En septiembre cumplió 60 años, aunque su apariencia acusa bastante menos. Protagonizó una de las trilogías cinematográficas más rupturistas y exitosas de todos los tiempos. Los más jóvenes quizás lo conozcan por la saga John Wick, en donde interpreta a un ex asesino que regresa al inframundo criminal cuando el hijo de un gánster ruso le roba su auto y mata a su perro.
Pero tiene en su haber una larga trayectoria en la actuación, dado que se inició en ella a los 9 años, en una obra teatral.
En 1984 debutó en televisión, en la serie Hangin' In en 1984. Dos años después lo haría en cine, en la película Youngblood.
Su primer papel importante fue en 1991 en el thriller de acción Point break junto a Patrick Swayze. Su popularidad le llevó a trabajar con grandes realizadores como Gus Van Sant, Francis Ford Coppola, Kenneth Branagh y Bernardo Bertolucci.
Su salto a la fama llegó en 1999 con la película The Matrix, donde interpretó a Neo. Este papel lo consolidó como una estrella de acción.
Pero, en medio de toda esta trayectoria, transcurría su vida personal, marcada por situaciones difíciles desde su niñez y por la tragedia, ya en su adultez. No obstante, en la actualidad se lo reconoce por su extrema sencillez: es frecuente ver en redes sociales videos del actor sentado en algún café de la ciudad, tomando el subte o sentado en el banco de una plaza de Los Ángeles.
Maltratos, mudanzas y un sueño trunco
Su nombre, Keanu, es de origen hawaiano y significa "brisa fresca sobre las montañas". Pero no nació en esas paradisíacas islas sino en Beirut. Su padre, Samuel Nowlin Reeve, sí es oriundo de esa isla, mientras que su madre, Patricia Taylor, era británica.
Se conocieron en la capital del Líbano donde la pareja se conoció. Si bien Reeves era geólogo, luego se dedicaría al tráfico de heroína. Era un hombre tosco, con serias adicciones y golpeador. Cuando Keanu cumplió dos años, su padre desapareció. Al tiempo regresó y la pareja tuvo dos hijas más, Kimm y Emma, en medio del maltrato y de las ausencias, hasta que desapareció definitivamente.
Keanu vio a su padre por última vez a sus 13 años. Tiempo después, junto a sus hermanas, quisieron saber de su paradero. Con mucha dificultad descubrieron que estaba preso por posesión de drogas.
Keanu, con su mamá y sus hermanas, vivieron en varias ciudades: Sidney, Nueva York, Toronto. Patricia se casó otras tres veces, mientras sus hijos acompañaban estos constantes cambios que les dificultaban hacer amigos y asentarse en un hogar estable.
El hoy actor pasó por cuatro colegios secundarios, en los que no solo tenía dificultad para hacerse amigos, sino a nivel académico. Sus notas no eran las mejores y creció creyendo que era "poco inteligente".
Su conducta no era la mejor, llegaron a expulsarlo de la escuela de Artes en Toronto. Se anotó en LaSalle College, donde descubrió que era muy bueno jugando al hockey sobre hielo, pero sufrió una fractura que terminó con sus sueños de ser jugador profesional.
De adulto descubrieron que tenía Asperger, un síndrome que se caracteriza porque quienes lo tienen pueden tener intereses repetitivos y restringidos; se caracterizan por su falta de empatía hacia quienes los rodean, pero también suelen poseer altas capacidades intelectuales y una memoria brillante.
River Phoenix: su amigo y una pérdida irreparable
En 1989 Keanu Reeves conoció a River Phoenix mientras filmaban Te amaré hasta que te mate, una comedia de humor negro. En 1991 volvieron a trabajar juntos en Mi mundo privado, dirigidos por Gus Van Sant.
