A partir de este 13 noviembre, comienza la "Semana de la Prematurez" en nuestro país, que tiene como finalidad concientizar sobre qué significa ser prematuro y las consecuencias que esto puede tener. A le vez que preparar no sólo al sistema de salud sino también a los padres de los recién nacidos, que deben recibir el correspondiente acompañamiento.
En relación a esta semana que se extiende hasta el 17 de noviembre, la productora ejecutiva Giselle Krüger, quien es pareja del periodista Rolando Graña, dedicó unas palabras al respecto. A través de sus redes sociales, se refirió a la experiencia que ella misma vivió con su hija Alina, quien hoy ya tiene cinco años.
"Aunque se explique y trate de concientizar sobre esto, nunca nadie será capaz de comprender con la mente lo que no le atraviese el cuerpo", comenzó su publicación en Instagram. "Esa primera separación, que te arranquen de tu bebé de adentro tuyo, no es más que un episodio traumático. Pero el cuerpo es tan sabio que procesa todo lo que la mente no puede", continuó.
"Llega un día que el recuerdo de ese bebito en una incubadora, ese desapego del que nadie nos advirtió, nos estalla los ojos...recuerdo sólo haber sentido rabia y tristeza las veces que no me dejaron acercarme a ella. Impotencia de no poder ver a lo que recién descubría era lo que más amaba en la vida", confesó.
En este sentido, resaltó cómo fue vivir en carne propia tener un hijo que nació prematuro. "Más de una vez me cerraron las puertas de la unidad infantil de terapia intensiva en la cara, más de una vez me sentí rechazada, inadmitida por ese espacio que parecía cuidarla mejor que yo...No fui yo la primera en alzarla, no fui yo la que la alimentó al principio ni tampoco cambié su primer pañal".
Sobre esta experiencia con su hija Alina, fruto de su relación con Graña, expresó: "Recién ahora soy consciente de que no hice el duelo por aquel nacimiento desordenado. Nadie me había advertido que Alina podía nacer antes, que no la escucharía llorar, que no la escucharía llorar, que no podría acercarme a ella, que su estado sería delicadísimo".
En el final de la publicación, reflexionó al respecto: "Me hubiera encantado participar más en ese entonces, que no existieran horarios ni puertas, escucharla llorar al lado y no desde afuera. Hubiera necesitado que me traten como una mamá desorientada y no como una discapacitada que no puede ocuparse de su hija. Quisiera romper para siempre con esa distancia que nos alejó, cuando estar juntas era lo que más necesitábamos".