Historias de Cemento: La Tumbona, cómo es habitar la casa de playa que diseñó Clorindo Testa en Ostende - Revista Para Ti
 

Historias de Cemento: La Tumbona, cómo es habitar la casa de playa que diseñó Clorindo Testa en Ostende

Historias de Cemento: La Tumbona, cómo es habitar la casa de playa que diseñó Clorindo Testa en Ostende
En esta nueva edición los invito a descubrir una casa construida sobre un médano, próxima al mar de Ostende. Con ustedes, La Tumbona, una obra con sello de autor.
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“Perché mi piace…”.

Clorindo Testa (1923-2013)

Sobre un médano de Ostende, el océano compite con la arquitectura, enfrentando las rigurosas líneas geométricas de un volumen de hormigón con el movimiento desesperado del mar. El entorno no parece haber condicionado al arquitecto, quien atraviesa el espacio cortando expresivamente el paisaje que la contiene, fusionándose involuntariamente por oposición. El agua, en ocasiones la accede, pasando entre los pilotes que la contiene por capricho de las mareas. Es cuando la casa se vuelve parte del mar, atrapada sutilmente a su inmensidad.

Ostende se fundó en 1913 y una importante campaña publicitaria promovía la venta de los lotes, que para entonces llegaban directamente al mar.

Clorindo Manuel José Testa (1923-2013), pionero del movimiento arquitectónico brutalista en nuestra tierra, nació en Nápoles en 1923, por deseo de su padre, el médico italiano Giovanni Andrea Testa. A los pocos meses de su nacimiento regresarían a nuestro país donde residía el matrimonio. Clorindo nunca se nacionalizó argentino porque, dicen, sería ir en contra del deseo de su padre que viajó a Italia junto a su madre Esther Manuela García para que allí naciera.

Durante sus primeros años creció en el barrio de Recoleta cursando sus estudios primarios en la Escuela Montessori y en el Colegio Italiano, profesando la cultura de la tierra que lo vio nacer. Cuentan que de niño acostumbraba a dibujar barcos y los volvía maquetas. Ya de grande coleccionó modelos a escala, muchos de los cuales están expuestos en su estudio, hoy sede de la Fundación Clorindo Testa.

Finalizó el secundario en el Colegio Marista Champagnat para luego ingresar a la carrera de Ingeniería Naval e Ingeniería Civil, pero encontró su pasión en la escuela de Arquitectura -aún no se inauguraba la facultad de la carrera-. Graduado como arquitecto en 1947, Testa ganaría una beca para recorrer Europa y convierte su estadía de pocos meses en una temporada de dos años.

Su primer concurso y obra para la ciudad de Buenos Aires llega con el Edificio de la Cámara Argentina de la Construcción, marcando el inicio de la década del 50 como puntapié de una vertiginosa carrera ascendente e imparable. Mientras tanto, su trazo como arquitecto continuaba paralelamente a la proliferación de sus obras plásticas.

Para 1962 se casa con Teresa Bortagaray y viajan por su luna de miel a India y Europa. Su estudio está plagado de recuerdos, testigos de sus viajes por el mundo. Máscaras, imágenes, esculturas y tapices. En 1969 nació su hija Joaquina para completar el lazo que los unía.

Inspirado en las líneas de Le Corbusier, planteaba las cuatro funciones de la arquitectura: habitar, trabajar, circular y recrearse. Seguidamente Clorindo madura artísticamente su obra y para 1977 integra al grupo que rechaza estas mismas funcionalidades y lo expresa en su obra artística.

Un Clorindo que diseñó forjando una arquitectura con pasión por el arte, indudablemente logrando un sello de autor en cada una de sus obras artísticas, ya sean de arquitectura como plásticas.

Ostende. Aquí, frente a “La Tumbona”, levantada en 1986, radica una obra que pareciera no pretender mimetizarse con el entorno. Contrariamente, el interior ofrece un repertorio de vistas que habitan el paisaje. La casa fue obra de Testa junto a los arquitectos Juan Genoud y Elena Acquarone.

Me permito una contradicción, percibiendo la paradoja que comprende la liviandad de una casa de hormigón, la discordancia de sus formas lineales con la naturaleza, la impugnación de la vía pública y el contraste cromático.

El cuerpo arquitectónico se apoya sobre pilotes cónicos de hormigón, afirmando el carácter brutalista de las inconfundibles obras de Testa. Acompañan el diseño la elección de una paleta monocromática, roja en el afuera y blanco para la ambientación interna.

Las terrazas son una constante, con desniveles y plataformas que rompen hacia el exterior, generando un escalonamiento que la destaca por sobre el tejido urbano que la rodea. El aventanamiento es irregular y disruptivo, permitiendo el ingreso de luz natural en todos los ambientes que la componen.

Al ingreso, se accede al hall a través de una plataforma que reduce el espacio a un recinto ajustado. Sin dudas, las escaleras, con movimiento ondulante, serán el eje conductor que marca el recorrido del interior, rompiendo la rigidez del afuera.

La planta baja es un ambiente único donde se encuentra el estar, el comedor y la cocina, con una zona separada por placards que sirve como eventual cuarto de huéspedes. En el primer piso hay un solo dormitorio próximo a la pileta interior, que da a un ventanal orientado al norte. Desde el dormitorio es posible salir a recorrer la terraza que va subiendo en forma de caracol, hasta llegar al roof, donde se ubica una segunda pileta.

Desde la azotea se puede contemplar incansablemente la línea del horizonte como un límite imaginario. «Lo particular es que le hicimos allí una pileta así que el dueño podía sentarse en la piscina y contemplar el horizonte».

Faro, barco, muelle, mirador, el icónico arquitecto declara: «No es que los dueños estén muy tranquilos cuando sube el agua, pero la verdad es que siempre funcionó bien». Remato lo dicho con una verdad de Perogrullo, cuando el agua crece es como estar a bordo de un barco.

#DatoCementero:

El interior de La Tumbona también se destaca por su singularidad. La planta baja de la casa se desarrolla en un ambiente único que propone distintos espacios: allí se encuentran estar, el comedor y la cocina, además de una zona separada por placares que sirve como eventual cuarto de huéspedes. Desde el primer piso, en donde hay un solo dormitorio y una pileta interior, se puede acceder a la terraza. La misma sube en forma de caracol hasta llegar a la parte más alta, que alberga una segunda pileta pensada para el verano.

En Pinamar, Clorindo Testa es ciudadano ilustre por haber colaborado también en el “Plan de Urbanización” planteado por el fundador de la localidad, Jorge Bunge.

Testa fallece a la edad de 89 años en Buenos Aires, dejando una arquitectura más humana, que nace de las consideraciones del contexto a intervenir influenciado por el color, las tensiones, las metáforas, y la plasticidad, de la mano de un Testa que fue arquitecto, urbanista, pintor y artista plástico.

En la Fundación Clorindo Testa puede verse el acervo de su nutrida carrera arquitectónica y pictórica, resguardando un archivo que atesora su legado como el arquitecto argentino más importante del siglo XX. Apelando a elementos de la arquitectura, sus proyectos, sus diseños y sus edificios tienen una eminente cualidad plástica que lo distingue.

Me quedo con el sueño de un Clorindo dibujando en una plaza en Madrid, manejando la línea, los colores y la historia de su vida resumida en la frase que tanto lo caracterizaba, “perché mi piace”.

Fuente: Fundación Clorindo Testa @fundacionclorindotesta.

Fotos: Silvina Gerard (de la casa de Ostende y el estudio, hoy la fundación).

Agradecimiento: María D’ Ambrosio de la Fundación Clorindo Testa.

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