Pertenece a una generación de diseñadores de moda que no siente que haya competencia con sus colegas. Al menos con los de su generación. En una industria donde, desde siempre, la palabra ego se sigue escribiendo con letras mayúsculas ese dato no es menor.
Con 28 años Valentina Schuchner tiene en claro las diferentes partes que forman la industria de la moda. Más allá de eso “sería feliz pudiendo vivir de hacer ropa para editoriales, prendas que sean solamente para fotografiar” dice con alegría. Es lo que más le gusta. En los comienzos como diseñadora, creaba vestidos que tuvieran protagonismo en sí mismos y pensaba una historia para que vivieran en las fotos. “Se tenían que ver bien en ese formato” dice. “Si me pagaran por hacer prendas editoriales invendibles, yo sería la más feliz del mundo” agrega.
Valentina tiene un currículum que incluye una licenciatura en Diseño Textil e Indumentaria de Buenos Aires, estudios en Barcelona en la Bau Centro Universitario de Diseño, estudios de experimentación textil e ilustración en Central Saint Martins en Londres y en Parsons en Nueva York. En nuestro país, en 2020 y en 2022, fue seleccionada como ganadora del concurso Autores de Moda organizado por el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad de Buenos Aires, a través de la Subsecretaría de Desarrollo Económico.

“Siento que el año pasado empecé de verdad, antes lo tenía medio como un hobby. Hacía muchas prendas para editoriales, o sea, nunca lo le vi el lado comercial. Hasta que un día me animé.
- El desafío comercial es un tema a encarar.
- Sí, y de muchos diseñadores. Es lo más difícil. Todos somos muy creativos, después hay que ver los números. Aprendí este año que toda esa creatividad es como una mesa que si no tiene todas las patas firmes, se cae. Todos somos un trabajo de facultad divino que podemos ganar premios pero lo difícil está en hacer un producto que se venda.
- ¿Quién es Valentina Schuchner?
- Creo que hay dos personas que son muy diferentes, una es la diseñadora y la otra es la que está atrás. En realidad soy muy tímida, me cuesta un montón mostrarme y lo hago a través de mi ropa. Son dos personajes diferentes. De hecho me da mucha vergüenza hacer notas, que me saquen fotos, la exposición. Estoy tratando de salir más, pero me cuesta un poco la exposición.
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- ¿Y cómo sos a nivel trabajo?
- Loca (risas). Soy muy muy exigente, muy perfeccionista, si las cosas no salen como quiero, la paso mal. Tiene que estar todo 10. En lo laboral soy muy exigente.
- ¿Y en lo personal?
- Soy relajada. En mi casa soy super relajada.

Hoy a los diseñadores y directores creativos se les exige tener un costado más social. En un medio con mucha crisis algunos, incluso, se anteponen a su ropa.
- Como diseñadora joven, ¿te parece que es necesaria la exposición o es más que nada un tema de la época?
- A mí me gusta que ocurra porque es una manera de conectar con la gente, siento que el diseño es como un pacto que haces con otra persona. Entonces está bueno que atrás de eso digas, "che, hay alguien que trabajó". Ahora con Shein y las plataformas de fast fashion no sabés ni quién hizo la prenda, quién la pensó, etc. Mi diseño es muy conceptual, entonces está bueno que se sepa que hay detrás, que hay alguien que lo pensó y que no cayó de la nada.
- ¿Tu escape a la exposición tiene que ver con los haters?
- Eso me pasa, le tengo miedo a la opinión. En moda todo el tiempo se está juzgando y no sé si tengo ganas de eso. Es algo que no pasa en otros ámbitos. En otras profesiones, no se opina tanto. Entre mis amigos ingenieros no ocurre (risas). La moda está siempre siendo muy juzgada.
- Hay diseñadores y estilistas que además de mostrarse mucho en sus redes sociales van a programas de televisión. ¿Participarías en uno?
- No, no me sentiría cómoda ahí.
- Lo pregunto porque hoy todos quieren ser celebrities…
- Sí, tal cual, es como una trepada. A mí me gusta diseñar, hablo a través de mis diseños.

