Había una vez… una maravillosa casa nacida de una historia familiar marcada por la pasión por el río. Así empieza la historia de Isla Ceibal Delta (@ceibaldelta), sobre el río Urión, en la primera sección del Delta, a sólo 20 minutos de lancha desde el continente.
Hasta allí llegamos para visitar a Carolina y su familia, que en 2018 “descubrieron” este terreno a orillas del río, ahí se quedaron y construyeron -en 2020- su lugar en el mundo.
Cómo se construyó una casa en woodframe: el poder de la madera

El estudio VGLA arquitectos (@vgla_arq) junto a la constructura @kitvagon convirtieron -paso a paso- el sueño de una familia en realidad.
Así construyeron Casa Terra. “Buscamos que los trabajadores fueran habitantes de la isla que comprendieron a la perfección la visión del espacio que habíamos imaginado, y con la guía del arquitecto le dieron forma”, cuenta Caro.
Es una construcción en woodframe, eficiente y armónica con el entorno. “Más que una casa isla, Ceibal Delta es un espacio de conexión, un lugar donde la belleza natural del paisaje se entrelaza con la calidez de un hogar que te desconecta de inmediato”.
La construcción realizada en woodframe se combina con el encanto de las aberturas de demolición de madera o hierro y tiene una impronta 100% sustentable: la casa se alimenta por energía solar y su estructura garantiza eficiencia térmica y un impacto mínimo en el ecosistema.
Una casa en el Delta con vista al río

El exterior cobra vida en esta casa frente al río a través de un amplio deck de madera, concebido como una extensión de la casa y a prueba de las crecidas y las lluvias.
La calidez y el confort se potencian con el mobiliario en madera (@yrigoyenbuenosaires) y las lámparas colgantes de diseño artesanal (@lasmarinasmuebles).
En esquina, una salamandra (Tromen) que se enciende el fuego para completar la escena idílica junto al río.

La galería recorre todo el perímetro de la casa, y en el frente actúa como una extensión de los interiores.
Para reforzar la sensación de continuidad y calidez, se usó la misma madera en la fachada, el piso y los techos, logrando un mismo lenguaje visual.
“Uno de los grandes protagonistas de la fachada es el ventanal frontal, una pieza única rescatada de una demolición y que nos regalaron miembros de nuestra familia”, cuenta Caro.
El marco de hierro y vidrio repartido fue restaurado con un delicado proceso de arenado, recuperando su esencia y aportando un toque de historia a la casa.


Y la mesa de comedor de la galería tiene su propia historia: realizada en madera de lapacho de más de 200 años de antigüedad, esta joya combina su robusta tapa con patas de hierro, logrando un equilibrio entre rusticidad y modernidad.
La acompañan bancos realizados en lapacho donde entran hasta 16 personas (@yrigoyenbuenosaires).
Una casa soñada junto al río con encanto natural

Las ventanas rebatibles de la cocina invitan a tomar algo con una barra exterior, e incluso se puede usar como funcional pasaplatos o espacio chill-out.
Esto permitió que la cocina dejara de ser un ambiente aislado y se convirtiera en un punto de encuentro y de conexión con el exterior.
Todas las aberturas de la casa están hechas de pinotea de demolición y refuerzan el carácter de la propuesta, mientras que las puertas principales (@eldepoaberturas) fueron cuidadosamente intervenidas con celosías de hierro diseñadas para cada acceso.
Los detalles náuticos, como la tabla de surf, es el toque pop y canchero.
Un living y un comedor en el Delta con vista al río

El living se pensó como un espacio práctico, cómodo y simple, y cada material y textura fue elegido para aportar calidez sin perder funcionalidad.
“Recreamos un espacio que invita al descanso, a compartir momentos y a disfrutar de la naturaleza, incluso desde el interior”, cuenta Caro.
Los pisos se resolvieron con madera flotante, que genera equilibrio visual y una excelente aislamiento térmico.
En el centro, un robusto sillón de cuero suela restaurado se convierte en protagonista. Lo acompaña una mesa baja con mucha personalidad, realizada con tres durmientes de tren antiguos en lapacho, la misma madera de la mesa de arrime y un silloncito nórdico tapizado en pana.

En un extremo del living se armó un comedor para ocho personas, con un gran ventanal al río.
La mesa es de petiribí y las sillas de hierro antiguo con asiento de madera.
Así se diseñó la cocina en Casa Terra en el Delta


Ubicada en espejo con el comedor, para ver atardeceres sobre la vegetación de la isla, la cocina propone un diseño en “U” con un amplio espacio para cocinar.
Tiene mesadas de Dekton (@eurostone.marmoleria), muebles y bajomesadas en madera laqueada en blanco (@phylmuebles) y lámparas colgantes (@diaziluminacion).
Sueño de una casa sobre el río: el dormitorio principal

El dormitorio principal fue diseñado con el mismo criterio que define el resto de la casa: simple, cálido, práctico y con un toque de diseño.
Las mesas de luz y el perchero (@eldepoaberturas) fueron realizados en madera de demolición.
La casa tiene otros dos cuartos y un baño gemelo al principal, y fue construida en diagonal al terreno -dirección NE- para poder admirar la curva del río desde todas las áreas comunes.

Una pasarela de madera conecta a la casa con un muelle flotante ubicado en un canal interior, el lugar para dejar las embarcaciones a buen resguardo, y un puente de madera conecta a este canal interior con el lado norte de la isla, casi virgen.
Como una platea alta a orillas del río, un deck actúa como un mirador natural, un escenario privilegiado donde el paisaje tiene el protagonismo absoluto.

Está ubicado sobre una planchada externa un poco elevada, con una vista inigualable y equipado con sillones y una mesa de madera.
“Es acá donde las mañanas comienzan con la mejor postal: el amanecer reflejado en el río, es también el punto de reunión perfecto donde el mate es un must, amigos risas y más perros son bienvenidos”, cuenta Caro.
El fogonero de Casa Terra fue diseñado para integrarse al paisaje.

Los asientos de tractor encastrados en troncos de madera también tienen su historia: no fueron elegidos al azar sino que llegaron con el ritmo incesante de las mareas que traen consigo los materiales más impensados, transformándolos en piezas con alma propia.

El entorno está dominado por ceibales, árboles autóctonos del Delta que inspiraron el concepto (y nombre) de Isla Ceibal.
Producción: Malu Satzger. Fotos: Christian Beliera.
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