Día de los enamorados: Según un especialista cuando un amor es sano y digno, no hay espacio para las víctimas, los martirios ni las resignaciones - Revista Para Ti
 

Día de los enamorados: Según un especialista cuando un amor es sano y digno, no hay espacio para las víctimas, los martirios ni las resignaciones

El Dr. Flavio Calvo, M.N. 66.869, psicólogo, analiza los alcances del amor sano y digno, en contraposición al amor tóxico.
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La dignidad se relaciona con el hacerse valer como persona, va mucho más allá, hacia el respeto que cada sujeto tiene por sí mismo, dónde no permite ser degradado o humillado por otros.

Este sentido de dignidad se aprende, se va formando en cada persona, y es uno de los elementos fundamentales para que realmente pueda existir un verdadero amor. La dignidad es el límite que permite que seamos realmente amados, porque no existe amor si no hay dignidad.

¿Dónde se ve la dignidad en el amor?

La dignidad está en juego cuando el amor es no correspondido, el amor no es algo que haya que suplicar, o que haya que pasar pruebas para alcanzarlo o sostenerlo. Cuando el amor es sano y digno, no hay espacio para las víctimas, los martirios y las resignaciones, se hace a un lado esa voz que nos dice que todo vale con tal de estar al lado del ser amado.

Alimentar la dignidad hace que uno se ame y que el otro pueda amar a quien realmente uno es. Cuando no existe la dignidad personal, los sujetos se humillan, y se rebajan para alcanzar esas migajas de cariño, que lo hacen sentir bien limitadamente, satisfechas por un momento, pero no saciadas

El Lic. Flavio Calvo habla sobre dignididad en el amor

Esto es fácil de decir, pero muchas veces la práctica es como la de un equilibrista, caminando por la cuerda con una vara en sus manos. Tener y sostener la dignidad no se logra quitándole dignidad al otro, sino que es un fino ejercicio de respeto que se sostiene en ambos sentidos, un ida y vuelta de respetar, sostener y cuidar a la pareja. Cuando sostengo mi dignidad no soy víctima ni victimario, aunque toda pareja tiene sus vaivenes, se comparte el cuidarse a uno mismo cuidando al otro, en sus palabras y acciones.

Claramente para esto es necesaria una buena comunicación, tomarse el tiempo necesario para reconocer errores propios y pedir perdón cuando algo escapó de las manos, sin que esto se convierta en ciclo que se repite, sino más bien en un espacio de crecimiento compartido.

¿Cómo podemos saber si estamos llevando el amor con dignidad?

Es importante en esto reconocer que el amor no es una emoción, las emociones son simplemente reacciones químicas que se van con el tiempo, y el amor es mucho más que esto, conlleva decisión y trabajo.

En el amor reconozco que el otro no siempre es maravilloso y que yo tampoco lo soy y que por eso conviene hablar nuestras diferencias, conocer nuestros objetivos personales de vida, trabajar nuestras inseguridades, alejarnos del egoísmo y poder embarcarnos juntos en este camino día a día. Así es como el amor no solo se siente, sino que se puede ver y palpar en los actos que hacemos el uno por otro. O asumir que ya no queremos hacerlo, que no vemos ese amor en nosotros o en el otro y permitirnos tanto a nosotros como a los demás cerrar espacios con dignidad, sin quedar encerrados en algo que no prospera y que aprisiona.

Cuidar la dignidad no es “soltar” ante el primer problema

Cuidar la dignidad, significa que, si algo no es mutuo, no es con respeto, no es único, se humilla, se degrada, o obliga a tener que demostrar ser digno continuamente, ese no es el lugar, y es sano y necesario salir de ahí. Sea la relación que sea, y lleve el tiempo que lleve, y mucho más si hay hijos de por medio, ya que es la forma de enseñarle crecer en dignidad y no a convertirlos, inconscientemente, en los culpables de que una pareja que no vive con dignidad continúe junta.

Estamos llevando el amor con dignidad cuando, en ese respeto que siento por mí mismo, entiendo que perdonar no es lo mismo que olvidar, ni permitir que una falta de respeto se repita continuamente.

Cuando entiendo que el amor no es ciego, y que puedo ver que acciones son las que hacemos el uno por el otro, y las que dejamos de hacer. Que amor no es la abnegación total, dónde el bienestar del otro se sustenta a costas del mío propio. Llevo el amor con dignidad cuando entiendo la relación es mutua, y no existen terceros, ni podemos ser felices de a cuatro. Al quitarse todos esos mandatos sociales de encima es que las personas se dan cuenta que dignidad es respetarse en el acto de respetar al otro, de esta manera es en la cual se construyen amores sanos.

Cuando el amor es sano, cuando hay un sentido de dignidad, la persona puede priorizarse, sostener sus valores personales, no hacer cosas que no le gustan o permitir que el otro haga cosas que la lastimen solo por miedo a perder a esa persona, al contrario, muestra amor por sí misma y se hace respetar. Hay amor sano cuando hay primero amor propio. El amor sano reconoce su valía personal, lo que hace que otros la reconozcan y la aprecien. Reconocerte como una persona digna de ser querida, amada y valorada hace que quienes se acercan lo hagan viendo esa valía y no las debilidades de las cuales tomarse para manipular. Es en primer lugar un acto de amor a uno mismo.

Cuando una relación amorosa se vive sin sentido de dignidad, la persona prioriza al otro, sin tener en cuenta sus propias necesidades y su propio valor. Al no valorarse permite al otro no darle valor como persona, desestimando sus emociones, su valía personal, y su integridad.

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