Valentina sin y con apellido
Aunque es el nombre visible de la marca, la diseñadora trabaja con su mamá que viene de la industria textil y también con su hermana que es fotógrafa. Una sociedad de mujeres tirando el carro hacia la misma dirección.
- ¿Por qué le pusiste tu nombre a tu marca?
- Antes tenía otro nombre, se llamaba solamente Valentina porque mi apellido es muy difícil de pronunciar. Después dije, no importa mi apellido, me voy a hacer cargo de mi apellido. Me importa más todo lo de alrededor, lo que le creo a la marca. Siento que no importa mucho el nombre, sí quería que sea personal, poder decir: mi marca es esto.
- ¿Y cómo es esta marca?
- Es todo tipo de emociones, es muy íntima. Y quiero mostrar eso.
- Entonces no hay ego
- Para nada, yo no soy la estrella. Ver mi nombre en las etiquetas a veces me da cringe (risas). Para mí es el nombre de la marca y punto. Yo no quiero aparecer, es solamente un tema de identidad.
Para mí que aparezca mi nombre es como los artistas que firman los cuadros. Siempre lo pensé así.

- Algunos hablan del ego aplicado a la moda, que hay diseñadores que se antepone a su trabajo.
- Con mi corta experiencia en el círculo siempre me tocó gente divina. Hay mucho prejuicio de que la moda es superficial, que existen los egos, etc. He escuchado comentarios sobre diseñadores de otras generaciones donde hay hasta “codazos”. Hoy siento que entre los diseñadores jóvenes nos ayudamos. Siempre te tiran un dato. Yo me alegro mucho cuando al otro le va bien, ellos también me escriben a mí, hay mucho de soporte grupal.
- Sentís que hay camaradería.
- Sí, mucha. Es lindo cuando al otro le va bien, todos nos apoyamos y todos queremos que nos vaya bien. ¿Qué mejor que a un diseñador argentino le vaya bien afuera? O sea, siento que si uno va fuera ya está poniendo a Argentina en visibilidad, te abrió el paso.
- ¿Y vos crees que la moda se come a la gente? ¿Crees que a algunos se los come el personaje?
- Puede ser. Conmigo no hay chance, yo solamente diseño, no quiero colapsar ni tampoco meter ideas en la cabeza. Tampoco es un tema de tendencias, para mí es un tema cultural. Hoy no creo que una marca pueda imponer sobre cómo la gente debe vestirse. Con lo complicado que es este país pienso que a veces cada uno tiene que adaptarte al mercado.
- Hablando de eso, ¿crees que en general la moda impone o en algún momento impuso?
- En otro momento, en otra época, sí. (Christian) Dior en un momento cambió hasta la silueta.

- ¿Crees que la moda en general tiene que incomodar?
- Voy a hacer un comentario muy controversial: la belleza duele. Yo hago un montón de corsetería y obvio que banco un poco la incomodidad. Pienso, además, que no hay una sola manera de hacer moda. Tengo clientas que quieren estar encorsetadas y que les quede una cintura mínima y otras que prefieren estar libres y flotando con lo que se ponen. Entonces es, con mi sello, adaptarme al cliente.
- ¿Cómo es tu marca en relación a tus clientas?
- Es muy personal, me interesa todo el tiempo intercambiar opiniones con ellas. Cada una tiene sus deseos, es un tema de personalidad, de cómo lo llevas. Son “la percha” del vestido.
- ¿Cómo crees que tus prendas se ven más lindas, colgadas de una percha o vistiendo un cuerpo?
- Cambia mucho. Una prenda colgada se puede ver divina pero sobre el cuerpo hay algo de la acción y la prenda toma vida. Para mí se ven lindas de ambas maneras. También me gustaría colgarla y que sea vea como una pieza de arte, me parece muy lindo eso también. En algún momento quiero hacer una exhibición con los vestidos colgados, que haya movimiento, que haya 3D. Sobre todo ahora que estoy trabajando con gasas y sedas que vuelan.

Los albores de una diseñadora
Valentina no piensa en la fama, y el prestigio hoy todavía no está en su agenda. “A mí me gusta hacer prendas lindas y me gusta sacar fotos y me gusta que las cosas se vean lindas. Me gusta el producto”. Para ella la moda es discusión: es una industria y un espacio que abre conversaciones pero no desde el odio.
- ¿Te gustaría ser exitosa, ser reconocida y que digan esto es de Valentina?
- Sí, me pasaba mucho con Jazmin Chebar. De chica veía una prenda y sabía que era Jazmin. Por supuesto que me gustaría que un vestido mío continúe, que perdure, que tenga algo de tradición. Me gustaría trascender en el tiempo.
- Perteneces a una generación que nació con internet y con redes sociales. ¿Creés en el poder de los influencers?
- A mí me ayuda mucho vestir famosas.
- ¿De qué manera?
- Yo no pago publicidad en redes pero sí visto famosas. Para mí es una vidriera tremenda que alguien conocido vaya a una alfombra roja a cualquier parte del mundo con un diseño argentino. Me parece también muy generoso de ellos que se puedan vestir de Versace o de quienes quieran y elijan un diseño argentino y estén apoyando, dando una mano. Entonces no sé si es influencer la palabra. Me gusta llamarlos representantes argentinos.

