por zoom te digo que no, que me gustaría más mirarnos a los ojos y conectarnos pero menos me gusta no hacer nada y no entender que si las cosas cambian y tengo que aprender aprenderé.

-Ahora estás grabando "Millennials" de Kuarzo y "Los protectores" de Marcos Carnevale, ¿cómo es grabar en pandemia?

-Es curioso lo que me pasó. Era tanta la alegría de volver y estar ahí que el miedo se me disipó absolutamente. Si tenía alguna duda de lo que sería volver a trabajar luego de la cuarentena, certifiqué cuanto amo mi trabajo y lo útil que me siento cuando estoy haciendo lo que amo. El clima y la fiesta de una grabación sigue siendo la misma pero con barbijos y alcohol en gel.  Obviamente todo toma más tiempo por los recaudos y protocolos pero cuando dicen “acción” somos todos muy felices. Hacemos el test, se hacen los hisopados y usamos el barbijo todo el tiempo. Todos estamos expuestos como cualquier trabajador. Estamos todos aprendiendo de esto.

Mirá cuál es el truco de Adriana para manejar sus rulos:

Los primeros pasos en la carrera como actriz

-¿Recordás ese momento en el cual dijiste “yo quiero hacer esto en mi vida: ser actriz”?

-Coincidió con el fin del secundario, con la decisión de qué carrera terciaria quería hacer. Pero el “querer ser actriz” viene de mucho tiempo antes con el deseo y el pedido a mi mamá de querer estudiar teatro desde chica. Quería actuar en los actos del colegio, escribía obras de teatro y quería que mis hermanos o amigos actuaran. ¡Mucho no les gustaba porque yo era la protagonista, la directora... Todo! ¡Viste que los chicos no tienen problema con el ego y evidentemente yo tampoco en ese momento! (se ríe).

Mi mamá era psicopedagoga y mi papá médico (si bien había fallecido), pesaba el mandato del “hijo universitario” en casa. Ser actriz era considerado un hobby y no una profesión. Siempre tuve una lucha con eso en la familia. Me recibí de Perito Mercantil, la salida laboral era algo importante en mi familia. Mientras estaba trabajando como cadete y hacía trámites contables, hice el casting de “La noche de los lápices”. (N. de R: Película argentina icónica de Héctor Olivera que se estrenó en 1986. Basada en hechos reales de tortura y secuestro a estudiantes secundarios durante la dictadura militar en Argentina).

- Y quedaste: el 4 de diciembre de 1986 se estrenó esta película que te abrió las puertas de tu carrera interpretando a María Clara Ciochinni, víctima secuestrada y desaparecida durante el operativo llamado "La noche de los lápices en 1976". Pasaron 34 años y muchos otros trabajos pero, ¿qué lectura hacés de aquel día de estreno?

-En realidad siempre sentí que era un testimonio político y real, no un estreno. Yo siempre sentí el compromiso con María Clara, mi personaje. Más allá de que hice el casting y quería quedar, estaba muy abocada al teatro y no leía el diario. Mis compañeros del Conservatorio se juntaron en  la casa una amiga, me maquillaron, me sacaron una foto, enviaron eso al casting y me llamaron a mí. Fueron ellos los que me impulsaron: “¡andá, esto va a ser una película importante!", me dijeron.

Quizá no lo busqué directamente pero se dio. Yo creo en el destino. Creo que de alguna manera María Clara me eligió, sentí algo de eso. Pablo Díaz (uno de los sobrevivientes de aquella noche nefasta) estuvo en la búsqueda de los actores.  Éramos 1500 chicos de todo el país, quedamos 300, después 90 y el día que fuimos a buscar los resultados del casting después de esos largos 3 meses de pruebas, teníamos que ser 12 actores. Recuerdo haber subido las escaleras de la productora de Héctor Olivera y cruzarme con él. Pablo Díaz me dijo: “Hola, María Clara”. Yo sentí que se me paraba el corazón. Jamás me voy a olvidar de esa escalera y de ese momento. Mi vida es un antes y un después a partir de ese momento.

-¿Preparar un personaje verídico requiere una preparación diferente al de uno ficticio?

-Absolutamente, porque la responsabilidad es otra. Yo estaba representando a una persona con nombre y apellido... Su familia, sus amigos iban a ver la película. Conocí a la mejor amiga de María Clara durante todo el rodaje. Ella me llamaba “María Clara”. Un día le dije: “Mirá, yo no soy ella”. Ella me respondió: “Adriana, vos tenés que entender que en realidad me estás regalando unos días más de la vida de mi amiga”. (N.deR: Adriana hace una pausa, se le llenan inmediatamente sus inmensos ojos verdes de lágrimas. Silencio. Respira y continua).

