Conocé la casa de fin de semana de la diseñadora Gabriela López Monzón y enamorate de cada detalle - Revista Para Ti
 

Conocé la casa de fin de semana de la diseñadora Gabriela López Monzón y enamorate de cada detalle

Aunque nació como casa de fin de semana, esta vivienda ubicada en Pilar tiene todo lo que a la decoradora Gabriela López Monzón la hace feliz: muebles con historia, objetos amados, tesoros encontrados y un jardín de ensueño con un sector inspirado en La Alhambra de Granada, España.
Deco
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La diseñadora Gabriela López Monzón (@cestmoideco) se enamoró perdidamente de esta casa de 400m2 luego de vivirla primero como inquilina.

El ladrillo a la vista de la entrada principal cubierto por tres tipos de enredaderas, genera una sensación de magia.

"La alquilamos primero para probar la experiencia de vivir afuera de un barrio cerrado, donde se respirara aire de campo pero relativamente a mano de los accesos, sin vecinos cerca y con una gran extensión de verde para aprovechar los fines de semana”, cuenta desde la entrada principal donde se recuperaron dos naranjos de copa que junto a macizos de rosas iceberg marcan el ingreso por una pasarela de ladrillos y canto rodado.

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La puerta principal se reemplazó por una de demolición, con impecables cuatro hojas de hierro forjado. Está ubicada en línea con la salida al contrafrente que se abre hacia el jardín con su galería de exteriores en primera línea y todo el gran parque a su alrededor.

Los interiores de casa son amplios y reúnen muebles hechos a medida por el estudio de Gabriela (C´est Moi) o comprados en mercados de pulgas de diferentes lugares del mundo.

En el living, la chimenea original de la casa remata en unos nichos que exhiben una parte de su colección de jarrones marroquíes y tailandeses. “Hay muchos que no puedo poner por falta de lugar y los voy rotando”, cuenta. La biblioteca de madera también expone varios “tesoros” de su familia. Todos los pisos del área social son de granito en damero.

El comedor ofrece una larga mesa de madera lavada con sillas tapizadas y sillones en las cabeceras (C´est Moi). También es de su tienda la araña con caireles de fieltro.

Los paneles con imágenes renacentistas (fueron pintados a mano por la dueña de casa anterior, artista plástica) esconden en verdad un pasaplatos corredizo entre la cocina y el comedor. “Siempre supe que quería conservar esas obras, a pesar del desacuerdo de mi familia, porque le daban al comedor una atmósfera especial”, explica Gabiela.

La cocina simple y con gran espacio de trabajo, también sirve como lugar de reunión cotidiana para toda la familia. En este ambiente Gabriela hizo algunos cambios. Si bien conservó la distribución, le dio luminosidad a los muebles pintándolos de blanco y mantuvo un aire campestre con estantes abiertos que le permiten mostrar alguna vajilla especial y, sobre todo, sus juegos de té, ceremonia que disfruta mucho.

Todas los cuartos tienen pisos de pinotea. En el principal sorprende una selección de partituras originales de distintos tangos clásicos prolíjamente enmarcados y colocados sobre la cabecera de la cama. Las mesas de luz de madera de línea clásica son un regalo del papá de Gabriela y el gran espejo de tres hojas con su biselado y su dorado a la hoja intactos, perteneció al tocador de su bisabuela Raimunda.

“En casa encontré realmente mi lugar. Volví a pintar, construir, coser y armar cada espacio para sentirlo mío de nuevo. Fue algo increíble. Eso también me llevó a armar mi atelier que tanto extrañaba, sentir el olor a pintura y estar en mi propio mundo de alambres, géneros, piedras, papeles viejos y un sinfín de objetos que ni siquiera puedo llevar el registro”, dice sobre su espacio de trabajo.

La inspiración proveniente de México, país en el que vivió durante algunos años con su familia, se trasladó al cuarto de su hija mujer de la mano de la icónica Frida Kahlo. Se destaca el recibidor varillado en petiribí y base de hierro con tapa y tiradores laqueados (@carola.mauer) que oficia de mesa de luz entre las dos camas.

El baño en suite del dormitorio de su hija refleja un estilo femenino y romántico en total white, con el lavatorio de pie original y el espejo estilo provenzal.

El toilette tiene paredes en gris grafito e incorpora detalles que acompañan a uno de sus cuadros preferidos: un mapa antiguo con marco barroco original comprado en México.

Relax, estudio y trabajo se conjugan en el playroom, un espacio de encuentro para sus hijos adolescentes: Tomás (19), Mateo (16) y Camila (15). Se destacan las grandes lámparas con pantallas de hilo de fibras vegetales disecadas traídas desde México, las alfombra (@somos.frontera) y los cuadros con siluetas en blanco y negro, regalo de una amiga.

¡No te pierdas todos los detalles del jardín de la diseñadora!

Más información en parati.com.ar

   

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