- ¿Y trabajarías con las llamadas influencers?
- Por ahora no hice tanto con ellos. Me interesa más la gente que va a eventos, esto es un boca en boca y me interesa más eso. Tengo un ticket muy alto, no soy tan kiosco como las influencers.
- ¿Te buscan mucho para para la alfombra roja?
- Sí, y me interesa mucho, me gusta hacer eso. Tiene su lado lindo y su lado malo que son las críticas que puedan llegar.
- Siento que le temes mucho a las críticas…
- Para mí en unos años va a ser re cancelable, va a ser como hablar mal de los cuerpos. Como que en unos años va a ser: che, se puso lo que quiere, ¿qué críticas lo que se pone? Antes estaba más de moda con Joan Rivers, ahora para mí es un poco raro. Hoy en día hay que cuidarse mucho con las palabras.
- ¿Qué valor le das a la mirada externa?
- Me pesa. Quiero hacerme la que no, pero en el fondo me duele. Soy muy exigente y como que la mirada externa me mata, quizás todavía no estoy tan armada en mi personalidad empresarial. Tengo que entender que no me dicen que soy mala diseñadora, estoy aprendiendo a tomar el comentario de quien viene: una cosa es de alguien que está a la altura y otra cosa si es un comentario que viene de Tik Tok. También está bueno tener una mirada de afuera, yo se la pido a otras personas que están extrapoladas de la moda porque a veces estás tan adentro que te perdes. Pregunto ¿cómo se ve desde afuera? ¿qué me falta? Siempre pido opinión constructiva.
En la secundaria estudió artes visuales y cada vez que hacía una obra tenía que escribir en un libro con todo el proceso creativo: empezábamos con la inspiración, después en los dibujos y así absolutamente todo el proceso y eso hoy en día lo aplico hasta cuando presento un desfile. Yo necesito un concepto y después de ahí todo te lo conecto, es mi manera de trabajar. Las veces que lo quise hacer al revés pensando en mi clienta o preguntándome ¿qué se vende hoy?, sale pésimo (risas).

- ¿Cuánto de improvisación hay en tu trabajo?
- Mucho, aunque estoy tratando de ser más eficiente. Yo puedo dibujar algo divino y después lo veo en la persona y lo tengo que cambiar. O viene una clienta y le armo el vestido sobre el cuerpo. Hay improvisación porque pruebo sobre el cuerpo.
- ¿Cómo es tu proceso creativo?
- En mis diseños no hay un hilo conductor. Un día veo una película y me gustó el escote, otro día agarro una tela y también me gustó. También al estar recontra contaminados por redes sociales entonces no hay chance de que no veas algo de afuera y eso te puede disparar otra cosa.
- Quizás también hay un tema de instinto.
- Si, yo siento que se me prende la lamparita como en los dibujitos (risas).
- ¿Cuál es tu estilo?
- Hay una mezcla de romanticismo pero no en el sentido típicamente romántico, algo más profundo, algo emocional. También hay minimalismo. Todo el tiempo hay muchos contrastes, como en mi vida. Hay opuestos. Mi estilo lo puedo resumir en opuestos, romanticismo y minimalismo.
- ¿Cómo consideras a tu moda?
- Es una visión 360, no es solamente la prenda, es también la imagen que muestro. Ahí está lo nuevo y lo contemporáneo. Quiero comunicar algo más, otra cosa, no solamente, la prenda.

- Hablando de moda, ¿qué es la moda?
- No quiero decir un concepto más. Por supuesto que hoy es mi salida laboral y por otro lado no lo veo tanto como un trabajo. Siempre me gustó el arte, pintar, hacer cosas con las manos, etc. Entonces, para mí la moda, al igual que un cuadro, es como mi manera de comunicarme al mundo y salir. Por ahí me cuesta mucho hablar y expresarme porque soy tímida, entonces la moda para mí es sacarme ese bozal que tengo. También es mi escudo.
- ¿Existen las tendencias en tu universo?
- Para mí las tendencias no son la moda.
- ¿La moda es banal?
- No, cero. En mi caso siento que hay una comunidad atrás de mi proyecto, de mi marca, hay gente que de verdad ama lo que hace. Y eso es lo lindo. Siento que estoy rodeada de gente que estamos todos remando por un sueño, hay muchas ilusiones atrás de una prenda.
- La moda, ¿es un oficio?
- Sí. Y está difícil el tema del oficio.
- ¿Porqué?
- Se está perdiendo. A mí me cuesta mucho conseguir gente que sepa coser, conseguir modistas como las de antes, sobre todo que sepan coser a la altura de la alta costura. Además también quiero que mi proyecto sea transparente y entonces no me meto en talleres que no sé bien como trabajan… Hay detalles que cuido mucho y, a veces, resulta difícil. Por ejemplo, no hay tanta gente joven cosiendo.

