Amamos nuestras plantas. Así sean de interior o de exterior, les brindamos todos los cuidados necesarios para que se mantengan siempre sanas y espléndidas.
Sin embargo -y a pesar de tomar todos los recaudos-, puede pasar que notemos que las hojas empiezan a ponerse cada vez más amarillas. Cuando esto sucede, es normal que nos asustemos ya que no es un buen síntoma. ¡Pero ojo! Esto no quiere decir que tu planta esté enferma o a punto de marchitarse.
Acá te contamos cuáles son algunas de las razones de este fenómeno y cómo solucionarlas de una manera fácil, rápida y efectiva. ¿Manos a la tierra?
Falta de riego
Podríamos decir que el factor más común que causa que las hojas de las plantas se pongan amarillas es el desequilibrio en el riego. Y es que tanto la falta como el exceso pueden perjudicar las raíces y afectar la absorción de nutrientes.
Pero... ¿Cómo saber si es por exceso o falta de agua? Si las hojas amarillas están marchitas o se caen fácilmente al tacto, es probable que haya un exceso. Ahora bien, si las hojas amarillas están secas, puede ser un indicador de falta de agua.
- Solución
Lo más importante es asegurarte de que el sustrato cuente con un buen drenaje que evite los encharcamientos y permita que las raíces de la planta se aireen.
También es clave ajustar la frecuencia y cantidad de riego según las necesidades de cada especie.
Y como siempre recomendamos, antes de regar hay que chequear la humedad de la tierra: si aún está húmeda, se recomienda esperar a que se seque.
Exposición a la luz inadecuada
La cantidad de luz que recibe una planta también puede estar directamente relacionada con la aparición de hojas amarillas. Y es que no todas las especies necesidad la misma exposición para realizar la fotosíntesis correctamente. Así que si están muy débiles, es probable que esté recibiendo demasiada luz directa o muy escasa.
- Solución
Es clave investigar bien las necesidades específicas de luz de cada especie y colocarlas en un lugar adecuado. También se recomienda rotarlas con frecuencia para que todas las hojas reciban la luz de manera uniforme.
Déficit de nutrientes
Si a la planta le faltan algunos de los nutrientes esenciales para el crecimiento, es muy probable que se manifieste mediante hojas amarillas.
Hierro, nitrógeno y magnesio son imprescindibles en el desarrollo de las especies, y si las cantidades son muy bajas provocan que las hojas se vuelvan amarillas o de un aspecto pálido.
- Solución
Aplicar un fertilizante de calidad y acorde con la especie es la mejor opción. Siempre recomendamos consultar con un profesional capacitado para asegurarse de ofrecerle a la planta las dosis adecuadas, ya que un exceso también puede ser perjudicial.
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