A 21 años del crimen de Axel Blumberg: qué fue de la vida de sus padres y quien fuera su novia - Revista Para Ti
 

A 21 años del crimen de Axel Blumberg: qué fue de la vida de sus padres y quien fuera su novia

El crimen de Axel Blumberg marcó un antes y un después en la sociedad argentina. A 21 años de su secuestro y asesinato, el caso sigue siendo un símbolo del dolor, la impunidad y la lucha por justicia. Las heridas aún no cierran para los integrantes de la familia.
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El secuestro y asesinato de Axel Blumberg, en marzo de 2004, conmocionó a la Argentina y marcó un punto de inflexión en la lucha contra la inseguridad. Hoy, más de dos décadas después, el caso vuelve a estar en el centro de la escena: Carlos Díaz, uno de los condenados por su participación en el crimen, recuperó la libertad tras cumplir su condena.

La noticia reavivó el dolor de la familia Blumberg. Juan Carlos, padre de Axel, expresó su indignación: "Se liberan asesinos. No solo lo mataron a Axel, lo torturaron, le arrancaron uñas y lo quemaron con el cigarrillo". La frase la dijo en el programa "Mujeres Argentinas" y llevó a que su conductora, María Belén Ludueña, se quebrara al aire.

A sus 80 años, Juan Carlos Blumberg continúa al frente de la Fundación Axel Blumberg, desde donde brinda apoyo a víctimas de delitos y mantiene intacta la habitación de su hijo, como una forma de mantener viva su memoria. La liberación de uno de los responsables reabre heridas que nunca terminaron de cerrar, y vuelve a poner en discusión el accionar del sistema judicial argentino.

Juan Carlos Blumberg mantiene vivo el recuerdo de su hijo y sigue pidiendo justicia
Juan Carlos Blumberg mantiene vivo el recuerdo de su hijo y sigue pidiendo justicia

El 23 de marzo de 2004, Argentina se estremecía ante un nuevo pico de secuestros. Axel tenía 23 años, estudiaba ingeniería industrial en el ITBA, hablaba cinco idiomas, tenía una prometedora carrera y un proyecto en mente: recibirse y hacer un posgrado en Harvard. Fue secuestrado cuando iba al cine, como cada miércoles, con su novia -Estefanía Garay- y sus amigos. La familia Blumberg hizo lo que le indicó la policía. El 23 de marzo, Juan Carlos fue al lugar pactado con los secuestradores. Esperó. Nadie vino.

Al día siguiente, se enteró por televisión: su hijo estaba muerto. Había logrado escapar, pero lo recapturaron y lo ejecutaron. Un disparo en la cabeza. Su cuerpo mostró signos de tortura. A los Blumberg se les quebró la vida.

En este contexto, nos preguntamos: ¿cómo están hoy la madre de Axel, su novia de entonces, y los protagonistas que rodearon aquella tragedia? Esta es la historia actual de una familia que aún busca justicia.

Los Blumberg, hoy

En una casa detenida en el tiempo, en una calle tranquila de Martínez, la vida de Juan Carlos Blumberg sigue girando alrededor de una promesa. En cada rincón, en cada objeto, en cada retrato, su hijo Axel sigue presente. A sus 79 años, Blumberg sigue hablándole todos los días. Le cuenta qué hizo, qué proyectos lleva adelante desde la fundación que lleva su nombre, qué causas abrazó ese día. Así ha vivido las últimas dos décadas.

Desde hace dos años vive solo porque stá separado de su esposa, María Elena Usonis, mamá de Axel. Ella vive cerquita, en el mismo barrio, en la casa que heredó de sus padres. María Elena también carga con el peso de aquella noche del 17 de marzo. Fue ella quien prestó su auto a su hijo para que fuera al cine con su novia Estefanía, como cada miércoles. Fue también a ella a quien quisieron hacer hablar los secuestradores durante las llamadas extorsivas. Pero estaba destruida, descompuesta por el dolor, sin fuerzas siquiera para atender.

