Este departamento de 30 m2 se ubica en un edificio construido en 1927, que originalmente funcionaba como hotel. Esto quiere decir que el rediseño y la puesta a punto fue todo un desafío, ya que las distribuciones eran poco operativas y además no tenía baño propio (solía ubicarse fuera del inmueble con acceso desde la zona común del hotel).
Fue así que el estudio de arquitectos a cargo del proyecto decidió dividir el monoambiente en tres partes: un living/comedor con cocina, un balcón estrecho junto a las ventanas y un dormitorio.
El objetivo principal del proyecto fue abrir la vista desde todas las partes del departamento, además de crear un nuevo baño, por supuesto. Para lograrlo, se derribaron todas las paredes internas y se integraron todas las áreas.
La original zona del dormitorio está definida por un cubo de vidrio. Se eligió un material transparente para evitar cualquier posible bloqueo de la vista y las cortinas opacas plateadas, dentro del cubo de vidrio, atenúan el espacio para dormir.
Junto a la cama hay un armario de ropa vertical que tiene un nicho que sirve como mesita de luz. La cama, que también fue diseñada a medida, está suspendida y debajo de ella hay cajas móviles con ruedas.
Cada esquina del departamento se usó para almacenamiento. A lo largo de las ventanas de la fachada hay un banco con múltiples usos: un escritorio, un estante o un asiento largo para apreciar la vista más icónica de Río de Janeiro.
El nuevo baño se dispuso linealmente en una de las paredes laterales, detrás de un pilar. De esta manera no interfiere con la vista y su escasa ocupación libera espacio para las otras áreas. En el compartimento de la ducha, una ventana circular permite bañarse y disfrutar de la vista.
La cocina, que se encuentra en el lado opuesto de las ventanas, se resume en un solo banco de trabajo que incluye estufa, horno, lavadero, minibar y gabinetes.
El living reúne todas las estancias, que al fin y al cabo, son un solo ambiente. Las áreas húmedas originalmente embaldosadas ahora se hicieron con cemento quemado amarillo. Se restauró el parquet original de ipê y peroba. La estructura del techo y sus vigas se resaltaron con pintura azul. La carpintería fue realizada en madera contrachapada naval cubierta por laminado decorativo verde.
La paleta de colores del departamento: azul, verde y amarillo con matices pastel. El clima tropical del departamento fue intencional, dado que el propietario es extranjero y simpatiza con esta idea.
La cortina opaca plateada y los muebles de baño grises rompen sutilmente los tonos claros e inspiran un aire algo futurista.
Ficha técnica
Ubicación: Río de Janeiro, Brasil
Arquitectos: Teresa Mascaro
Superficie: 30 m2
Año: 2018
Fotos: Pedro Mascaro
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