5 consejos prácticos y efectivos para lograr que los chicos ordenen su habitación ¡y no morir en el intento! - Revista Para Ti
 

5 consejos prácticos y efectivos para lograr que los chicos ordenen su habitación ¡y no morir en el intento!

Que los niños y niñas mantengan sus juguetes en orden pareciera ser una misión imposible, pero con algunas estrategias este desafío puede lograrse. 
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Por más intentos que se hagan, que la habitación de los niños esté ordenada es un enorme desafío y muchas veces no lo logramos. Juguetes por acá, juguetes por allá, lápices, papeles, libros, plastilinas, entre otra infinidad de objetos parecen brotar del piso. Sin embargo, el orden no es una misión imposible y en esta nota de damos cinco consejos sencillos, prácticos y efectivos para lograrlo.

Claves para que los chicos sean ordenados

1. Ser ejemplo

“Ordenar se enseña”, es lo primero que dice Verónica Orb, consultora certificada con Marie Kondo y cuya asesoría “Crecer en orden”, enfocado en madres y padres, busca transmitir esta virtud a través de la crianza.

Lo que Orb quiere decir con eso es que no es suficiente decir “¡ordena tu pieza!” cada vez que termina el horario de juego y esperar a que el niño obedezca por arte de magia. “Se genera una reticencia obvia”, explica, “porque además de ser autoritario, no le estás enseñando cómo hacerlo”.

Como lo descubre tempranamente cualquier padre o madre, los hijos aprenden especialmente a través del ejemplo. Y eso cuenta para lo bueno y lo malo. Si una madre come mucha fruta, seguro sus hijos también lo harán; si los padres dicen malas palabras, es probable que los niños las repitan. Lo mismo ocurre con el orden: “No podemos exigírselo si al llegar dejamos tirada nuestra cartera o dejamos las cosas por cualquier lugar”, dice Orb.

2. Evitar la acumulación

“La primera causa del desorden, y también la más relevante, es la cantidad de cosas que tenemos”, dice Rosario Prieto, cofundadora de Pongamos Orden, un emprendimiento donde asesoran y educan respecto a la organización en el hogar. Una frase que parece obvia —si las pertenencias no nos caben o nos cuesta ordenarlas es porque tenemos demasiadas—, pero que siempre es bueno recordar.

Según Prieto, “le estamos comprando más de la cuenta a nuestros niños”, lo que además les crea una necesidad de acumulación, “lo que termina siendo peor”. Dice Verónica Orb que esto muchas veces lo provocan papás culposos, que intentan compensar la falta de tiempo o atención a sus hijos comprándoles cosas. “Pero el cariño no se suple con juguetes nuevos”, opina. “Eso genera niños hiperregalados, lo que tiene muchas consecuencias negativas, entre ellas el desorden”.

Los juguetes los inventaron los adultos, apunta, no loS niños, “que se pueden divertir con una piedra”. Tampoco se trata de que no tengan nada o muy poco en su pieza o zona de juegos, “pero con una sola caja de juguetes pueden pasar largas horas entreteniéndose”, dice Prieto. “Cuando tienen mucho se confunden, no saben por dónde empezar, quieren jugar con todo y así se fomenta el desorden”.

Para evitar la desorganización, entonces, también hay que prevenir el exceso de cosas. Para eso, muchas veces hay que cambiar también los hábitos de la familia extendida —abuelos, tíos, padrinos—, que suelen ser la principal fuente de objetos nuevos. No es sencillo convencerlos, pero vale la pena intentarlo, sugiere Orb, “ya que las relaciones se deben basar en los vínculos emocionales y las experiencias, no en los objetos”.

3. Separar y sacar

Esos cambios culturales no se lograrán de un día para otro, pero un buen puntapié inicial para provocarlos es haciendo una nueva organización en la habitación. Lo esencial es que se haga junto a sus habitantes, para que entiendan de qué se trata este cambio y se involucren con el orden a largo plazo.

Lo primero que hay que hacer, dice Rosario Prieto, es “comenzar a separar los juguetes y cosas por tipo y categoría”. Es decir, libros en un lado, legos en otro, muñecas aquí e instrumentos musicales acá. En este momento también se hace “una revisión de la calidad y cantidad de juguetes”, propone Verónica Orb, y junto a los niños ver cuáles están buenos, cuáles ya no le gustan —o no le sirven para su edad— y cuáles están rotos y deben irse. “Este chequeo conviene hacerlo cada tres o cuatro meses”, dice.

Prieto recomienda sacar lo que está en mal estado, ver qué cosa se puede reciclar y qué está duplicado o ya no llame la atención para eventualmente donarlo.  Así, quedarán en la pieza los juguetes con los que de verdad se entretiene —y que además le aportan a su desarrollo—, los que además serán más fáciles de encontrar ahora que hay menos.

4. Etiquetar

Ahora, ¿dónde volver a guardar los juguetes? No todos juntos en un solo baúl o caja, ya que todo el esfuerzo previo se perdería. Pero si ya cuentas con alguna repisa o con cajas y contenedores, no necesitas invertir mucho más que tiempo para que el orden se mantenga.

“Es muy recomendable tener una caja o recipiente para cada una de las categorías que hicimos”, dice Prieto. “Por ejemplo, una para animales, otra para autos, para imanes, legos... etc”. Sería ideal que todas estas cajas fueran iguales, para proyectar una imagen de orden más fuerte, pero sino es cosa de pintarlas o forrarlas con papel o tela. Org aconseja usar unos papeles autoadhesivos que facilitan la tarea.

5. Ordenar es jugar

Todos podemos recordar que una parte del juego es volver a dejar las cosas en su lugar. Un momento que, con las energías bajas de tanta diversión, casi siempre se hace con desgano y malas caras.

Esto no es que vaya a dejar de ser así, pero para que no se transforme en peleas, pataletas, griteríos y retos seguros, es necesario que los niños y niñas entiendan desde chicos que ordenar también es una fase del juego.

“No tiene que ver con no desordenar”, advierte Orb, “sino de hacer del orden una parte más del jugar”. Hay padres que para no enfrentarse al momento del orden, prefieren que sus hijos no desordenen, pero eso solo afectará su capacidad creativa y su desarrollo cognitivo.

Lo que sí se puede hacer es fomentar un juego ordenado, es decir, ir focalizando sus intereses y canalizando sus opciones. “Si son pequeños puedes preguntarles: ‘¿con que te gustaría jugar hoy? Ofrecerle una o dos categorías, involucrarte un poco con él, y si ves que perdió el entusiasmo, proponerle otra categoría”, dice Prieto. Si eso sucede, es fácil ordenar una caja para luego pasar a la otra, en vez de terminar con un desastre total.

“Si crías niños ordenados en la primera infancia”, agrega Prieto, “en la adultez serán personas más conscientes de los objetos, dicen algunos especialistas, más responsables, menos acaparadores e incluso más estudiosos”.

Más información en parati.com.ar

   

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