Este departamento de 60 m2 ubicado en una típica corrala madrileña, se encuentra dispuesto sobre dos niveles, delimitado por una fachada y un patio interior con carácter histórico.
La distribución es orgánica y está caracterizada por la sucesión de espacios consecutivos. La partición central fue alterada pero respetando las mismas proporciones de los huecos de la fachada, formando dos arcos rebajados de estilo castizo.
La intervención buscó generar una buena conexión lumínica y visual con el fin de conseguir la mayor sensación de amplitud espacial y conectar con el mundo exterior.
Así, las fuentes de luz naturales son visibles desde todos los puntos de la casa, generando un ambiente caracterizado por matices de luces y sombras suaves.
La iluminación fluye por todo el departamento, aumentando y disminuyendo su intensidad dependiendo del uso del espacio y en consonancia con el ritmo circadiano: el living irrogado con luz natural, la cocina en una sombra sutil y el dormitorio caracterizado por una luz cenital envolvente.
La cocina se desarrolla alrededor de una imponente mesa central escultórica. Este elemento es el que sucede la acción y se presenta como protagonista.
La atmósfera cambia de registro en el baño con tonos ocres y una cortina inspirada en las sensaciones que transmite el tacto de la piel. Fabricada en nylon, aporta calidez y dinamismo al espacio mientras dialoga con las piezas matéricas del fondo del ambiente.
Ficha técnica
Ubicación: Madrid, España
Arquitectos: Matteo Ferrari
Superficie: 60 m2
Año: 2022
Fotos: Asier Rua
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