Mientras pasa unos días en Chile arreglando asuntos de trabajo y disfrutando de su familia y amigos, Benjamín Vicuña se reinventa después de varios meses emocionalmente desafiantes que tuvieron como corolario la separación se su última pareja y madre de sus hijos más chicos, la China Suárez.
Reflexivo, brindó una entrevista a El Planeta Urbano en la que se sinceró sobre varias cuestiones íntimas y una de las cosas que dijo es: "Aprendí a entender que hay una fuerza superior, que la omnipotencia no existe, aprendí a no aferrarme a cosas ridículas (me refiero a pertenencias, casas, objetos), aprendí a perdonar y estoy a aprendiendo a expresarme y a no guardarme las cosas. Toda la vida fui muy cuidadoso y callado por respeto al otro o a la otra, pero también tengo una necesidad de expresión, de decir las cosas, hablar sobre lo que no me parece justo, incluso en el plano doméstico. Soy bastante empático, sí, pero tampoco tan dulce ni tan cordero".
Asimismo, luego se refirió a una cuestión delicada, que tiene que ver con la actitud con la que enfrenta las adversidades: "Tengo una disciplina superintensa, mucho trabajo, deporte, hijos, vida social… Voy para adelante siempre".
Al actor chileno, padre de tres hijos junto a Pampita y de dos con la China, le preguntaron si se quedó paranoico con el tema salud, a lo que respondió: "No, porque, justamente por lo que le pasó a Blanca, si yo estuviera pensando todo el tiempo en eso, directamente no podría respirar, desconfiaría del aire, y si no respiro, muero" para luego reconocer el aprendizaje que le dejó una vivencia tan dolorosa: "Entonces aprendí a soltar, a confiar en la vida. Me amigué con Dios, porque me había peleado mucho. Me amigué, lo entendí y hasta lo perdoné".
Y, en esa misma línea, se sinceró que es posible perdonar algo así: "–Se puede, se puede. Tengo muchas cosas por las que seguir celebrando esta vida".