La diseñadora Maureene Dinar vivió varios meses conectada a un respirador y estuvo al borde de la muerte: "Creí que me iba y me despedí de mis hijos" - Revista Para Ti
 

La diseñadora Maureene Dinar vivió varios meses conectada a un respirador y estuvo al borde de la muerte: "Creí que me iba y me despedí de mis hijos"

La diseñadora fue invitada a LAM para contar que estuvo internada varios meses conectada a un respirador. "Pensé que me moría", dijo.
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Invitada a LAM, la diseñadora Maureen Dinar contó la odisea que pasó: estuvo varios meses con respirador y al borde de la muerte. Es la tercera vez que vence a la muerte: en 1992 tuvo un tumor en la cabeza, en 2015 batalló contra un cáncer de mama y ahora sobrevivió después de varios meses de estar conectada a un respirador después de una cirugía a corazón abierto.

Empezó a sentir cansancio, fatiga. Tenía de nacimiento un problema en la válvula mitral que se dilató. El cardiólogo le dijo que tenía que operarse para hacerse un cambio de válvula. La operaron a corazón abierto y se complicó. Tenía agua en los pulmones y por eso tuvieron que conectarla a un respirador.

"Se complicó, estuve casi 7 meses en una clínica de rehabilitación. Empieza con una fatiga. Tenía un problema en la válvula mitral de nacimiento. Fui al cardiólogo, tuve miedo. Hice una crisis de respiración, me pusieron respirador. No podían operarme porque al tener un respirador, no podés por un tema problemático de pulmón", contó Maureen desde el estudio de LAM.

"Estoy feliz con mi familia, mis hijos. Volvi a la vida. Todos estos meses fueron tortuosos", aclaró. "Por un tema pulmonar no me podían sacar el respirador. Decían que iba a tener que vivir con el respirador de por vida. No reaccionaba. Fue un milagro", afirmó.

"Pasé por tres momentos muy difíciles de la vida. Espero que ya pare. Creo que Dios me está mandando un mensaje, voy a tratar de aprender", expresó.

Los hijos fueron su pilar

"Mi hija de 12 años fue el incentivo de volver a casa. Pensaba en que estaría solita con Quique en casa. La vida es bellisima y hay que disfrutarla día a día. Yo tengo una oportunidad más y la voy a aprovechar", asiente.

"Mi hija, la primera vez que fue a visitarme, me vio, se impresionó y cuando se iba, se desmayó. Me pegué un susto. Yo no estaba lúcida", recordó. "Ahora es un pegote", aclaró.

Y luego contó: "Me aferré a Dios. En un momento creí que me iba. Me despedí de mis hijos. Lloraban. Fue terrible. "Si Dios realmente existe, y me quiere llevar, que me lleve", pensaba. Pero también me decía: "voy a estar bien".

"Ellos, mis hijos, venían, no los dejaban entrar todos juntos, venían de a uno. Lo vi a Kevin que vive en Suiza. Es el segundo. Después lo vi a Paul que vive en Brasil. Y Lian que vive en Barcelona. Era como que me abrazaban. No podía hablar, así que les escribí. Y después vino Philipe que estaba aen Miami y se vino a Buenos Aires. Todos estaban destruidos. Y yo les decía quedense tranquilos. Que no lloren . Ellos me decían vas a estar bien. Me levanté, y con kinesio empecé a caminar", comentó Maureen.

El día que le sacaron el respirador, después de varios meses de estar conectada a él, contó que "estuve tres días sin dormir. Estaba asustada, pensaba "no voy a poder respirar". Fue muy duro. Hoy tengo prioridades", dice.

Todavía no le dieron el alta definitivo. Tiene exhaustivos controles médicos, se tiene que cuidar del frío y aún no puede viajar. Sabe que hoy sus pioridades son darse tiempo para estar bieny disfrutar la vida aprovechando esta nueva oportunidad.

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