Yo también la dejé. Estaba al servicio de eso, sentí esa inmensa responsabilidad, ese peso. Y estaba bueno porque hizo que tomara la dimensión de lo que estaba haciendo. No hubo necesidad de hacer un gran trabajo de memoria emotiva, sólo había que conectarse con lo que eso implicaba y con nuestra lamentable historia pero real.

El secreto de belleza de Adriana:

Ser actriz hoy

-¿Cómo ves a los actores de ahora, son más relajados o menos comprometidos con la profesión?

-Trato de no ser prejuiciosa con esas cosas, ni con la juventud, ni con la belleza, ni con la sexualidad de nadie. Trabajo mucho con actores jóvenes y aprendo mucho de ellos, sobre todo de tecnología. Está bueno tenerlos cerca, siempre te estás enterando de lo que tenés que aprender. El día que fui a grabar y vi que era la única que llevaba un libro de papel y todos usaban un Ipad o un teléfono, me dije: “¡ok! Es momento de aprender esto”. ¡Estoy todo el día aprendiendo! Hay que subir stories, sacar bien la foto, usar los efectos y tik tok, que por ahora no tengo idea cómo aplicarlo pero quizá el año que viene me veas tiktokeando como loca! (bromea entre risas).

-Interpretaste muchísimos roles, hiciste a la más mala y a lo opuesto. ¿Preferís algún tipo de papel?

- Yo me enamoro de todos los personajes que hago. No tengo como quizá dicen otros actores ese apego por el teatro, el cine o la televisión. Obviamente en el escenario me siento muy libre porque no estoy restringida por la parte técnica que a veces  es un poco la que define el trabajo del actor en el cine o en la tele. Pensá que si se ve un micrófono hay que repetir  por más genial que haya sido la escena.

Me nutro de cada uno de los lugares donde puedo actuar. La tele me da una impronta, una rapidez, un poder de improvisación que si después tengo un problema arriba del escenario, la experiencia en la tele me ayuda a resolverlo mucho más rápido que alguien que está solamente acostumbrado a hacer teatro, por ejemplo.

-Fuiste coach de varios actores que exitosamente ingresaron a elencos de grandes productoras del medio. ¿Alguna vez consideraste la docencia o tener tu propia escuela de teatro?

-No. Creo que la docencia es tan importante como la profesión en sí misma. Si me dedicara a la docencia, me exigiría mucho y dejaría de lado a la actriz. De momento me hace muy feliz la actriz. No lo descarto como una posibilidad pero en un proceso más corto como es el coaching (actividad que viene haciendo exitosamente). Tener muchas personas a cargo implica dedicarle tiempo completo.

Por ahora tengo más ganas de seguir cultivando la actriz que hay en mí. Me gusta más estudiar que enseñar porque siempre creo que hay algo más que puedo aprender. Ya sea estudiando en un seminario como hago ahora de Antón Chejov (con Heidi Steinhardt) como clases de canto, de baile o de yoga... Un músico afina la guitarra, yo tengo que afinar esto (se señala el cuerpo).

-En teatro, el año pasado te vimos en el rol de productora, además de actriz con "La Culpa" de David Mamet. Con la pandemia, se han hecho contenidos digitales teatrales... ¿Qué pensás del teatro filmado?

-¡No es lo mismo para nada! El teatro es el convivio, ese feedback que se da entre los actores y el público en la sala. Todo se retroalimenta, te llega la energía del público y vos la devolvés. Con la pandemia la regla número uno del teatro se rompió. Me parece bien que exista el streaming, que se tomen todos los cuidados necesarios  (al volver a las salas) pero creo que el arte es esencial y que tiene que ser considerado como tal.

También creo que hay teatros que habría que haber evitado cerrar (por el tamaño que tienen) una vez que se conocieron los protocolos de prevención adecuados para evitar llegar a esta prolongación de tanto tiempo. Pero de todo se aprende. Este es un virus muy nuevo y estamos todos aprendiendo. Nadie lo hace con mala intención y estamos  tratando de cuidar al otro. Ya encontraremos la manera de volver con lo que eso implica con todos los protocolos.

-¿Considerás entonces que el Covid "mató" al teatro?

-¡Al contrario! Lo va a fortalecer, el teatro no se va a morir nunca. ¡Imaginate las pestes que había cuando existía Shakespeare! En varias oportunidades se escribieron genialidades. Pronto las veremos cuando se reabra el teatro. Esto es como cuando parás para tomar impulso. Además, no olvidemos al público de teatro, la gente lo necesita.

No olvidemos que  para atravesar esta pandemia la gente consumió mucha  ficción, por eso explotaron las plataformas. La gente me dice: ¡te estoy viendo en “Monzón”; te veo en “Heidi”; te vi en “Rebelde Way”, en “El Marginal!”- Si todo lo que el mundo vio durante toda está cuarentena fue ficción, yo digo: “¿por qué no se comprende de una vez por todas que el trabajador cultural es importante, que la sociedad lo necesita?”.  