- ¿Crees que es un tema generacional?
- ¡Ay, no lo sé!, pero es muy triste. A mí me pone mal. Hay muchos oficios que se están perdiendo, oficios de verdad.
- Y la moda necesita del oficio
- Sí, porque si no nos quedamos con Shein y compramos prendas importadas que no sabemos de dónde vienen.
- En Shein podemos representar un montón de falencias de la industria…
- Sí, y eso es horrible. Entiendo que estamos mal económicamente y que es mucho más barato que comprar acá, eso lo entiendo. Pero cuando conoces el detrás es aún más triste. Mi mamá fue a Bangladesh y vio las fábricas, ¡son un horror!, dan ganas de llorar en las condiciones que trabajan para cumplir con los tiempos de producción.
Durante la entrevista Valentina nombra varias veces a las cadenas de compras extranjeras que venden, como si fueran una cadena de comida rápida, prendas que no se saben bien quiénes las hicieron. Es la preocupación de una nueva diseñadora que piensa más allá del aquí y ahora. “Hacer bien una prenda lleva mucho tiempo, a veces no dan los tiempos. Yo tardo un montón en hacer una prenda, y tardo porque es artesanal”
- Entonces con este panorama, ¿cuál crees que es el desafío hoy de la moda?
- En este país, sobrevivir. Yo quiero apuntar a vender afuera y mi desafío es competir con marcas que hacen todo rápido. Entonces creo que el desafío está todo el tiempo que pensar algo nuevo, diseñar mejor, ser mejor diseñadora, ser más creativa.

El universo femenino y la mirada de Valentina
- ¿Para quién crees que se visten las mujeres?
- Ahora para ellas. Yo tengo clientas que me inspiran mucho, ¡eso me encanta! Tengo clientas que les va bien en su laburo y quieren invertir y se compran un buen vestido para sentirse mejor. Lo toman como un logro personal, no veo que lo hacen para satisfacer al hombre. Yo apunto a esa clienta.
- ¿También se visten para que otras mujeres las miren?
- Sí, también hay algo de eso. En este momento estoy haciendo novias y algunas pocas veces escucho que opinan sobre lo que se ponen otras mujeres. Para mí eso atrasa mil años, me parece pésimo.
- ¿Cómo es diseñar hoy para las mujeres siendo mujer?
- Para mí está bueno. Obviamente a veces me es más fácil porque al diseñar entiendo situaciones de la anatomía femenina porque las vivencio. Está bueno y es lindo. Siento que hay como una comunidad de mujeres, yo te quiero ayudar y quiero que estés linda. Y como laburo con mi mamá, también a las clientas les gusta y se sienten muy en casa, como que hay un clima familiar.

Valentina cuenta que su carrera está en un momento donde si bien quiere hacer crecer la marca a veces no le interesa el dinero: ahora estoy en un proceso de mucho aprendizaje, probar qué les gusta a las mujeres, para qué lado voy. Si bien estoy entendiendo a qué modelo de negocios apunto, siento que hay algo muy lindo en como esta comunidad de mujeres nos ayudamos: queremos que estés linda y que disfrutes la fiesta. No importa solamente el vestido, al final es un vestido. Suele pasarme con las novias que se ponen nerviosas, vienen muy cargadas y explotan sin darse cuenta que es un vestido, es una pieza al final, quizás estás explotando por otra cosa.
- Siento que no te tomas la profesión a la ligera, que te gusta saber dónde va a pisar el siguiente paso…
- A mí me encantaría hacer todo, pero bueno, necesitas mucha inversión, aprendizaje, pensamientos, esto no es joda.
- ¿Diseñarías ropa para hombres?
- Sí me gustaría aunque todavía no me animo. Ahora estoy muy enfocada en novias pero sé que en algún momento va a pasar.
- ¿Vienen varones a buscar tu ropa?
- Si y me encanta que pase eso. Algunos compran y a otros les presto. Con esto de la moda sin género, un hombre se puede poner hasta un vestido de novia.

