¿Sabías que enamorarse, abrazar o incluso compartir una comida especial pueden desencadenar cambios en nuestro sistema hormonal?
San Valentín, una fecha cargada de expectativas y emociones, puede tener un impacto significativo en nuestro cuerpo a nivel hormonal. La Dra. Laura Maffei, endocrinóloga, explica cómo el amor, el deseo o incluso el estrés pueden alterar hormonas clave como la oxitocina, la dopamina y el cortisol.
Estas fluctuaciones hormonales no solo afectan nuestro estado de ánimo, sino también nuestro comportamiento y bienestar físico. Entender esta conexión entre emociones y hormonas nos permite gestionar mejor esta fecha, aprovechando sus aspectos positivos y minimizando los negativos.
A continuación, la especialista nos ayuda a explorar cómo el Día de los Enamorados influye en nuestro sistema hormonal, cómo reconocer estas señales y cómo mantener un equilibrio saludable
-¿Cómo es posible que una fecha como San Valentín nos pueda afectar hormonalmente?
-San Valentín puede influir en nuestro equilibrio hormonal porque las emociones y las hormonas están profundamente conectadas. Cuando vivimos momentos de amor, anticipación o incluso estrés, nuestro cerebro libera sustancias químicas que afectan el estado de ánimo y el comportamiento.
La oxitocina, conocida como la "hormona del amor y del placer", aumenta con el contacto físico y la conexión emocional, generando bienestar y apego.
La dopamina, vinculada también al placer y la recompensa, puede activarse ante una cita especial o un gesto romántico, generando euforia y motivación.
La serotonina, que regula el estado de ánimo, se eleva cuando vivimos experiencias positivas, pero puede disminuir si nos sentimos solos o decepcionados.
Sin embargo, no todas las reacciones hormonales son positivas. El cortisol, la hormona del estrés, puede aumentar si la fecha genera ansiedad o presión social.
Además, la adrenalina y la noradrenalina pueden provocar el clásico "mariposeo en el estómago" ante la emoción de una cita especial, mientras que la testosterona y los estrógenos pueden incrementarse en situaciones de atracción y deseo.
-¿De qué manera nos podemos dar cuenta?
-Podemos notar los efectos hormonales de San Valentín en nuestro estado emocional, físico y en nuestro comportamiento.
A nivel emocional, sentirnos eufóricos y felices puede ser señal de altos niveles de dopamina y oxitocina, mientras que la ansiedad, los nervios o la tristeza pueden indicar un aumento del cortisol o una disminución de la serotonina.
En cuanto a síntomas físicos, la adrenalina puede generar sensación de nerviosismo en el estómago, mientras que la dopamina y la oxitocina pueden hacer que tengamos más energía e incluso que nuestra piel luzca más radiante.
En el comportamiento, es posible que nos sintamos más sociables y afectuosos si la oxitocina está elevada, pero también más impulsivos en nuestras decisiones, como hacer regalos sin pensar demasiado o responder emocionalmente de manera más intensa.
Además, los cambios en el apetito pueden ser otra señal: algunas personas pierden el hambre debido a la adrenalina, mientras que otras sienten antojos de dulces para elevar la serotonina.
-¿Es posible que nos sintamos más sensibles?
-Sí, es posible. San Valentín puede intensificar nuestras emociones y hacer que estemos más receptivos a lo que sucede a nuestro alrededor.
Si nuestros niveles de oxitocina y dopamina están elevados, podemos sentirnos más conectados emocionalmente y valorar más los gestos de afecto.
Sin embargo, si la serotonina disminuye debido a expectativas no cumplidas o recuerdos de relaciones pasadas, podemos sentirnos más melancólicos.
El cortisol también puede hacer que estemos más irritables o sensibles a pequeños detalles, especialmente si la fecha nos genera estrés o presión social.
Además, el entorno juega un papel clave: la publicidad, las redes sociales y hasta la música romántica pueden despertar recuerdos o hacer que comparemos nuestra situación con una imagen idealizada del amor, aumentando la sensibilidad emocional.
-¿De qué manera influye la edad en todo esto?
-La edad influye en cómo vivimos San Valentín y en la intensidad de nuestra respuesta hormonal.
Durante la adolescencia, los niveles de dopamina y adrenalina son muy altos, lo que hace que el amor se experimente con gran intensidad y que las expectativas sean elevadas.
En la juventud, la atracción y la pasión siguen siendo fuertes debido a la presencia de testosterona y estrógenos, pero también se empieza a valorar más la estabilidad emocional gracias a la oxitocina.
En la adultez, el amor se experimenta con mayor tranquilidad y profundidad, ya que la oxitocina y la serotonina comienzan a tener un rol más importante que la dopamina.
Finalmente, en la madurez, la serenidad y la compañía adquieren mayor relevancia, con menos impulsividad y más estabilidad emocional.
La intensidad de las emociones puede disminuir con la edad, pero el amor sigue teniendo un impacto significativo en nuestra salud y bienestar.
-¿Hay una manera positiva y una negativa de cómo se puede producir esta situación?
-Sí, la forma en que experimentamos San Valentín puede ser positiva o negativa según nuestra percepción y nuestras expectativas.
Si lo vivimos como una celebración del amor en todas sus formas, sin presiones ni comparaciones, podemos disfrutar de momentos de conexión y bienestar. En este caso, la oxitocina, la dopamina y la serotonina juegan un papel clave al generar felicidad y reforzar los lazos emocionales.
Por el contrario, si permitimos que la fecha se convierta en una fuente de presión o frustración, podemos experimentar un aumento del cortisol, lo que genera estrés, ansiedad o tristeza.
Compararnos con otras personas, tener expectativas poco realistas o sentir que San Valentín define nuestro valor personal puede afectar negativamente nuestro estado emocional y físico. La clave está en la perspectiva con la que vivimos la fecha.
-¿Cómo podemos equilibrarnos?
-Es importante regular nuestras emociones y hormonas. Practicar la gratitud puede ayudar a aumentar la serotonina, permitiéndonos valorar lo que tenemos en lugar de enfocarnos en lo que falta.
Rodearnos de afecto, ya sea con amigos, familia o incluso con una mascota, puede elevar la oxitocina y reducir la sensación de soledad.
El ejercicio es otra herramienta efectiva, ya que ayuda a liberar dopamina y serotonina, mejorando el estado de ánimo. Si sentimos presión o estrés, es recomendable desconectarnos de redes sociales para evitar comparaciones y cambiar el enfoque de la fecha, viéndola como una oportunidad para disfrutar, ya sea en pareja o en soledad.
Además, cuidar el bienestar físico también es clave: evitar excesos de azúcar o alcohol puede ayudar a mantener un equilibrio hormonal, mientras que una buena alimentación y descanso adecuado favorecen un estado emocional estable.
Al final, San Valentín es solo un día, pero nuestro bienestar es algo que debemos cuidar durante todo el año.
Agradecimientos: Dra. Laura Maffei (M.Nº 62441.), endocrinóloga de amplia trayectoria y referente en su área a nivel nacional e internacional. Especialista en estrés. Directora de Maffei Centro Médico e Investigación Clínica Aplicada. @dralauramaffei
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