Siento que los actores fuimos una gran compañía  para mucha gente y un gran entretenimiento. Mucha gente pudo ver cosas que quizás no hubiera podido ver antes por falta de tiempo u otros motivos. La gente comenzó a buscar calidad.

La importancia de ser sorora

-Sos parte del colectivo de actrices y ya pasó más de un año de la terrible denuncia de Thelma Fardin por abuso sexual, ¿cuál fue tu sensación con respecto a ese caso?

-Mi primera sensación fue la de pensar qué sola debió haber estado ella para que nos tengamos que enterar varios años después en estas circunstancias. A veces creo que las cosas tienen que decantar en su momento y que cada una denuncia o habla cuando puede y no cuando sucede. Creo que lo más importante es creerle, acompañarla y estar de su lado. Eso es lo que hicimos en ese momento. Era lo mínimo que podíamos hacer.

-Calu Rivero hace unas semanas volvió ha hablar sobre detalles de cómo le pidió a Darthes que dejara de acosarla...

-El daño está hecho y si ella necesita seguir drenando o hablar de eso está en todo su derecho, es la libertad de expresión.

-Cuando se aunaron las actrices y formaron este movimiento, surgió esa palabra tan usada ahora: “sororidad”. ¿Sentís que las mujeres somos más empáticas que los hombres en estas cuestiones?

-Creo que no es una cuestión de géneros. Lo importante es apoyarse. Tiene que ver con empatizar con la necesidad del otro. Sí hacía falta salir a la calle, sí hacía falta las primeras marchas. Todas teníamos que poner el cuerpo para la otra y estar ahí acompañando, para eso era la marcha: para acompañar. Las mujeres somos solidarias, pero sucede que a veces a la prensa la manejan más los hombres...

-¿Alguna vez sufriste actitudes el machismo en tu trabajo?

-Si te dijera que no te mentiría. Eso existía todo el tiempo, lo que pasa es que una lo vivía como normal (hace el gesto de comillas con los dedos). Lamentablemente cada una lo resolvía como podía. En mi caso, si en un beso un actor me quería meter la lengua, apretaba fuerte los dientes y se los terminaban chocando o hacía que me equivocaba la letra o me tentaba para parar la escena. Para evitar el abuso tenías todo un sistema  de reflejo muy rápido para saber llevarlo.

Siempre tuve una feminista adentro mío. Esto lo hacía yo y todas mis compañeras. Incluso nos tirábamos ideas de cómo resolverlo. Lamentablemente era así. A mí me habían mínimamente educado en eso, tenía las herramientas y la personalidad para defenderme. No todos tienen eso, por no hay que juzgar, hay que acompañar.

-Pero nunca te pasó algo tan fuerte como para pedir ayuda…

-Te repito: en mí existía una personalidad y una manera de ser que no les permitía llegar a esos extremos. Momentos difíciles pasé muchos pero no solamente desde el acoso sexual, sino desde el no poder opinar por ser mujer. No poder, por ejemplo, decir qué pensaba de una escena por encima de lo que opinaba un director varón. Más allá de la autoridad que tiene desde ya un director que es quien dirige a los actores y hay que respetar, también aparecía esto otro.

Hay que tener en cuenta que es cultural este machismo que nos tenemos que sacar de encima.Hay mucho por trabajar como sociedad, hasta te diría los chistes. Hay cosas que no tenemos por qué soportar más. Nosotras también nos tenemos que deconstruir y aprender. Ser cada más sororas y más rápidas para entender que no hay que soportar tal o cual cosa.

-Se te ve espléndida, ¿cómo te cuidás?

-Hay que hacer un ejercicio físico que te guste y que puedas continuar en el tiempo. A mí no me va a gustar nunca por ejemplo ir al gimnasio, ni correr pero me gusta bailar. Descubrí el yoga y es algo con lo que voy a envejecer. Hago Ashtanga desde los 25 años, es algo que tiene que ver con mente y cuerpo. Soy muy hiperactiva y el yoga me baja. Lo practico dos veces por semana por mis tiempos.

-¿Te imaginás en tu madurez, tal vez como una actriz a la que consulten los más jóvenes?

-Me encantaría. Lo que tiene la actuación igual es que no tiene un límite de edad como tiene una bailarina o un jugador de fútbol. La actriz puede mutar. Podés hacer de madre, de abuela o de bisabuela. Acá también hay que militar para que haya más guiones para actrices de diferentes edades. 

Me imagino teniendo la misma energía que tengo ahora para levantarme. Espero no  ser vieja de acá (se señala la cabeza) porque vieja de la cabeza se puede ser a los 20, si querés.

Producción: Marité Rizzo.

Fotos y videos : Christian Beliera.

Maquilló: Mauricio Camilo.

Peinó: Indira García para Mala Peluquería.

Ropa: Laurencio Adot, Brava y Fabián Zitta.

Más información en parati.com.ar

   

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig