El Vaticano reveló detalles conmovedores sobre las últimas horas del Papa Francisco, que murió el lunes a los 88 años. Su asistente personal y enfermero de confianza, Massimiliano Strappetti, el que contó cómo Bergoglio vivió sus últimos minutos de vida y qué dijo.

Strappetti estuvo junto a Francisco durante años, en los momentos más difíciles de su salud y también en los pequeños gestos cotidianos. Fue él quien "le salvó la vida" años atrás al sugerir una cirugía de colon, y quien no se despegó de su lado en sus hospitalizaciones y apariciones públicas.
El Domingo de Pascua, Francisco quiso salir a la plaza de San Pedro y le preguntó a Strappetti: “¿Creés que puedo lograrlo?”. El enfermero, conmovido, lo alentó a hacerlo. Más tarde, al terminar la recorrida en el papamóvil, el Papa le dedicó una frase que quedaría grabada en la memoria de su asistente: “Gracias por traerme de vuelta a la plaza”.

Esa noche, Francisco descansó tranquilo. Y en la intimidad de su habitación en la Casa Santa Marta, le volvió a agradecer a Strappetti con un simple “Gracias”, consciente de la complicidad, el cuidado y la amistad que habían compartido.
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A la madrugada siguiente, cerca de las 5:30 am, comenzaron los primeros síntomas del derrame cerebral que terminó con su vida. Una hora más tarde, tras despedirse con la mano de su asistente, entró en coma.
Según el propio Massimiliano y los testigos de ese momento, Francisco “no sufrió. Todo sucedió rápidamente y en calma”.
Un vínculo discreto pero profundamente humano, que deja como enseñanza la importancia de la gratitud y el afecto sincero en los momentos decisivos de la vida. En medio de las responsabilidades, la exposición pública y los compromisos de una figura mundial, el Papa Francisco eligió despedirse con una palabra simple y poderosa: “Gracias”. Hasta el último suspiro, nos aleccionó.