Los jóvenes se hicieron grandes amigos: compartían profesión y que ambos habían tenido infancias duras. "Hasta ese momento, prácticamente no tenía amigos en la industria, porque no había conocido a nadie con quien quisiera pasar el rato en privado. Es más fácil para mí separar mi vida privada de mi vida laboral", contaría Keanu sobre esa amistad.
Pero el 31 de octubre de 1993 el hermano mayor de Joaquin Phoenix (la estrella de Joker) murió a los 23 años, víctima de un cóctel explosivo de cocaína y heroína.
En ese momento, Keanu sintió que el mundo se volvía a desplomar: tanto, que casi deja la actuación.
La tragedia lo golpea dos veces más
En 1998 Keanu conoció a Jennifer Syme,una actriz ocho años menor que trabajaba como asistente personal del director David Lynch. Se enamoraron y comenzaron un romance; al poco tiempo ella quedó embarazada.
La pareja estaba feliz: ya habían elegido el nombre para su hija. Pero en la Navidad de 1999, faltando un mes para el nacimiento de la bebé, Syme sintió fuertes dolores que le ocasionaron un parto prematuro. La pequeña vivió unas pocas horas y falleció.
La tristeza colmó a Jennifer, su pareja con Keanu terminó, aunque continuaron siendo amigos Un año y medio después de su ruptura, la joven protagonizó un violento choque en el que murió de inmediato.
Tenía solo 28 años: Syme fue enterrada junto a su hija. Reeves ayudó a llevar su ataúd a la salida de la iglesia.
En paralelo a estas tragedias, Keanu no dejaba de vivir un éxito tras otro en su carrera cinematográfica: en 1991 filmó Punto límite, tres años después Máxima velocidad y un año antes de que termine el siglo XX fue parte de ese tanque que se transformó en clásico: Matrix.
Un año después de la muerte de su novia, su hermana Kim Reeves le revelaba que la leucemia que había superado en la infancia había regresado. El actor suspendió todos sus compromisos para acompañarla.
No solo la acompañó y buscó los mejores médicos e instituciones, también donó millones de dólares de sus ganancias a hospitales y programas de investigación en la lucha contra el cáncer. Pasados 10 años, Kim se curó aparentemente de la enfermedad, pero volvió a recaer de manera aún más agresiva: desde 2016 se mantiene ingresada en clínicas privadas en Europa -primero en Suiza, actualmente en Italia-, donde su hermano la visita con frecuencia.
Se lo podía ver llevando su silla de ruedas, sentado al borde de la cama o dándole la mano, como el hermano que es y no como la fantasía que representa. La propia Kim declaró en la revista People: “Mi hermano es mi príncipe”, y todos le dieron la razón.
Ante todas estas situaciones límite, Keanu se fue sobreponiendo. Al menos a través de sus actos, se puede leer que lleva adelante una vida simple, en la que realiza actos de grandeza.
Por ejemplo, cuando filmó Matrix, convencido de que en la saga lo más valioso eran el vestuario y los efectos especiales, compartió lo que ganaba con el equipo y, sin remordimientos, repartió entre ellos 40 de los 75 millones de dólares de lo que había ganado.
Según los empleados del estudio, el actor era el único de todo el elenco que saludaba a cada empleado y recordaba sus nombres. A uno de ellos le regaló 20 mil dólares solo porque supo que pasaba por una situación difícil, y a varios de los dobles de riesgo les regaló motos Harley-Davidson como muestra de agradecimiento.
Si le preguntan si no teme perder su fortuna, responde: “El dinero es en lo último que pienso, con lo que ya tengo puedo vivir durante los próximos siglos”.
Hace un tiempo declaró: "Mi idea de la felicidad está relacionada con recostarme en la cama con la persona que amo, compartir una cena con amigos o andar en moto. No tiene nada que ver con un saldo bancario de varios dígitos". Porque cuando la muerte y las tragedias te visitaron tantas veces para llevarse o coquetear con lo que amás, todo toma otra dimensión.
Fotos: IG y Google
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