María Elena, la mamá de Axel en una de las tantas marchas
María Elena, la mamá de Axel en una de las tantas marchas

La figura de María Elena ha sido menos visible en los medios, pero no menos fundamental en esta historia. Fue ella quien sostuvo en silencio el duelo, quien acompañó en cada misa, en cada acto, en cada aniversario, incluso después de su separación con Juan Carlos. Fue también quien, con dignidad y temple, recibió el premio del concurso internacional en el que Axel había participado poco antes de su muerte.

Estefanía Garay, la novia de Axel, fue la última persona que lo esperaba con vida aquella noche. Ella llamó preocupada a la casa de los Blumberg cuando él no llegó a su cita habitual. Su desesperación marcó el inicio de una secuencia que terminó en tragedia. Aunque joven, acompañó a la familia durante todo el proceso, con un dolor que le quedó tatuado en el alma. Era su primer amor, su compañero de viajes, de amigos, de futuro. Hoy está casada (los padres de Axel fueron a la boda) y es mamá de una nena.

Axel y Estefanía Garay, poco antes del secuestro y asesinato
Axel y Estefanía Garay, poco antes del secuestro y asesinato

Blumberg repite la misma rutina cada 23 de marzo: va hasta el cementerio Jardín de Paz en Pilar, lleva flores y le habla a su hijo para después asistir a misa en la iglesia de Acassuso. Juan Carlos le contó a Infobae en una entrevista que dio el año pasado, que "todos los días" habla con su hijo en su habitación que permanece intacta, tal como Axel la dejó aquel día que fue secuestrado. La ropa está en el placard, la frazada en la cama, los stickers en la puerta.

Juan Carlos nunca se jubiló. Se levanta a las 5:45, va a su fábrica textil —esa que pensó para Axel— y por la tarde trabaja en la fundación. La dirige, escucha, orienta, consuela a quienes viven lo mismo. Y vuelve antes de que caiga el sol. Dos retratos dorados lo reciben. La sonrisa de Axel lo observa desde la infancia y la adolescencia. Vive rodeado de sus recuerdos, pero no por nostalgia.

A pesar del paso del tiempo, conserva la intensidad de su lucha. Aún sostiene que la justicia falló. Señala al fiscal Sica como principal responsable. “Hice todo lo que la policía me dijo y perdí a mi hijo”, repite.

Hoy, separado y viviendo solo, Blumberg sostiene rutinas estrictas. Las necesita. “Es mi cable a tierra”, dice. Axel lo acompaña en cada paso. En la fábrica, aún figura su nombre entre los accionistas. En la fundación, sus fotos cubren las paredes. En la memoria de su padre, es una presencia viva.

Sigue creyendo que bajar la edad de imputabilidad es una deuda pendiente. Y sigue pidiendo justicia, con la misma convicción con la que llenó la Plaza de los Dos Congresos en 2004, con miles de personas pidiendo seguridad. En esos actos nació un símbolo, pero también un padre quebrado.

El 23 de marzo de 2004, Juan Carlos Blumberg dejó de ser un empresario textil más para transformarse en una figura pública marcada por una tragedia personal que conmovió al país entero: el secuestro y asesinato de su hijo Axel. A veintiún años de aquel hecho, la herida sigue abierta, pero también viva la promesa que Blumberg repite todos los días: luchar para que a otro no le pase lo que le pasó a su hijo.

Axel tenía 23 años cuando lo mataron. Era brillante: hablaba cinco idiomas, estudiaba ingeniería industrial en el ITBA, hacía deportes, tocaba música. Estaba lleno de sueños. Su historia terminó abruptamente a manos de una banda que lo secuestró al azar y lo asesinó cruelmente. La promesa de su padre de transformar ese dolor en acción se convirtió en una lucha que aún lo mantiene de pie, todos los días, a sus 80 años.

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