Ubicada en Luanco, un pintoresco pueblo pesquero asturiano, esta casa de 166 m2 logró convertirse en el refugio perfecto para una familia que hacía tiempo estaba en búsqueda de un hogar funcional, flexible y lúdico.
El proyecto, que lleva el sello de los estudios de arquitectura Isla Architects & Mori Meana Architecture, adoptó un enfoque creativo en su interpretación de la estricta normativa tradicionalista en un intento de re imaginar la casa típica de Luanco.
El terreno, entre medianeras, de planta trapezoidal estrecha y profunda, está flanqueado por un maizal al sur y un jardín con vistas al puerto de Luanco al norte. La profundidad de la planta hace necesaria la conexión entre las dos fachadas principales.
Desde la entrada se puede ver el gran comedor-cocina-living, que se abre generosamente al patio a través de una ventana abatible que difumina el límite entre interior y el exterior.
Una escalera serpenteante esculpe su paso a través de la casa, adaptándose para llegar en cada nivel al espacio central de la vivienda, lugar de conexión directa entre las dos fachadas.
En el primer piso este espacio central da acceso a los dos dormitorios, al lavadero y a uno de los baños. En el segundo piso la conexión entre las dos fachadas se realiza mediante la extrusión de la "ventana marinera" que en su intersección con la cubierta a dos aguas genera un espacio en cruz.
Las ventanas enmarcan las vistas del puerto y las colinas adyacentes. Además, sirven como espacios flexibles: escritorio, zona de juegos, sala de estar o dormitorio.
Las cuatro esquinas que rodean la cruz albergan tres ambientes cerrados: un baño, un armario y un lavadero, así como una triple altura sobre el primer tramo de escaleras. Este espacio vertical conecta todos los niveles y aprovecha el efecto chimenea para refrigerar la casa de forma natural.
Los grandes huecos de la fachada se regulan con contraventanas tradicionales de madera, al igual que el cuarterón de la puerta principal que permite la ventilación cruzada entre las dos fachadas, además de controlar la privacidad de la casa.
Las contraventanas, los aleros y otros detalles de la casa están pintados de un azul intenso siguiendo la tradición local e integrando la vivienda en el colorido de la calle Soledad.
El patio está delimitado por un muro de piedra existente en forma de herradura y extiende el suelo interior de la casa con islas de hormigón pulido que permiten integrar la vegetación autóctona. En el extremo norte se habilita una pequeña pileta para refrescarse en los días más calurosos.
Ficha técnica
Ubicación: España
Arquitectos: Isla Architects & Mori Meana Architecture
Área: 166 m2
Año: 2022
Fotos: Luis Díaz Díaz
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