#Emprender: Julieta Campelli y el relato de un sueño hecho realidad - Revista Para Ti
 

#Emprender: Julieta Campelli y el relato de un sueño hecho realidad

Julieta Campelli tiene 33 años, 3 hijos y vive en 9 de Julio. En 2018 las cosas se le pusieron difíciles, tuvo que levantarse de prepo y encontrar la salida: el tejido la salvó. Ahora da charlas para motivar a ayudar a otras mujeres a encontrar la salida. Acá, su vivencia en primera persona.
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Son las 23:00 pm, faltan exactamente 60 min para que se termine el día de mi cumpleaños número 33. Después de un día muy, pero muy intenso, lleno de alegrías y muchas emociones, después de pedir los tres famosos deseos rodeada de la gente que amo y comer cosas ricas, les pido a mis hijos que se vayan a dormir: "¡Por favor chicos! ¡No doy más! Vayan a la cama que termino de ordenar acá y me acuesto. ¡Mañana hay escuela!"

No doy más del cansancio, la casa es un caos, está todo revuelto, hay vasos arriba de la mesa, latitas de birra y restos de comida por todos lados. ¡Vení!, Te invito un paseo por mi casa, la puerta de entrada da justo a la calle, ni bien entrás te encontras con el living, a la derecha está la cocina con una barrita, no se ve nada si estás en el living y eso me encanta porque odio lavar los platos de noche.

En la barrita hay dos banquetas altas, y en la cocina justo arriba de la mesada hay una ventana Cansada y contenta, muy contenta de tanto festejo arrastro una banqueta hasta la mesada, abro la ventana, me siento y prendo un pucho.

Julieta Campelli
Julieta Campelli

Justo en frente mío hay una antena para los aviones, ¿vieron esas enormes que titila una luz roja todo el tiempo? Bueno, una de ésas.

La miro fijo, siempre lo hago cuando estoy pensando en algo. De dónde voy a sacar fuerzas para limpiar todo esto pienso, y todavía me falta armar el bolso. Mañana me voy a San Francisco, Córdoba. No tengo absolutamente nada preparado, y la emoción me invade. Siento una especie de nudo en la boca del estómago, ganas de llorar, de abrazarme, de que me abracen.


Estuve trabajando meses para mi primera charla a mujeres que emprenden y estaba a tan solo 48 hs de que suceda. 48 hs y 544 km me separan de semejante aventura. Pasan mil cosas por mi cabeza, ¡estoy muy emocionada! repito a cada rato. ¡No son nervios!, ¡es emoción!
Emoción de haber logrado lo que alguna vez soñé.

Más temprano estuve en el hogar donde vive mi abuela Rosa. Ella es la mamá de mi mamá, tiene 76 años, y hace 3 meses la vida le arrebató a su segunda hija, mi tía. Fui a verla y le dije: "abuela, hoy es mi cumpleaños número 33, ¿entendés que ya tengo 33 años, abuela?" Me miró y me dijo, ¡estás hermosa muñeca!, si tu mamá te viera…

Julieta CAmpelli
Julieta Campelli es mamá de tres.

Estaba muy triste, a raíz de la pérdida de su hija ella se detuvo en el tiempo, como si quisiera olvidar, tapar semejante dolor. Y se hizo chiquita. "Me quiero ir con mi papá y mi mamá -me dijo- estoy cansada". "Abuela- le dije-, estoy acá, mírame. ¡Estoy acá! y te vine a contar algo. Mañana voy a viajar 544 km sola, me voy a otra ciudad a contar nuestra historia".


"¿Cómo que te vas sola?", me preguntó. "Sí, abuela, me voy sola", le respondí. Me hizo una cara de asombro, yo interpreto esa cara como un “¡que hermoso hija!, ojalá yo también hubiese podido hacerlo”. Entonces le comparto: "Viajo sola en el auto, pero ¿sabés quién viene conmigo?
Vos, mami y la tía vienen conmigo, me acompañan en este viaje de superación, por ustedes, por mí, por mis hijos y por todas las mujeres que quieren pero sienten que no pueden".

Estamos las dos sentadas en el living del hogar, con la tele de fondo y un rayo de sol que entraba silencioso por la ventana. "¡Me tengo que ir abuela!", le digo. Me paro, la abrazo fuerte, y le digo "¡te amo abuela!". Es la primera vez en 33 años que le digo "te amo" a mi abuela. No tuve el coraje o tal vez la oportunidad de decírselo a mi madre y esta vez no me iba a quedar con las ganas. Antes no había tiempo de decir lo que sentía. Ahora sí. ¡Ahora sí!

Julieta Campell
"Mis mujeres".

Perdón, me fui… Acá estoy, miro para el costado el escobillón y la palita me esperan, mientras limpio toda la casa pienso "¡hay dios mío! ayúdame a no quebrarme ante la mirada de todas esas mujeres que esperan la mejor versión de mí, tengo miedo de llorar, es que es tan fuerte lo que tengo para contar".

Termino de limpiar, me baño y me acuesto.
Son las 6:45 am, suena el despertador, llevo a mis hijos a la escuela, los saludo, les digo que los amo mucho y que les voy a mandar fotos de absolutamente todo, vuelvo a mi casa y preparo todo. Mientras hago el bolso escucho música al palo, ¡estoy muy contenta!.

Son las 10:00 am, subo al auto, ya cargué todo, abro la guantera y tomo una nota que me hizo mi hermano Alejandro.

Julieta Campell
La notita del hermano.

Me ajusto el cinturón de seguridad, elijo música, y emprendo este viaje galáctico. Manejar para mí es un momento de reflexión asegurada, recuerdo por un instante la mujer que algún día fui, ella jamás se hubiera animado a tanto, hubiese pedido permiso. Vuelvo a mí, veo mis manos al volante, la ruta me abre camino, toda para mí, parece no tener fin, me rio y pienso ¿permiso? ¡Julieta no pide permiso!

Lo que paso el 02/07 en el auditorio San Francisco y mi regreso a casa te lo cuento la próxima ¿o será que te dejo muy manija?

Bueno, acá va una pista.

Julieta Campell
Julieta Campell
Julieta Campell

Pd: No te achiques, soñá, soñá en grande. No importa dónde te encuentres hoy. Siempre es una transición.

Fuente: Julieta Campelli, “La Crochetera Hot”, @naranjalimatejidos

Más información en parati.com.ar

 

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