- ¿Te gusta ver como tus vestidos visten otros cuerpos?
- Me encanta cuando la gente interpreta mi ropa a su manera. Eso me fascina, me pasa con las estilistas y digo, ¡che, yo no lo pensé así! Me encanta el nivel de creatividad, me encanta que pase eso con mi marca, que fotógrafos y estilistas la interpreten con su visión. Me encanta también mirar la moda desde la imagen, no solamente desde la prenda.
- Si tuviéramos que ubicar tus diseños, ¿dónde los pondrías?
- Los diseños son un mix: creo que sería muy pretencioso mi parte decir que hago alta costura, me gusta decir que hago piezas únicas.
- ¿Podrías hacer ropa en serie?
- Me cuesta bajar mi visión a algo súper comercial. De todas maneras, aunque me cuesta, lo voy a hacer en algún momento para hacer crecer la empresa y democratizar la marca, no quiero que sea inaccesible.
- En algún momento te gustaría expandirte…
- Si, me gustaría tener algo más democrático y tener un producto como las marcas grandes, tampoco quiero ser inaccesible, no me interesa.

- ¿Crees que en ciertos ámbitos la moda está mal vista?
- La gente ve a la moda como algo superficial, pero es de las industrias que más laburo da, que más plata mueve en el mundo. A mí me pasaba que todos mis amigos son ingenieros y a mí me tomaban como la estúpida, ¿viste? como la que no le da (risas).
Los diseños de Valentina
Todas las mujeres son siempre la inspiración de la diseñadora, hay una empatía donde la moda y los diseños forman parte de la ropa.
- ¿Para quienes diseñas?
- Para mujeres con distintos cuerpos.
- ¿Cómo es la mujer argentina?
- Es elegante. Hoy está difícil porque en la calle veo que están todas como uniformadas. Acá seguramente sea por un tema económico. Es como que siento que hacemos lo que podemos con lo que hay. Por un lado me parece buenísimo porque en Argentina te adaptas a todo, incluso a diseñar con lo que hay. Hay algo lindo en la mujer argentina luchadora que sobrevive y hace lo que puede con la ropa que tiene.

- ¿Qué elementos identifican o van a estar siempre en tu moda?
- Blanco y negro siempre. Le damos mucha importancia a las buenas telas, me importa mucho el textil. Desde el diseño prima lo artesanal, hay siempre una estructura geométrica y también está lo lánguido y lo volado. Siempre habrá contrastes que convivan en una misma prenda.
- ¿Para qué crees que sirve la ropa?
- Para comunicar. El otro día lo hablaba con mi papá que escuchó una charla que tiene que ver con como uno se siente, como la ropa es un reflejo de las emociones. Yo lo veo hasta terapéutico. Y también siento que hay algo sentimental, sobre todo cuando usas algo que era de tu abuela por ejemplo. Hay otra conexión con la ropa, que quizás es una tontera porque es algo material, pero son todas experiencias, a veces hasta me pode la piel de gallina.
- Cómo diseñadora joven que estudió mucho, ¿cómo te cae el tema de los nepo babies? N de la R: hijos de famosos que son convocados para determinados trabajos por portar apellido.
- Eso demuestra que en algunas profesiones no sé si hay que cumplir demasiados casilleros para estar a la altura. Por ejemplo, el cantante Pharrell está a cargo de Louis Vuitton por su nombre y por lo que mueve. De todas maneras debe ser muy difícil estar ahí.
- ¿Desde la idea hasta la prenda, podes hacer todo ese proceso?
Sí. Reconozco que todavía no tengo esa mano fina que tienen mis modistas. Mi proceso es lento y empieza en la idea

- ¿Hay que estudiar para ser diseñadora?
- Ayuda aunque no me gusta cuando dicen "tenés que estudiar diseño para ser diseñadora". No siempre. Conozco un montón de gente que viene de otro lado, sin formación académica y trabaja en un taller y sabe muchísimo más que otras que estudiaron en escuelas prestigiosas. El oficio también se aprende.
- Entonces, ¿es fundamental la formación académica?
- A mí me sirvió, pero como te decía, tengo un modisto que es un genio, no estudió nada y aprendió el oficio mejor que muchos egresados. La formación en mi caso me sirve para tener un pensamiento crítico. Es importante tener un buen equipo y saber rodearse.
- Si miras para adelante, ¿hasta dónde te gustaría llegar?
- Quiero la marca afuera. Quiero hacer una empresa, no me quiero quedar solamente en ser una diseñadora.
- En ese querer crecer, ¿sentís presión por ser mujer?
- Siento que si. Viví una suerte de estigmatización de que la mujer no puede hacer negocios. Siento que quiero probar que me puede ir bien siendo mujer sola sin que tenga que haber un hombre o estar el marido atrás.
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