Cuando aparecieron no quedaba muy claro qué eran: tenían rasgos de ojotas, otros de sandalias y también de zuecos. Lo cierto es que la idea de crearlas les surgió a tres amigos durante un viaje por el Caribe. Es así que en 2002 fundaron Crocs, marca que comercializaba un calzado que no estaba destinado a las ventas masivas, sino para brindarles confort y comodidad a los navegantes. Es por ello que los primeros modelos se vendieron en el Salón Náutico de Fort Lauderdale, en un stand que atrajo a una enorme (e impensada) clientela.
Se hicieron cada vez más conocidas, muy aceptadas por gran parte del público y casi repudiada por otra, sobre todo por los expertos en moda que criticaron su diseño al que calificaron de "poco elegante, tosco" y que parcían ser el calzado "de una persona descuidada". La publicación The Cut bromeó, incluso, que eran "un método anticonceptivo 100 por ciento efectivo", dando entender que su diseño no era, precisamente, agraciado.
Pero ni la empresa ni sus directivos se ofuscaron por estos comentarios, seguros de que sus zuecos, eran y son un "icono". Todos los conocían aunque no les gustara. Así que, en lugar de cambiar su diseño, fueron más allá y crearon variantes del mismo, lo cual funcionó.
La hoy ejecutiva de la marca, Michelle Poole, se unió a la compañía hace siete años (en 2014). “Crocs era en realidad una de las marcas más conocidas considerando lo joven que era”, afirmó.
El salto de calidad
En 2016 una llamada telefónica catapultó el destino de la empresa: el diseñador británico Christopher Kane necesitaba pares para todos los modelos en su próximo desfile. Era un enorme desafío llegar en tiempo y forma, pero la ejecutiva pensó que podía ser un momento bisagra para la compañía, entonces tenían que lograrlo como fuera. “Moveremos cielo y tierra para que esto suceda”, recuerda haber pensado en ese momento.
En 2020 los ingresos crecieron casi un 13% a $ 1.4 mil millones, un máximo histórico para la empresa. Durante la primera mitad de 2021, la empresa generó $ 1.1 mil millones en ingresos, logrando un aumento masivo del 80% en comparación con la primera mitad de 2020.
Famosos y grandes marcas: ahora todos las quieren
En los últimos años celebridades como Justin Bieber, Post Malone y marcas como KFC, Anwar Carrots y Alife, entre otras, crearon sus propias cápsulas dentro de la empresa.
Al principio, para algunos, fueron una pronunciación en contra del establishment de la moda, dice Poole: “No nos importaba si la gente nos odiaba, íbamos a enfrentarnos a los que odian. La gente usaba la marca para hacer una declaración en contra de la moda".
"Habla de hacer que lo ordinario sea extraordinario. Y creo que fue el posicionamiento de la marca lo que realmente creó esa tensión", afirmó el diseñador.
Con el revuelo que se creó en aquel momento, luego fue la firma Balenciaga la que quiso trabajar con la marca, creando el icónico modelo de plataforma con pines.
Mel Peralta está a cargo del programa Greenhouse de Foot Locker, que vincula marcas establecidas con diseñadores emergentes. Cuando comenzó a trabajar con Crocs, la empresa no era exigente: dijeron que sí a las tres primeras colaboraciones que les propusieron ( Anwar Carrots, la diseñadora Nicole McLaughlin y la marca Daily Paper) y actualmente las propuestas les caen a montones: “Es raro que tenga que convencer a alguien".
Salehe Bembury (el exitoso ex diseñador de Yeezy y Versace) ahora produce sus propias y codiciadas colaboraciones con la marca. "Es realmente genial que introdujeran un producto en el mercado que durante los primeros quizás 10 años fue como una especie de risa, visto como una broma. Ahora se lo toma tan en serio como el Chuck Taylor. Es así de icónico".
Bembury ve un conjunto completo de zapatos que lideran un movimiento de calzado de goma sin cordones que se inspiraron bastante en las Crocs: las Yeezy Wave Runner, las sandalias Puddle de Bottega Veneta, las slip-on de Alyx y el Hydro Moc de Merrell.